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Libro en courso de publicación en Bolivia.

Capítulo 10

“Ideología marxista” y “teoría moderna de la reciprocidad” – Crítica de las tesis de Álvaro García Linera

10. La ideología marxista y la ciencia

Dominique TEMPLE | 2010

Resumen

La ciencia sólo parcialmente está infeudada al sistema capitalista por la razón utilitarista : ella constituye un poderoso recurso contra la alienación de la ideología capitalista.

La técnica no está exclusivamente determinada por la parte de la ciencia dominada por el sistema capitalista. Escapa a las capacidades de control se sus empleadores. Pero el tiempo liberado por la técnica no se constituye por tanta más libertad revolucionaria en el interior del sistema capitalista.

La tesis de Lacan prolonga el análisis de Marx sobre la plusvalía (el plus de goce).

Marx anticipó el porvenir de una solución post-capitalista fundada en el principio del trabajo en una forma social construida sobre la reciprocidad. Pero la ideología marxista se hizo con la descripción de las leyes internas del sistema capitalista y las promovió a categorías generales, contentándose con aplicar esas “categorías marxistas” a todas las sociedades del mundo.

*

¿Está la ciencia al servicio del capitalismo ?

Según Marx, la necesidad interna del sistema capitalista (crear siempre más valor a fin de producir siempre más plusvalía y ganancias) conduce a explotar todas las riquezas del mundo pero también todos los medios para producirlos y consecuentemente, desarrollar la ciencia al máximo García Linera también nos recuerda que, según Marx, el relevo del conocimiento objetivo es el que permitió al sistema capitalista poner bajo su tutela todo proceso de trabajo [1]. Así, el sistema capitalista integraría el conocimiento y la ciencia en la producción de siempre más valor de cambio. El crecimiento estaría asegurado por la ciencia gracias a la técnica (la tecno-ciencia).

Si el sistema capitalista fuera el único capaz de permitir al conocimiento un crecimiento infinito, ¿no sería la condición sine qua non del porvenir humano ? García Linera abre así una controversia que interesa ya no solo a la razón práctica, a la conciencia ética, sino a la razón teórica, la fuente de la ciencia y de la técnica [2].

¿Está la técnica al servicio del sistema capitalista ?

¿Es que se puede, sin embargo, imponerle a la ciencia la tutela del sistema capitalista, pretextando por ejemplo que la técnica, que aparece como la aplicación de la ciencia, está comandada por el sistema capitalista ? La técnica ¿sería el medio por el cual la producción capitalista sometería la ciencia a sus objetivos ? Con la ciencia interesada en el conocimiento de la materia y la economía capitalista utilizando la materia, la técnica articularía sus dos dinámicas paralelas, como los durmientes de dos rieles. Se tendría la impresión de que el sistema capitalista obedece a leyes naturales reflejadas en el espíritu humano por la ciencia [3].

Sin embargo, según García Linera, la técnica aumentaría la capacidad del sistema capitalista de producir valor disminuyendo el tiempo de trabajo, de manera que el sistema no podría asegurar siempre el pleno empleo. El tiempo liberado se convertiría en la fuente de otro modo de producción [4]. Por una parte, la técnica confirmaría la coherencia lógica del sistema capitalista, por el otro dejaría esperar una liberación del sistema capitalista. Sería una “contradicción viviente” [5].

“El tiempo (…) ahora ya no existirá como contenido de la riqueza ni sustancia de la actividad humana. Éste será postulado, en cambio, como goce común universal, así como espacio de la realización del ser humano en la plenitud de sus capacidades contenidas y la perfección de sus relaciones con la naturaleza exterior…”. (Forma valor, pp. 163-164).

El lirismo de ese texto (el tiempo libre creador, la plenitud de las capacidades del ser humano, la perfección de sus relaciones con la naturaleza, el goce social de la abundancia…) habla de la esperanza de que el trabajo liberado se haga liberador. Relaciona con la técnica seleccionada por el sistema capitalista, la promesa de liberar tiempo de trabajo para acabar con el mismo sistema capitalista. Y, de golpe, se acepta sin cuestionarla la definición dada de la técnica, ya que ésta es comprendida retrospectivamente como prometedora o fecunda. Pero la realidad es muy otra : la exclusión y el paro se acrecientan para los desheredados ¡no su tiempo creador ! La baja tendencial de la tasa de ganancia y el hiper consumo no conducen a la disminución del provecho mismo y no conducen al poder del proletariado, sino al reajuste estructural. Esta cuestión fue largamente comentada porAntonio Negri [6]. Negri cita un texto de los Fundamentos a la Crítica de la Economía Política en el cual Marx sostiene que, incorporando totalmente al obrero en la génesis de la plusvalía para sostener el crecimiento constante del provecho, el sistema capitalista obliga a hacerse conciente de que es el creador de la plusvalía. Pero el sistema capitalista concibe el valor como poder material, como poder de dominación. Reproduce entonces sin parar la producción, pero también puede destruirla si la plusvalía que crea ya no es la condición o la fuente del provecho. Dicho de otra forma, no puede aceptar la liberación del tiempo de trabajo del obrero que le permitiría sustraerse de su explotación.

Negri cita a Marx :

“El capital obliga al obrero a trabajar más allá del trabajo necesario. Es la única forma, para él, de valorizarse y producir una plusvalía. Pero, por otra parte, no utiliza el trabajo necesario sino en la medida en que creará sobre-trabajo y en que éste podrá realizarse bajo la forma de plusvalía. Plantea entonces al sobre-trabajo como condición del trabajo necesario : la plusvalía es el límite del trabajo objetivado y del valor en general (…).
Por su misma naturaleza, el capital plantea entonces trabas al trabajo y a la creación de valor, lo que está en contradicción con su tendencia a acrecentarlos sin límites. El capital es, así, una “contradicción viviente” [7].

Negri comenta :

“Desde ese punto de vista, el concepto mismo de capital se convierte en el concepto de una estrategia, de un proyecto de dominación que es constantemente reajustado a una producción que regula de forma exactamente proporcionada a su expansión sobre los imperativos del mando y de la ganancia” [8].

Ciertamente, ve muy bien cuando añade : “El capital puede dar libre curso a su fuerza de determinación hasta la guerra y la destrucción”.

Rechazando esta dialéctica del sistema capitalista del que reconoce que la polaridad no se invierte, pero queda siempre determinada por la ganancia, propone proceder a la destrucción del sistema de la forma más radical, “Es necesario destruir al adversario. Sólo la práctica comunista puede destruirlo...” [9], lo que desgraciadamente no implica la concepción de otro modo de producción, sino que conduce a enfrentamientos sangrientos.

¿Qué dice Marx de esta contradicción viviente, y cómo se la sobrepasa ?

“La creación, fuera del tiempo de trabajo necesario, de numerosas distracciones en provecho de la sociedad en general y de cada individuo en particular para el pleno desarrollo de sus facultades creativas, aparece en el sistema capitalista y precapitalista como tiempo de no-trabajo, como entretenimiento para algunos. Lo que hay de nuevo en el capital, es que aumenta el tiempo de sobre-trabajo de las masas por todos los medios del arte y la ciencia, ya que también tiene como objetivo inmediato no el valor de uso, sino el valor en sí, que no puede realizar sin la apropiación directa del tiempo de trabajo, que constituye su riqueza. Así, reduciendo al mínimo el tiempo de trabajo, el capital contribuye a pesar suyo a crear el tiempo social disponible al servicio de todos, para el esparcimiento de cada uno. Pero, al crear el tiempo disponible, tiende a transformarlo en sobre-trabajo. Cuanto más lo logra, más sufre de superproducción, y tan pronto como no está en condiciones de explotar el sobre-trabajo, el capital detiene el trabajo necesario. Cuanto más se agrava esta contradicción, más se percibe que el acrecentamiento de las fuerzas productivas debe depender no de la apropiación del sobre-trabajo por el otro, sino de la masa obrera misma” [10].

En este análisis « pre situacionista » (“lo que hay de nuevo en el capital, es que aumenta el tiempo de sobre-trabajo de las masas por todos los medios del arte y la ciencia”), no es por la liberación de un tiempo de trabajo mediatizado por la ciencia (aunque sea socialmente dominada) al término de un proceso intrínseco al desarrollo capitalista, que la humanidad se liberaría, ya que la perennización de las ganancias exige la destrucción del tiempo liberado.

Marx preveía que el sistema capitalista sería lúcido respecto a su propio proceso, que podría anticipar su deterioro al minar la base técnica y científica que podría escapar a su control.

Sin embargo, las técnicas científicas imponen un rigor cada vez más grande, obligando al rechazo de ciertas prácticas que ponen en peligro las fuentes y las condiciones de existencia de toda la sociedad : es el argumento “gorbacheviano” de ahora estamos todos en el mismo barco [11], argumento también de la crítica ecológica (Illich, etc.). Puede esperarse pues que la técnica contribuya a cuestionar lo arbitrario de la explotación capitalista.

Para resumir, la plusvalía que resulta de la explotación es la “causa final” la razón de la acumulación capitalista. Una vez convertido en máquinas-herramientas, el capital informa el trabajo obrero mediante el consumo dirigido como condición de la reproducción de sus propias condiciones de existencia. El consumo se convierte en el resorte (siempre movido por la explotación) del desarrollo de las condiciones de existencia de la sociedad entera.

El marxismo, al convertirse en la voz de los más desheredados y desposeídos, de los explotados y los excluidos, reivindica en primer lugar su derecho a la existencia y responde así al sistema capitalista en su terreno. La revolución de Octubre, por ejemplo, estuvo obligada a responder mediante la violencia a la violencia de clases sociales que no imaginaban otras relaciones.

La cuestión cambió luego de naturaleza, cuando los capitalistas se interesaron en que el consumo mueva la producción. Tuvieron que tratar al proletariado ya no como a un productor, sino como a un consumidor. El consumidor se ha convertido entonces en el juguete de los media entregados a la ganancia. La economía capitalista pudo entonces desarrollarse sin alternativa.

La tesis de Lacan : el “plus-goce” como relevo de la “plus-valía”

Jacques Lacan denuncia la ilusión de un cambio de sistema a partir de una ruptura provocada por el goce consumista en el interior del sistema capitalista, cuando la producción llegaría a satisfacer las necesidades de todos, mostrando que el goce sin obstáculos ni límites (eslogan de Mayo del 68) podía también convertirse en un motor de la producción capitalista : el “plus de goce” se propone, en efecto, como el equivalente, a nivel del consumo, de la plus-valía a nivel de la producción – es decir como la trampa del deseo.

Llama “objeto pequeña a” a la causa invisible del deseo (la dinámica del tercero incluido) que el objeto producido para el consumo y por la producción capitalista tiene por función la de sustituir o representar incluso reificar como señuelo. El objeto (a) de Lacan, este “objeto” es virtual : se escamotea sin cesar a la toma de la posesión, comprendida la del goce, no tiene naturaleza física ya que es creado por la relación con el otro. Es una creación de lo humano más allá de lo humano, para parafrasear a Negri, y cuya afectividad por la cual se manifiesta es la de la felicidad, que se crea a partir del trabajo por el otro, para retomar la idea de Marx.

Lacan hacía ver en el deseo una potencia que no se satisface con ningún señuelo y que, al contrario, los descalifica incansablemente, aunque añadía que la descalificación del objeto de consumo era recuperada por el sistema capitalista como el resorte de su reproducción incesante, reproducción sobre la que el capital vela celosamente. Para el sistema capitalista, la cuestión no es pues la de destruir la reciprocidad, esta matriz del “trabajo por el otro”, sino de ponerla fuera del alcance de los hombres a fin de ahondar la falta del valor que engendra… con lo que la falta se sustituye al deseo. Es a partir de la falta de los valores producidos por la reciprocidad que el sistema capitalista puede asegurar una producción de objetos sustitutivos, las trampas del consumo (el hiperconsumismo), objetos cuyo valor de cambio es tanto más grande cuanto más rápido son descalificados y reemplazados por otros [12]. La destrucción y el derroche se convierten en un multiplicador de las ganancias.

El plus a gozar encarna esta destrucción, como otra vez la plus-valía, el trabajo viviente : el sobre-consumo es consumación.

El objeto a tiene pues dos fases : su poderoso desvanecimiento como expresión del deseo, y su realidad fantasmal expresada por la consumación que da la ilusión de dicha (el goce), ilusión suficiente como para asegurar el beneficio capitalista.

¿Habría pues que esperar a que el trabajo liberado conduzca a los consumidores a cuestionar una máquina que satisfaría su falta en vez y en lugar del deseo ?

Rabelais ironizaba sobre la idea de que la liberación de la deuda conduciría a la liberación del consumidor explotado :

« Pero, preguntó Pantagruel, ¿cuando estaréis libres de deudas ?
En las calendas griegas, respondió Panurge ; cuando todos estén contentos y se será heredero de uno mismo. !Dios me libre de estar fuera ! Ya no encontraré entonces a quién me haga un préstamo. Quien por la noche no guarde levadura no podrá encontrar por la mañana masa levantada. ¿Le debéis siempre algo a alguien ? Por aquél se rogará eternamente a que Dios os de larga, buen y feliz vida. Temiendo perder esa deuda, os irá siempre bien en esas compañías, siempre nuevos acreedores os solicitarán, a fin de que hagáis méritos, y con tierra de otros llenéis su tumba » [13].

El deudor sostiene el edificio tanto como el acreedor, ya que no puede pasarse de una relación de reciprocidad que, de desaparecer, lo dejaría sin vida. La deuda es pues reconducida eternamente por el mismo que es su víctima, como la condición de su condición humana [14].

Es muy probable que falte entonces una articulación en la ideología marxista, por mucho que ella se encuentre evocada por Marx. Marx, en efecto, define lo humano no a partir del goce generalizado de los valores de uso, sino a partir del trabajo en la reciprocidad generalizada (la Gemeinwesen (la comunidad) de Marx) [15].

La matriz del objeto (a), la matriz de los valores humanos, la matriz de este más allá al que todo hombre aspira, la matriz de conciencia y de esta dinámica que se llama deseo es la reciprocidad.

Queda pues por descubrir cómo la sociedad podría tomar el relevo de la explotación capitalista, que la condena a explotarse a sí misma, y cómo podría orientar el crecimiento sobre objetivos diferentes a los de la acumulación cuantitativa del valor de cambio.

¿Se trataría de la producción de otro valor que el valor de cambio, para escapar a la maldición del trabajo inhumano, pero cómo producir este otro valor ?

El ser pensante rivaliza con el ser viviente

Para el proletariado, inmerso en el sistema de producción capitalista, el horizonte debe convertirse en el pleno desarrollo de las fuerzas productivas como condición de la producción, como dice Marx, ya que su desarrollo está actualmente determinado, es decir limitado por los solos objetivos del provecho, y este límite le impide transformar el progreso económico en progreso social. Es por lo menos así que entiendo el texto de Marx citado por Negri :

“La universalidad del individuo ya no se realiza en el pensamiento o la imaginación ; ella vive en sus relaciones teóricas y prácticas. Está pues en condiciones de aprehender su propia historia como un proceso, y de concebir la naturaleza con la que verdaderamente hace cuerpo de una forma científica (lo que le permite el dominarla en la práctica). A partir de ahí, el proceso de desarrollo es él mismo producido y concebido como una premisa. Pero es evidente que todo ello exige el pleno desarrollo de las fuerzas productivas como condición de la producción : es necesario que las condiciones de producción determinadas dejen de aparecer como trabas al desarrollo de las fuerzas productivas” [16].

Las condiciones de producción « determinadas » son las condiciones impuestas por el sistema capitalista. Las condiciones « del pleno desarrollo » exigen concebir la naturaleza de forma científica, aunque aún falta que la ciencia sea la ciencia ¡y que esté por tanto liberada del sistema capitalista !

Por trabajo viviente que domina la naturaleza mediante el conocimiento de sus leyes, Marx entendía a la vez la fuerza viva del trabajador y el trabajo del pensamiento, que le parecía como una modalidad de la vida.

Ya no caemos en esta confusión : la energía psíquica es diferente de la energía biológica. Si la energía psíquica resulta de la relativización de la energía física y la energía biológica, es irreducible tanto a una como a la otra. El trabajo no solo es el trabajo viviente y el trabajo muerto (de máquinas), sino que es también el trabajo pensante.

García Linera lo sobre entiende cuando estima, refiriéndose a Marx, que :

“La emancipación social del trabajo y el no-trabajo medido por el tiempo, el trabajo como simple desprendimiento no cuantificable de prodigalidad y de fuerza corporal-intelectual hacia los demás corresponde a un momento posterior y superior : a lo que se ha venido a denominar la comunidad universal”. (Forma valor, p. 164).

Los dos términos que retendremos serán “hacia los demás” y “comunidad universal”, si “hacia los demás” significara el trabajo por el otro, como en Marx, y no solamente hacia el otro. El decir superior del trabajo actual y el decir posterior lo refiere desgraciadamente al término de una evolución de la que no se ve el fin, ¡mientras que debiera ser el comienzo de la revolución ! (de la que no se ve el fin en el sistema capitalista… ¡pero que es el comienzo en las comunidades de reciprocidad !).

El capitalismo no puede impedir la independencia creciente de la tecnología en relación a su gestión, lo que conduce a una liberación de una nueva forma de apropiación del trabajo por la sociedad entera, directamente por la sociedad civil o por el Estado. La sociedad democrática se convierte entonces en la fuerza de regulación del crecimiento del capital. La sociedad entera deviene capitalista mientras no disponga de otro modo de producción..

Superar o la contradicción debe pues producirse por la apropiación colectiva de las fuerzas productivas. Se trata de sustituirle un modo de producción a otro. ¿Pero qué es la modalidad de este nuevo modo de producción ? Ella es el trabajo humano. Es decir, el trabajo en la reciprocidad.

A partir de ahí, el trabajo ya no tendría la misma definición. El crecimiento del consumo, condición del goce capitalista, ya no podría ser la única fidelidad a la inversión. El desarrollo no podría ser el de las fuerzas productivas, a menos que ellas sean las fuerzas productivas de valores humanos. El Vivir Bien se opondría al Vivir Más, la Ética al Provecho.

Es lo que cuenta el mito de la tradición hebraica de una forma más elocuente que cualquier argumento filosófico : La Vida Buena, dice, solo nos ha sido dada para ser perdida, y re-producida por nosotros mismos gracias a nuestra capacidad de rebasar la vida biológica mediante… el trabajo. Sin embargo, he aquí que el Demonio, el Diablo, de los que hemos hablado a propósito del fetichismo, promete el goce del universo, y el poder de dominación sobre todo con tal de que se lo reconozca, a él, como Palabra auténtica sobre el mundo. Se trata aquí de la palabra que se enlaza con la representación de las cosas. Si se limita la Palabra a esta adecuación de las palabras y las cosas, se puede olvidar la matriz de la alianza. Y si uno se contenta con el poder sobre las cosas, uno puede declararse principio del Bien o de la Verdad según su imaginario y su goce : Satán.

Todas las Tradiciones proclaman la Alianza y la Filiación, mediante la prohibición del incesto entre hermano y hermana y entre la madre y el hijo, la hija y el padre, desde que la conciencia toma conciencia de sí misma bajo el nombre de revelación. Y todas confrontan la reciprocidad a la no-reciprocidad, Dios al Diablo, la Palabra viva a la Palabra vana. Y el Hombre vacila. Tendrá que reconocer en qué su conciencia es distinta de la naturaleza física y biológica y que libera lo simbólico y lo imaginario. Tendrá que afrontar el Poder fundado en el fetichismo del valor (fuerza, raza, capital)… Y este debate no es solo de ahier. Recientemente, el hitlerismo levanto la energía biológica contra la energía psíquica. Pretendió que la conciencia revelada no era sino el avatar de un determinismo genético del pueblo judío (pueblo que se dice como todo pueblo, elegido… por la revelación) y como prueba de que un genoma superior (germánico) lo dominaría, trató de hacer desaparecer lo que trataba como un “avatar genético”, por la Solución final. La antinomia de la conciencia revelada en la reciprocidad (la alianza y la filiación) y del poder de dominación sobre el mundo no resiste a la empresa de los símbolos : la cámara de gas para asfixiar el soplo de la Palabra, los hornos crematorios para extender la zarza ardiente… La Solución final fue un duelo entre el Poder que mata y el Espíritu que resucita allá donde el Poder lo mata. Pero la conciencia no puede ser matada, ya que no es genética, y porque emerge de la relativización de la naturaleza biológica y de la naturaleza física, como si apareciera a partir de nada. Este nacimiento a partir de nada (la creación) procede de la relativización de la vida y de la muerte en cada comunidad de reciprocidad, es la insurrección permanente de la Humanidad contra el Poder de dominación. Hoy en día, la insurrección de los Justos se ha hecho mundial, y queda por darle a la Razón los medios necesarios para que deshaga las empresas… del Diablo.

García Linera concibe la relación entre la producción y el consumo en las comunidades arcaicas como una relación de complementariedad entre diferentes funciones, tan bien articuladas entre ellas, que no habría entre las unas y otras ninguna separación. El proceso del trabajo es imaginado como una relación de producción-consumo-inmediato, sea a título familiar, al del parentesco consanguíneo, o al de las asociaciones agrícolas solidarizadas por la necesidad. No habría entonces la posibilidad de que aparezca otro valor que el valor de uso.

¿Qué puede observarse ? Las comunidades humanas suspenden toda conexión inmediata entre la producción y el consumo para abrir un espacio a un Tercero gracias a la reciprocidad. Un Tercero sobrenatural, si se llama « naturaleza », evidentemente, a la naturaleza física y biológica. Este Tercero es la Humanidad, es decir la conciencia que se define a sí misma como liberada de los determinismos de la naturaleza, libre, pues ; y como no pertenece a nadie exclusivamente, ya que es engendrada por la relación entre los hombres, cuando se quiere significar su autonomía de forma objetiva frente a cada cual, se inventa la palabra Dios o Espíritu. Cada hombre se dice entonces necesariamente hecho a su imagen, ya que él es la sede de su advenimiento y de que puede testimoniar inmediatamente de ello mediante la Palabra. Se dice entonces que la Palabra es la encarnación de Dios ! Véase por lo menos lo que dice la Tradición de los Guaraní : el alma-palabra es una porción divina de Dios, o todavía : la Palabra es el alma divina enviada por Nuestro Padre a cada uno de sus hijos [17].

El lenguaje imaginado por los Guaraní declara que gracias a la relación de reciprocidad, el hombre adquiere la conciencia de la que la Palabra es la manifestación para cada uno de quienes participan en su génesis ; o se dice ya también que la Palabra es la expresión de la conciencia que se recibe cuando se participa en una relación de reciprocidad, sea de alianza o de filiación (de generación en generación a partir de Nuestro Padre el Primero (que no tuvo comienzo) (Ñande Ru vusu). La Palabra Dios (Ñande Ru=Nuestro padre), aquí dice lo mismo que principio en un lenguaje científico.

La palabra silenciosa (el símbolo, la prenda, el don) ya es el testimonio de que el hombre no es un animal, que es la sede de valores que no son de naturaleza física o biológica, sino de naturaleza psíquica, y que la creación de esos valores es el objetivo principal de su producción material. Para alimentarse y reproducirse, no tendría necesidad de la Palabra, bastaría con señales, como las que utilizan las abejas o las hormigas para construir colmenas u hormigueros. (Marx toma la imagen de la ardilla que esconde sus nueces).

Desde que el hombre habla, puede dar sentido a todo lo que nombra y, por cierto, a las prestaciones económicas, que no obedecen ya a leyes naturales, como lo entienden los capitalistas, sino a leyes sobre-naturales, es decir a las leyes del lenguaje.

Sin embargo, la primera obligación de la Palabra es la de reproducir la reciprocidad bajo la forma de la hospitalidad. Los amerindios saben bien que no solamente se otorga la hospitalidad a los colonos, ya que les atribuían ser representantes de Dioses o Espíritus sino que los invitan a participar de sus estructuras de reciprocidad, ya que de entrada les daban crédito por los valores éticos engendrados por esas estructuras de producción. Y aún puede verificarse esta invitación a todas las haciendas del altiplano y las comunidades de la Amazonía en la que nadie (¡ni siquiera los colonos !) concibe rechazar el techo y el alimento a un extranjero.

El dominio de la reciprocidad por la razón, y consecuentemente la dominación de la génesis de valores éticos, es entonces necesaria para librar al hombre de toda sujeción del imaginario o del goce absoluto. Sin embargo el conocimiento de las estructuras de reciprocidad requiere el reconocimiento de la lógica necesaria, por la ciencia, una ciencia, es verdad, liberada.

No obstante, si es cierto que la ciencia domina la naturaleza física útil a la explotación capitalista y el crecimiento de lo viviente, no es posible limitar la ciencia a esta función.

El sistema capitalista no puede sojuzgar la ciencia, ya que ella no obedece al ser humano como ser viviente sino al ser humano como ser pensante . La ciencia continúa desempeñando su papel fundamental – la representación no contradictoria del mundo – pero los físicos mismos reconocieron que sus representaciones no son la reproducción exacta de todo lo real. Se dieron cuenta de que toda medida de un acontecimiento reacciona con él y lo transforma, de manera que toda observación es el producto de una interacción entre el observador y lo observado que transforma lo real en una realidad diferente de lo real. Y la ciencia sabe desde entonces que lo real obedece a una lógica diferente de la lógica de las representaciones. Nos referimos aquí a las investigaciones en Física cuántica y a los trabajos de Stéphane Lupasco, que vuelven a darle sentido al Tercero incluido, un lugar determinante en toda relación con lo real. El Tercero incluido (Tercero excluido de las lógicas clásicas fundadas en el principio de no-contradicción) permite dar cuenta de la resultante que produce la relativización de los contrarios, una resultante que ya no es el lote del azar sino la dinámica de un desarrollo sistémico, al mismo título que la energía física y la energía biológica [18].

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Superior


Notas

[1] “Sólo bajo el capitalismo el conocimiento creciente, ilimitado, de las fuerzas naturales susceptibles de objetivización material se convierte en necesidad siempre insatisfecha, en impulso ascendente no acotado, pues no existe en general límite particular social al volumen ni a la forma del valor de uso. (...) La universalidad del valor de uso cósico, el que el uso no esté dado directamente para el productor de los objetos y que el ámbito de su realización sea mundializado, el que la riqueza haya asumido una forma general y no existan valores de uso esenciales limitantes, hace del conocimiento que descubre nuevas fuerzas naturales y nuevas formas materiales de utilidad una actividad no restringida a ningún terreno específico de la naturaleza susceptible de apropiación objetivable. Si a esto se suma que el orden social, la forma de trabajo inmediato, fundamenta su realidad y reproducción en la aplicación creciente de este conocimiento general, (...) resulta entonces que este conocimiento general creciente aplicado a la producción deviene en la actividad esencial, en pilar de la producción y de la reproducción del régimen social, esto es, en contenido material específico de la forma social del proceso de trabajo inmediato”. (Forma valor, p. 149).

[2] “El capital, al postular el conocimiento como “condición de la producción de la riqueza”, hace del incesante desarrollo de las fuerzas productivas objetivas un “factor condicionante de la producción” y, por tanto, todo grado de desarrollo de esas fuerzas productivas “es para el capital solamente una etapa que se esfuerza por superar”. (Forma valor, p. 144).

[3] “Mientras todas las anteriores formas del trabajo social se fundaban en un desarrollo limitado de las fuerzas productivas, cuya preservación se presentaba como garantía de estabilidad del régimen, el capitalismo se funda, sobre la tendencia al “desarrollo universal de las fuerzas productivas” (objetivas e intelectuales), a la revolucionarización creciente de la base técnica-material productiva”. (Forma valor, p. 144).

[4] “El tiempo libre, levantado sobre el cúmulo creciente de riquezas materiales disponibles directamente por la sociedad, que la máquina abre como posibilidad real abstracta, no es pues ya ni la abstención del disfrute o la socialización de las riquezas materiales limitadas como en la comunidad ancestral, ni el disfrute privilegiado y restringido de la sociedad moderna. Es, por el contrario, el goce social de la abundancia y el libre ejercicio común del “ocio creador”, del juego y descanso útil como fuerza productiva del desarrollo gustoso e ilimitado de las fuerzas productivas de los individuos sociales en todas sus dimensiones, incluidas ahora nuevamente las simbólicas-festivas (…)”. (Forma valor, p. 163).

[5] “Resulta así que la forma de productividad del capital, basada en la ampliación del tiempo de trabajo excedente apropiado para expandir indefinidamente la valorización del valor, va desplegando implícitamente una tendencia oculta y contradictoria a sus propios fines, que es la disminución de la importancia del tiempo de trabajo directo en la elaboración industrial de un producto respecto al tiempo de trabajo social general de carácter científico, organizador y regulador”. (Forma valor, pp. 162-163).

[6] NEGRI, Antonio. Marx au-delà de Marx : Cahiers du travail sur les “Grundrisse”, Paris : Bourgois, 1979 ; réédition L’Harmattan, 1996.

[7] Karl MARX, “Fondements de la critique de l’économie politique”, citado in NEGRI, Antonio. Marx au-delà de Marx : Cahiers du travail sur les “Grundrisse”, Paris : L’Harmattan, (1979), 1996, p. 210.

[8] NEGRI, Antonio. Marx au-delà de Marx : Cahiers du travail sur les “Grundrisse”, op. cit., pp. 210-211.

[9] Ibid., p. 327.

[10] MARX, Karl. Œuvres, La Pléiade, tome II. “Principes d’une Critique de l’économie politique”, chapitre II. “Le Capital”, pp. 307-308.

[11] Cf. TEMPLE, D. (1989) “Carta a Mijaïl Gorbatchov” publicado en Teoría, tomo III, op. cit., 1989.

[12] BAUMAN, Zygmunt. (2003) Liquid Love ; (trad. fr.) L’Amour liquide. De la fragilité des liens entre les hommes, éd. Le Rouergue/Chambon, 2004.

[13] RABELAIS. (1532) “Comment Panurge loue les debteurs et emprunteurs : Les horribles et épouvantables faits et prouesses du très renommé Pantagruel Roi des Dipsodes, fils du Grand Géant Gargantua”, Rabelais, Paris : éd. Librairie Armand Colin, 1913, pp. 192-193.

[14] Y si la deuda es insolvente, es porque es reportada de deudor en deudor mientras sea posible fabricar deudores : « Cuando antes, en Galia, mediante la institución de los druidas, los siervos, valets y cuidadores eran quemados vivos, en los funerales y las exequias, de sus amos y señores, ¿no lo tenían gran miedo que sus amos y señores muriesen ? ¡Porque juntos debían morir !. ¿No rogaban continuamente a su gran Dios Mercurio, que los conserve en salud ? ¿No se preocupaban por tratarlos y servirlos bien ? Porque juntos podían vivir siquiera hasta la muerte. Crea que además de la ferviente devoción vuestros acreedores rogarán a Dios que viváis, temerán que muráis, así como aman más la manga que el brazo y el denario que la vida. Testigos son los usureros de Landerousse, que hace poco se pendieron, cuando los vinos y trigos bajaron de precio y el buen tiempo desapareció ».

[15] MARX, Karl. Œuvres, tome II. “Economie et philosophie” (Manuscrits de 1844), I. Notes de lecture, §. 22. La production humaine, pp. 33-34.

[16] MARX, citado por Antonio NEGRI, Marx au-delà de Marx, op cit., pp. 207-208.

[17] CADOGAN, Léon. Ayvu Rapyta – Textos míticos de los Mbyá-Guaraní del Guairá, Biblioteca Paraguaya de Antropología, Vol. XVI, Asunción de Paraguay (1959), 1992.

[18] Cf. LUPASCO, Stéphane. – Les trois matières , Paris : Julliard, 1960 ; 2da ed. Paris : Poche, Coll. 10/18, 1970 ; 3ra ed. Strasbourg : Cohérence, 1982. – L’énergie et la matière vivante , Paris : Julliard, 1962 ; 2da ed. 1974 ; 3ra ed. Monaco : Le Rocher, Coll. “L’esprit et la matière”, 1986. – L’énergie et la matière psychique , Paris : Julliard, 1974 ; 2da ed. Monaco : Le Rocher, Coll. “L’esprit et la matière”, 1987. – L’expérience microphysique et la pensée humaine , Bucarest : Fundatia Regala Pentru Literatura si Arta, (en français avec “Considérations préliminaires”), 1940 ; 2da ed. Paris : P.U.F. 1941 ; 3ra ed. Monaco : Le Rocher, Coll. “L’esprit et la matière”, 1989.

Leer también de TEMPLE, D. (1998) “El principio de antagonismo de Lupasco” ; y (1998) “La Teoría de Lupasco y tres de sus aplicaciones” publicados in Teoría, tomo II, op. cit.