El equilibrio entre la amistad y la enemistad de las organizaciones sociales antiguas, es relativo : cuando la amistad prevalece, se desarrolla un sistema de reciprocidad positiva dónde el don (bajo distintas formas) domina.
La enemistad se transforma en simple “competición” entre los unos y los otros, animando una “lucha” para ser “el más grande” en términos de prestigio.
Así, pues, la reciprocidad de origen se transforma en dialéctica del don
de carácter agonístico (agôn : lucha).