La Revelación de la conciencia a sí misma se traduce por la Palabra, pero también por el efecto de ésta sobre su significante : la belleza. El cuerpo, y más precisamente la cara, como primer significante de la Palabra, es entonces transfigurado. El adorno subraya esta transfiguración y tan pronto como esté separado de su soporte biológico para ser referida a lo espiritual que expresa, se vuelve la máscara.