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Teoría de la reciprocidad, vol. II, La Paz, Padep-gtz, 2003.

1. Las dos Palabras — Homenaje a Lupasco

2. La Palabra de oposición, el principio dualista

Dominique TEMPLE | 2003

El nombre de las organizaciones dualistas viene de que están divididas en mitades. Pero esas mitades son siempre el soporte a la vez de la amistad y de la enemistad. Es, pues, posible tomarlas a cada una como doble, como si hubieran dos mitades que se ayudarían mutuamente, amigas, superpuestas a dos mitades que se oponen, enemigas. El principio “dualista” hace de tal manera que las mitades enemigas sean las mitades amigas. Este equilibrio es muy bien valorado por la definición que Lévi-Strauss propone de él y que ya habíamos citado :

« Ese término define un sistema en el cual los miembros de la comunidad – tribu o pueblo – están repartidos en dos divisiones que mantienen relaciones complejas, que van desde la hostilidad declarada a una intimidad muy estrecha, y donde diversas formas de rivalidad y de cooperación se encuentran asociadas habitualmente » [1].

Lévi-Strauss ilustra enseguida el papel de una modalidad fundamental de la función simbólica que llama el principio de oposición :

« Dos héroes culturales, tanto hermanos mayor y menor, tanto gemelos, juegan un importante papel en la mitología : la bipartición del grupo social se continua a menudo por una bipartición de los seres y las cosas del universo y las mitades asociadas a oposiciones características : lo Rojo y lo Blanco, lo Rojo y lo Negro, lo Claro y lo Oscuro, el Día y la Noche, El Invierno y la Primavera, el Norte y el Sur, el Cielo y la Tierra, la Tierra Firme y el Mar o el Agua, lo Bueno y lo Malo, lo Izquierdo y lo Derecho, lo Fuerte y lo Débil, lo Mayor y lo Menor » [2].

Luego vuelve al equilibrio de lo positivo y negativo, ya que las condiciones de lo contradictorio son inmediatamente reestablecidas :

« Finalmente, las mitades están ligadas la una a la otra, no solamente por el intercambio de mujeres, sino por el suministro de prestaciones y contra prestaciones recíprocas de carácter económico, social y ceremonial. Esos lazos se expresan frecuentemente bajo la forma de juegos rituales, que traducen bien la doble actitud de rivalidad y de solidaridad que constituye el rasgo más sorprendente de las relaciones entre las dos mitades (…) Como trataremos de mostrar, el sistema dualista no da a luz a la reciprocidad : sólo constituye la puesta a punto de ella » [3].

La puesta a punto del principio de reciprocidad es la constante reactualización de equilibrio entre fuerzas contrarias.

La cuadripartición

En un caso particular, aislado por Tristan Platt [4] en los Andes bolivianos, la organización dualista parece desdoblada en cuatro mitades, dos por la solidaridad y dos por la hostilidad. Las comunidades de los Andes controlan la agricultura de manera que la misma comunidad posee tierra en las alturas y en los valles. El control ecológico repercute en la sociedad : el pastor de llamas de altura trabaja para el cultivador de maíz de abajo y recíprocamente. Las dos mitades de arriba y de abajo, que Platt llama puna y valle, son tan dependientes la una de la otra que sería peligroso para ambas romper su solidaridad. Las dos mitades no pueden cuestionar su complentariedad, que se asemeja a una complementariedad biológica.

El sentido de alto y bajo está fijado por las determinaciones de la naturaleza. Lo alto es “ecológicamente” alto y no sólo el opuesto imaginario de la otra mitad, mientras lo bajo es “ecológicamente” bajo. Esta sobredeterminación impide modificar los contenidos de las dos mitades : es definitivamente positiva. Las alianzas matrimoniales, que tienen lugar entre puna y valle, se convierten en relaciones simétricas de pura solidaridad.

Pero Platt observa que existen otras dos mitades (urinsaya y aransaya) que se reparten la montaña, y ello no en un plano horizontal sino vertical, y esas dos mitades están destinadas a oponerse periódicamente y recíprocamente en enfrentamientos que pueden llegar hasta la muerte de los hombres.

Figura 1
Figura 1

Entre esas dos mitades, urinsaya y aransaya, nunca hay relaciones matrimoniales, sino su “equivalente antagonista”. La descripción de Platt de esta equivalencia es muy sugestiva :

« En ciertos casos, en ausencia de autoridades públicas – especialmente durante los “ch’ajwas” (enfrentamientos) – los combates pueden alcanzar tal nivel de ferocidad que las víctimas son despedazadas con la mano desnuda (se desdeña el cuchillo) y comidas. He escuchado a los Macha jactarse de su reputación de “runamikhuj” (comedor de hombres) (…). Se me ha informado que los miembros de “aransaya” un día habían tomado la mujer del “kuraka” de “Urinsaya” y la habían violado colectivamente. Sin entrar aquí en un análisis detallado de los combates, hay que señalar la connotación sexual de las dos mitades, implícita ésta en los nombres « mitad de arriba » y « mitad de abajo ». La violación colectiva explicita esta relación ; por otra parte, comer y batirse están identificados ambos a la copulación en innombrables cuentos, bromas y adivinanzas  » [5].

Connotación sexual, pero inversión de sistema. La equivalencia entre devorar y acoplarse, batirse y aliarse, es una equivalencia, a condición empero de pasar de un sistema de reciprocidad negativa a un sistema de reciprocidad positiva [6]. Se puede deducir, en esta equivalencia, la hipótesis de que los dos sistemas de mitades, descritas por Tristan Platt, representan aquello de lo que un sistema dualista ofrece la síntesis mediante la superposición de una relación de amistad y una de hostilidad de igual intensidad. Para estas cuatro mitades, Platt emplea el término de “cuadripartición”. Como las dos primeras mitades están ecológicamente arriba y abajo, y que las otras dos urinsaya y aransaya aunque laterales desde un punto de vista topológico se llaman con términos que quieren decir superior e inferior, Platt estima que :

« El sistema cuadripartito puede ser considerado como el resultado de una doble operación a partir de la sola oposición alto/bajo » [7].

Pero entonces, no se comprende por qué dos mitades son hostiles y dos aliadas. ¿No debieran todas ser hostiles o aliadas ?

Como el autor emplea el término de “cuadripartición” también para definir la reciprocidad de alianza entre las mitades puna y valle, y lo emplea nuevamente para las manifestaciones de hostilidad entre las mitades urinsaya y aransaya porque esas manifestaciones de amistad u hostilidad son desdobladas entre hombres y mujeres, hay que admitir que se trata aquí de un principio lógico a priori sin contenido y que puede aplicarse a numerosas situaciones sin relación entre sí. Los Macha, y de forma más general los andinos, pensarían usando formas geométricas, pensarían por « cuadrados »… [8].

John V. Murra y Nathan Wachtel [9] discuten esta forma de ver :

« De hecho, el sentido profundo del dualismo andino se deja ver, sin duda, en uno de sus rasgos más originales, a saber, su estructura en “juegos de espejo” : los elementos que entran en una de las categorías clasificatorias son susceptibles de desdoblamientos indefinidos. Es así que la mitad de lo Alto se descompone en una parte percibida como lo Alto de lo Alto y otra considerada como lo Bajo de lo Alto (y así sucesivamente para las otras categorías). Esos desdoblamientos se cruzan, se entrecabalgan, engendran cuatriparticiones complejas, diseñando configuraciones diversas siguiendo el punto de vista adoptado » [10].

La regla enunciada por Murra y Wachtel debería encontrar una verificación en la observación de una progresión aritmética, ya que cada dualidad es susceptible de desdoblarse sola e independientemente de la otra. Por otra parte, el contenido de una serie dicotómica debería ser siempre lo mismo. En cada dicotomía deberían encontrarse nuevas identidades semejantes a las precedentes. La verificación de esta construcción estructuralista debería ser relativamente fácil… Pero, como quiera que fuese, el término cuatro no debería merecer aquí una preeminencia sobre el termino dos. El término de “cuadripartición” se hace redundante en relación al de “bipartición”. No tiene, en efecto, otra significación que la reiteración del principio de oposición de Lévi-Strauss.

La terminología de Platt testimonia, sin embargo, de una intuición que tal vez no se deja reducir al “desdoblamiento” de Murra y Wachtel. Pero ¿pensarán los andinos por “cuadrados” ?

Las observaciones de Platt subrayan una sobredeterminación ecológica entre puna y valle. Esta conduce a cuatro mitades mientras que dos permiten normalmente el equilibrio de reciprocidad. Se pasa, así, de la relativización mutua de lo negativo y lo positivo, que normalmente tiene lugar en las organizaciones dualistas, a una separación de lo positivo y lo negativo, pero también a su exacerbación. ¿Sería necesaria tal exacerbación para que el uno no pueda borrarse en la conciencia antes de ser confrontado con el otro ? Las cuatro mitades son, en efecto, indisociables a pesar de ser completamente opuestas de dos en dos. Las organizaciones cuadripartitas aparecen así como organizaciones dualistas en las que las fuerzas que sostienen el equilibrio contradictorio de la amistad y la enemistad están separadas. Esas fuerzas están separadas, aunque inmediatamente exageradas, como si ellas también pudieran engendrar así una resultante contradictoria en la conciencia de los miembros de la comunidad.

La cuadripartición visualizaría así términos en otras partes superpuestos, mezclados y relativizados. En esta hipótesis, la cuadripartición no puede ser retraída a la simple reiteración de una dicotomía formal. La cuadripartición, tal como nosotros la interpretamos, implica que la reciprocidad aparezca bajo una modalidad muy particular. Entre las mitades sobredeterminadas, puna-valle, la relación, en efecto, es exclusivamente de alianza. El elemento de lo alto y el elemento de lo bajo son solidarios y sólo solidarios. Una reciprocidad tal retrae la alianza matrimonial a una complementariedad biológica. Ella reduce el sistema de parentesco a una simetría de solidaridades : “el intercambio” de hermanas o de hijas (la hermana del de arriba va abajo, mientras que la hermana del abajo va arriba). Sin embargo, los ritos que nos recuerda Platt evocan un dualismo en el que tiene lugar la expresión negativa de la reciprocidad. En el rito de la fundación de un hogar, dos hombres que se disfrazan de pájaros suben al techo a simular el principio de la construcción de un nido, que acaba en una disputa, mientras que dos hombres abajo acumulan y confunden juntos los bienes de los dos esposos en la casa, disfrazándose de viscachas. Los macha mismos dicen, observa Platt, que una familia no es el resultado de la complementariedad de dos opuestos, ya que se dice a veces que cada familia es tawantin (compuesta de cuatro elementos). Así, la reciprocidad de parentesco escaparía de la sobredeterminación de la reciprocidad de dones.

Sin embargo, un término macha define también la reciprocidad de solidaridad pura : yanantin.

« Yanantin está formado de la raíz “yana” (= ayuda ; cfr. “yanapay” = ayudar) y de la terminación -ntin. Solá (1967) describe -ntin como « inclusivo, con implicaciones de totalidad, inclusivo espacial de una cosa en una otra, identificación de dos elementos como miembros de la misma categoría ». Se puede traducir entonces literalmente “yanantin” por “los que se ayudan mutuamente unidos en una sola categoría”. » [11].

Se comprende que el término yanantin sea, por derivación, utilizado para definir el par y toda simetría bilateral. Los ojos, las orejas, las manos, los gemelos del mismo sexo, etc., son yanantin. La cuadripartición conduce así a definir las mitades positivas y las mitades negativas como pares, con cada uno que obedece a una reciprocidad que calificaremos de unívoca. Ella es la de una sola dimensión, la amistad o la hostilidad. En la cuadripartición estudiada por Platt, la separación de las funciones positivas y negativas conduce, pues, a dos sistemas de reciprocidad unívoca. Pero cada sistema es el contrario del otro.

En los Andes, el término dualista es utilizado frecuentemente para significar una reciprocidad de tipo yanantin. Ahora bien, la verdadera organización dualista pone frente a frente no sólo la solidaridad sino también la hostilidad y de tal manera que la hostilidad y la amistad se equilibran para mantener, entre los unos y los otros, cierto espacio contradictorio. Si se quisiera retener el sentido que le presta Wachtel de simple reduplicación, el término dualista sería insuficiente para describir tales comunidades. Habría que complementarlo con un concepto que significase que la dualidad positiva se cruza con una dualidad semejante pero negativa. Habría que inventar un principio de cruce  (lire la définition) cuya función fuese la de restaurar la relación de hostilidad allá donde hay relación de identidad, con el objeto de crear lo contradictorio. Se comprende, entonces, que disociadas esas relaciones puedan disponerse según la imagen de un cuadrado o incluso de una cruz para traducir la adopción, por cada término opuesto, de una parte del otro, o el redoblamiento de una oposición por esta oposición invertida.

La forma de reciprocidad podría, pues, definirse mediante esta matriz :

Figura 2
Figura 2
Sistema quadripartito

Una matriz tal hace aparecer dos fórmulas dualistas verdaderas (+ –) y dos formas de reciprocidad unívoca (+ +) y (– –), cuya oposición forma el sistema cuadripartito.

El origen de la cuadripartición

¿Cómo se pasa de la noción de dualismo a la de cuadripartición, o viceversa ?

En su tesis sobre la reciprocidad de parentesco, Lévi-Strauss explicaba :

« Comprendemos, bajo el nombre de intercambio restringido, a todo sistema que divide el grupo, efectiva o funcionalmente, en un cierto número de pares de unidades intercambiadoras y tales que, en un par cualquiera X–Y, la relación de intercambio sea recíproca, es decir, que si un hombre X esposa a una mujer Y, un hombre Y debe siempre poder esposar a una mujer X. La forma más simple del intercambio restringido está dada en la división del grupo en mitades exogámicas, patrilineales o matrilineales. Si se supone que a una dicotomía fundada sobre uno de los dos modos de filiación se superpone una dicotomía fundada sobre el otro, se tendrá un sistema de cuatro secciones en vez de dos mitades » [12].

Un análisis de Sahlins del sistema de reciprocidad de los Moalans (este de la isla Fidji) nos permite ser más explícitos [13]. En la isla Lau, « Todas las cosas van de a dos » La organización social es típicamente dualista. Sahlins enumera una serie de oposiciones contrastadas y las comenta así :

« Pero no sería justo considerar esos contrastes simplemente como una serie de oposiciones conformes (…) en sus términos más generales ; la lógica recíproca es que cada “suerte” mediatice la naturaleza de la otra, que es necesaria para la realización y la regulación del otro, de manera que cada grupo contenga necesariamente al otro. La configuración que resulta de ello no es tanto una simple oposición como un sistema de cuatro partes operado por la réplica de una dicotomía dominante » [14].

Como Platt, Sahlins hace del principio de cuadripartición un principio inicial, un código que informa, tanto las relaciones de parentesco y alianza, como los ritos, la producción, el valor de los bienes, etc.

« En las islas Lau, en verdad, todo va por cuatro. Cuatro es el concepto numérico de una totalidad. Son necesarios cuatro grupos para hacer una isla, cuatro días de intercambio (de cuatro tipo de bienes) para realizar un matrimonio, cuatro noches de tratamiento para realizar una curación (…) Inmediatamente, la mención de sistemas de cuatro partes evocaría al antropólogo un tipo clásico de sistema matrimonial y el tendría razones para suponer su existencia en Moala » [15].

Un código así, sin embargo, responde a un principio estructural. Cuando se dice, en efecto, que cada grupo contiene necesariamente al otro, también se dice que el otro no es reductible al uno. Aquí, la reciprocidad redobla la identidad de la diferencia. La relación dual es, pues, doble desde el principio. La relación cuadripartita, según Sahlins, proviene de lo que la reciprocidad pone en presencia no de amigos o enemigos, sino de amigos y de enemigos ; de que el dualismo no corresponde, solamente, a una oposición y una bipartición de valores complementarios, sino al redoblarse de esta bipartición de valores complementarios por una bipartición de valores contrarios a los precedentes.

Lévi-Strauss, en ese sentido, había mostrado que toda filiación unilateral enmascara una doble dicotomía, y que la doble filiación no es solamente la reduplicación de una dicotomía inicial, sino la oposición de una filiación a otra :

« Un régimen de filiación matrilineal no reconoce ningún lazo social de parentesco entre un niño y su padre, y en el clan de su mujer – del que sus hijos hacen parte – él mismo es un “visitante”, “hombre-de-afuera” o un “extranjero”. La situación inversa prevalece en un régimen de filiación patrilineal » [16].

Es decir, que la ausencia de la segunda filiación significa una negación del contenido de la primera filiación. Como ésta tiene por contenido la identidad, esta ausencia significa la diferencia, ya que si la filiación matrilineal perpetúa la identidad, la continuidad, la « no »-patrilinealidad significa lo heterogéneo, lo exógeno, la ruptura : la hostilidad. Lévi-Strauss subraya, de una manera muy general, que la filiación matrilineal se acompaña de la residencia patrilocal. El marido es un extranjero, “un hombre de afuera”, a veces, un enemigo,

« (…) y, sin embargo, la mujer se va a vivir a su casa, en su pueblo, para procrear niños que nunca serán los suyos. La familia conyugal se encuentra quebrada y se vuelve a quebrar sin cesar. ¿Cómo una situación semejante puede ser concebida por el espíritu, cómo pudo inventarse y establecerse ? No se lo comprenderá, a no ser que se vea en ello el resultado de un conflicto permanente entre el grupo que cede la mujer y el que la adquiere. Cada uno, sucesivamente, se hace con la victoria, según los lugares. (…) La filiación matrilineal es la mano del padre, o del hermano de la mujer, que se extiende hasta el pueblo del suegro » [17].

La reciprocidad de parentesco es un combate ; no es solamente una solidaridad. Es una solidaridad que se cruza con una hostilidad. Hay que arrancar al otro algo, tanto como que hay que donar al otro. La reciprocidad no es unidimensional. Está sometida al principio contradictorio.

*

Pour citer ce texte :

Dominique TEMPLE, "La Palabra de oposición, el principio dualista", Las dos Palabras — Homenaje a Lupasco, 2003, http://dominique.temple.free.fr/reciprocite.php, (consulté le 28 mars 2024).

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Notes

[1] LÉVI-STRAUSS, C. Les structures élémentaires de la parenté, Paris, Mouton (1947), 1967, p. 80.

[2] LÉVI-STRAUSS, C. op. cit., p. 80.

[3] Ibíd., pp. 80-81.

[4] PLATT, Tristan. “Espejos y maíz ; el concepto de Yanantin entre los Macha de Bolivia”, in “Parentesco y matrimonio en los Andes”, Pontifica Universidad Católica del Perú, Lima (1980). En francés : “Symétries en miroir. Le concept de yanantin chez les Macha de Bolivie”, Annales. Économies, Sociétés, Civilisations, Collection Persée, 33e année, N° 5-6 septembre-octobre, Paris, Armand Colin, 1978, pp. 1081-1107.

[5] Ibíd., p. 1091.

[6] Lévi-Strauss dice en efecto, a propósito de la similaridad de las relaciones alimenticias y sexual : « Aún aquí se alcanza el nivel lógico por empobrecimiento semántico : el “más grande” común denominador de la unión de los sexos y del que come y el que es comido, es que uno y otro operan una conjunción por complementariedad » LÉVI-STRAUSS, C. La pensée sauvage, Paris, Plon, 1962, p. 140.

[7] PLATT, T., op. cit., p. 1087.

[8] PLATT, T., op. cit., p. 1104.

[9] MURRA, John V. & Nathan WACHTEL, “Présentation”, Annales. Économies, Sociétés, Civilisations, Collection Persée, 33e année, Nº 5-6 septembre-octobre, Paris, Armand Colin, 1978, pp. 889-894.

[10] MURRA, J. V. & N. WACHTEL, op. cit., p. 893.

[11] PLATT, T., op. cit., p. 1096.

[12] LEVI-STRAUSS, C. Les structures élémentaires de la parenté, op. cit., p. 170.

[13] SAHLINS, Marshall. (1976), trad. fr. : Au cœur des sociétés, raison utilitaire et raison culturelle, Paris, éditions Gallimard, 1980.

[14] SAHLINS, M., op. cit., p. 40.

[15] Ibíd., pp. 44-45. Cómo no recordar a Marcel Granet describiendo el matrimonio en China : « Entre ellos la proximidad es tan grande que puede serla sin llegar a la identidad sustancial. Esta proximidad particular a aquellos que están llamados a formar no un grupo, sino una pareja, reposa no en cualidades comunes, sino en cualidades complementarias. Está fundada en sentimientos mixtos en los que entran, en partes iguales, un espíritu de solidaridad, un espíritu de rivalidad. Una palabra que significa cónyuge significa también rival e incluso enemigo. La mujer introducida en la familia agnática de los tiempos feudales es una asociada que, pronto transformada en enemiga, frecuentemente entra en lucha con su esposo para defender los intereses de su propia parentela. El grupo de cónyuges anexados a una familia indivisa, al mismo tiempo que forma un lote de rehenes, es un partido de delegados que representa a un grupo rival. » GRANET, Marcel. La civilisation chinoise (1929), Paris, Albin Michel, 1988, p. 182.

[16] LÉVI-STRAUSS, C., Les structures élémentaires de la parenté, op. cit., p. 120.

[17] Ibíd., p. 136.