La reciprocidad es llamada “simétrica” cuando el imaginario del uno se encuentra con el imaginario del otro y que de su relativización recíproca nace el respeto. Una fuerza superior a la del imaginario se impone pues : la razón ética.
La reciprocidad simétrica puede desplegarse como tal desde el inicio o resultar de una relativización, sea de la reciprocidad positiva, sea de la reciprocidad negativa. En este caso, el imaginario deja el lugar a la “razón práctica” cuyo juicio se refiere solo a valores éticos puros.