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septembre 2009

1. Ensayo sobre el código, el label y la clave de la Reciprocidad

Dominique TEMPLE

“Consolidar el Vivir Bien como alternativa transformadora del desarrollo y del Estado plurinacional, como un aporte a la construcción de un nuevo patrón de desarrollo post neoliberal”.

El Vivir Bien

Una pregunta es saber cuáles sean los criterios de la Vida en general, de la existencia decente o agradable ; y otra pregunta es saber cuáles son los criterios de lo que el filósofo llama el Vivir Bien. El Buen Vivir no es la misma cosa que el Vivir Bien. Proponemos entonces aquí un análisis de los criterios que relevan de lo que es específico del hombre, un análisis de los factores que permiten producir los valores humanos, los valores espirituales.

Los valores humanos que definen la referencia común del Vivir Bien entre los hombres son valores éticos producidos esencialmente por las estructuras de reciprocidad.

El derecho a la reciprocidad es entonces un derecho social fundamental inmediatamente conexo al derecho a la vida.

Sin embargo, siendo de naturaleza afectiva, el sentimiento del bien o de la felicidad es sentido por cada uno como una singularidad personal absoluta circunscrita por una frontera inviolable e incomunicable. Pero, así como no podemos compartir con el otro la pena o la alegría que sentimos si éste no participa de la experiencia que produce esta pena o este goce, asimismo es imposible transmitir el sentido de la responsabilidad o de la justicia a quien no participa de la reciprocidad. Es en vano, en nuestra opinión, que los liberales con John Rawls intenten fundar el sentimiento de justicia a partir de una relación entre individuos que defienden en primer lugar su interés privado. Presuponen que el sentimiento de justicia es innato y pretenden eliminar los obstáculos a su universalidad por el artificio de un velo de ignorancia que cada uno impondría a sus condiciones particulares para que aparezca únicamente lo que sería objetivo y común a todos.

Ahora bien, es en una relación de reciprocidad que el Espíritu se vuelve sentimiento de justicia. Pero quien no participa de esta relación es privado del acceso a este sentimiento. En la realidad, aquellos que no participan de alguna relación de reciprocidad adecuada no tienen conciencia de ser irresponsables o injustos. La suerte de las generaciones futuras, por ejemplo, no les conmueve.

Así como no existe confusión posible entre la injusticia y la justicia, la responsabilidad y la irresponsabilidad, asimismo no hay confusión posible entre quien practica la reciprocidad y quien no la practica.

Resulta entonces innegable que el sentimiento de responsabilidad, de justicia o de amistad, cada vez que participamos de la relación de reciprocidad que lo genera, se vuelve nuestro ser, nuestro sujeto, de la misma manera que el sufrimiento o el placer que sentimos cuando nos encontramos afectados por la experiencia que los provoca.

Pero como los sentimientos que definen el Vivir Bien son predicados irreducibles de aquellos que participan de la reciprocidad, los criterios de evaluación del Vivir Bien no conciernen a su cuantificación, sino a las estructuras que lo producen, es decir las relaciones de reciprocidad.

Así, se puede crear y modificar las matrices sociales que producen los sentimientos que hacen que los hombres sean humanos : se trata en primer lugar de las estructuras elementales de la reciprocidad, estructuras conocidas por todas las sociedades del mundo.

1) El Código de la reciprocidad

Sin el principio de reciprocidad  (lire la définition) no habría sociedades humanas. Todas lo instituyeron gracias a dos estructuras fundamentales que representan el umbral entre la naturaleza y la cultura : la Alianza (la alianza matrimonial) y la Filiación (la filiación de parentesco). Sin embargo, las estructuras elementales de reciprocidad no se limitan a la alianza y la filiación, y algunas de estas estructuras fundamentales no son compatibles entre sí. Y como los valores producidos por estas estructuras no son los mismos, según que las comunidades privilegian la una o la otra, se plantea preguntas de precedencia, hasta de antinomias éticas que se resuelven a veces por la destrucción de una estructura de reciprocidad en beneficio de otra. Por ejemplo, suprimiendo la reciprocidad ternaria bilateral, es decir la libertad del mercado de reciprocidad, el estalinismo hizo desaparecer el sentimiento de responsabilidad entre los ciudadanos soviéticos, lo que fue denunciado por Mikhaïl Gorbatchev en los años 80 (« los valores humanos han deshabitado el socialismo », dijo). No eran por cierto todos los valores humanos que habían desaparecido, sino aquel que era producido específicamente por la reciprocidad ternaria bilateral : el sentimiento de responsabilidad.

El Código de la reciprocidad significa que los sistemas políticos deben respetar las estructuras fundamentales de la reciprocidad so pena de suprimir uno o varios valores humanos fundamentales.

Así, el Código de la reciprocidad exige el reconocimiento de una territorialidad propia a cada una de estas estructuras de base  (lire la définition) que son, para la reciprocidad positiva :

1) La Reciprocidad binaria :

- La reciprocidad binaria simple vis a vis de cada uno (el cara a cara que produce la amistad),

- La reciprocidad binaria colectiva que produce la confianza,

* la reciprocidad de cada uno hacia todos,

* la reciprocidad de todos colectivamente hacia cada uno,

* la reciprocidad de todos hacia todos, o en términos más concretos : el cara a cara, la invitación, el compartir y la comunión.

2) La Reciprocidad ternaria :

- La reciprocidad ternaria unilateral que produce la responsabilidad,

- La reciprocidad ternaria bilateral que produce la justicia,

- La reciprocidad ternaria centralizada, la redistribución, que produce sentimientos diferentes para aquel que se encuentra al centro de la redistribución, sede de la responsabilidad colectiva y de la justicia colectiva, y para otros la solidaridad.

=
ESTRUCTURAMODOSEJEMPLOSVALORES HUMANOS
Reciprocidad binaria : - simple • Alianza * Amistad
- colectiva :
  • • Compartir,
  • • Convite (uno por todos),
  • • "Minga" (todos por uno),
  • • Comunión
* Confianza
Reciprocidad ternaria : - unilateral • Filiación * Responsabilidad
- bilateral • Mercado * Justicia
- centralizada • Redistribución * Solidaridad

2) La territorialidad de las estructuras de base

La primera obligación del Código de la reciprocidad es entonces establecer la territorialidad de cada una de las estructuras de base o de sus diferentes modalidades con el fin de evitar las competencias o los enfrentamientos entre los valores fundamentales que producen.

Algunos de estos enfrentamientos son legendarios. Por ejemplo, la reciprocidad ternaria centralizada efectiva en los imperios amerindios, africanos o asiáticos, y que subsiste en los regímenes monárquicos y en las tradiciones religiosas de tipo monoteísta, rivaliza con la reciprocidad ternaria generalizada efectiva en los mercados de reciprocidad (en otros términos la redistribución es antagónica del mercado). En este caso, uno está obligado a definir territorialidades distintas para la redistribución y para el mercado. Por ejemplo, se estimará que la energía extraída del subsuelo (los recursos mineros y los hidrocarburos) es del dominio de la redistribución, mientras que la energía procedente del suelo (agricultura y ganadería) es del dominio de la reciprocidad de mercado.

3) La superposición de las estructuras de reciprocidad

En apariencia, el Código es evidente. En realidad, no lo es. Las estructuras de reciprocidad ponen en juego recursos que suelen ser a veces idénticos, por ejemplo la tierra. Estos recursos son propiedades regidas por distintos derechos que pueden superponerse. Así no es posible, bajo el pretexto que la propiedad de la tierra esté ordenada a la reciprocidad de cara a cara o ternaria simple y entonces individual (sayaña), olvidar que es incluida también en una reciprocidad de redistribución más general, a nivel del ayllu por ejemplo (reciprocidad binaria colectiva), o también de la marka o de la nación (reciprocidad ternaria centralizada). El propietario de una sayaña, en un ayllu, dispone libremente de ella pero con la condición de respetar la organización interna del ayllu, que redistribuye las sayañas a las familias o linajes viviendo en su territorio e, incluso, define el uso de las sayañas según reglas de complementariedad económica y ecológica. Entonces, en los criterios del Vivir Bien, se tendrá que incluir la complementariedad de las estructuras de base en función a esta superposición de estructuras de reciprocidad [1].

Otra dificultad aparece aquí : algunas Tradiciones sostienen que una estructura de reciprocidad que implica un número mayor de participantes, puede desplazar una estructura de reciprocidad que cuenta con menos participantes. Por ejemplo, en Francia, se estimó que la ayuda mutua tenía que ser prohibida con el pretexto que competía con el trabajo asalariado, cuando el trabajo asalariado está sometido a descuentos obligatorios entregados a estructuras de redistribución o de compartir como la jubilación o el seguro social. La ayuda mutua fue asimilada a una manera de escapar a estas obligaciones, y confundida con lo que se llama el trabajo clandestino. El legislador no entendió el sentido de la reciprocidad. Entendía las cosas únicamente desde un punto de vista contable, en sumas de dinero retenidas del contribuyente y revertidas a los organismos de redistribución. Ignoraba el valor producido por la estructura de reciprocidad simple (el sentimiento de amistad). Reducía a los ciudadanos a individuos indiferentes los unos a los otros, y hasta competidores entre sí.

Así como el legislador estalinista destruía la responsabilidad reemplazando el mercado de reciprocidad por la colectivización, asimismo el legislador liberal destruía el sentimiento de amistad reemplazando una estructura binaria simple, la ayuda mutua, por una estructura de reciprocidad binaria colectiva, el compartir (las jubilaciones y el seguro social, financiados por retenciones obligatorias). Pero una de estas estructuras no produce el mismo valor que la otra. En la reciprocidad binaria simple, el cara a cara, el socio, no es sólo coautor del sentimiento de humanidad, es también el espejo en el cual se refleja el advenimiento de este sentimiento de humanidad. Se vuelve el compadre, el ayni, el amigo, aquel con el cual se puede contar, el “socio”. Este carácter hace falta al sentimiento producido por una estructura de reciprocidad binaria colectiva, por lo que en este caso el sentimiento de humanidad no tiene cara, se vuelve ciego, y se transforma en confianza. No se puede pretender que uno de estos sentimientos es superior o inferior al otro, y es todavía más difícil afirmar que el uno debería dejar el campo al otro.

4) El derrocamiento de la reciprocidad : el comunitarismo

Otro argumento es utilizado a veces para imponer la exclusividad de una estructura colectiva sobre estructuras simples : se dice que si la reciprocidad no es de antemano colectiva, puede ser replegada sobre ella misma por una identidad orgánica, corporativa y supeditada a su contrario : el interés. El repliegue y la fijación de la reciprocidad en la identidad dan nacimiento a lo que se llama el comunitarismo, familiarismo, tribalismo, nacionalismo y fascismo.

Pero los fascistas confunden lo colectivo y lo universal : reducen la solidaridad a la defensa de intereses cuando pueden ser unidos entre ellos por una identidad colectiva. En realidad, el principio de reciprocidad se dirige siempre a otro y sobrepasa la identidad en todas las circunstancias. Se debe considerar el principio de reciprocidad, que es enunciado en general bajo la forma de la prohibición del incesto, como un principio universal que prohíbe que la identidad pueda prevalecer sobre la alteridad en algún nivel de la organización social, política o económica. Es por ello que se llama “fraternidad” a la amistad producida por la reciprocidad binaria simple, cuando se dirige a otro de manera universal y sin depender de algún criterio identidario de raza o de origen.

5) El Código de la reciprocidad negativa

Debemos evocar también las formas de reciprocidad positiva y negativa, que se excluyen lógicamente la una a la otra puesto que son contrarias, pero que sin embargo coexisten a menudo. En general, se toma en cuenta sólo a la reciprocidad positiva. La violencia involucrada en la reciprocidad negativa  (lire la définition) (llamada también de venganza) suscita la reprobación y está designada a veces como el Mal. Sin embargo, es gracias a la reciprocidad que la violencia ha sido controlada por los hombres. La reciprocidad, en efecto, autoriza la violencia sólo de parte de aquel que ha sido ofendido por un agresor. Es por eso que el mandamiento ético procedente de la reciprocidad negativa afirma que el primer asesinato es prohibido : “No matarás”. Esta prohibición es el equivalente de la prohibición del incesto para la reciprocidad positiva. Pero si hay asesinato, la venganza aparece como necesaria, y es la ley del Talión.

Al menos en las sociedades primarias, el reconocimiento que debemos al otro puede obligar a la reciprocidad de violencia.

La reciprocidad de venganza engendra directamente el sentimiento del honor.

El recurso más simple para sobrepasar el Talión es la equivalencia de la reciprocidad de venganza y de la reciprocidad de dones. En ambos casos, en efecto, la reciprocidad produce un sentimiento de humanidad pero en el uno está representado en el imaginario del honor y en el otro en el imaginario del prestigio : como el principio de reciprocidad crea el sentimiento de humanidad de referencia para los unos como para los otros, es equivalente practicar la reciprocidad negativa o positiva. Así, se puede sustituir una forma de reciprocidad por otra, lo que se hacía casi siempre en el tiempo antiguo para volver a la paz.

Sin embargo, la desaparición de la violencia por esta sustitución lleva la reciprocidad hacia una vía únicamente positiva, polarizada en el imaginario del prestigio. Pero, no es fácil distinguir el sentimiento producido por la reciprocidad como valor espiritual puro, del goce de su imaginario. Sin entrar aquí en consideraciones teóricas más complejas, digamos que cada uno sabe por experiencia que las fiestas que se prolongan terminan en confusión, y a veces en violencia.

Existe otra vía para superar el Talión, que no suprime la violencia : es el paso de un nivel de reciprocidad que se ubica en lo real, a otro nivel de reciprocidad que es aquel del lenguaje, que se puede ilustrar con la puesta en escena lúdica del esfuerzo y de la competencia en los cuales las rivalidades quedarán siempre en el dominio del juego : este nivel es el deporte. La violencia aquí no es negada, pura y llanamente como antes, no es eliminada por una estructura de reciprocidad de dones, es llevada al nivel de las representaciones. Desde entonces, en vez de reprimir la violencia en el inconsciente, de donde pueden resurgir en cualquier momento bajo formas imprevistas y dramáticas, se puede movilizarla para la creación de valores éticos, por ejemplo la valentía.

El acceso al deporte debe ser considerado como un criterio del Código de reciprocidad. Podemos imaginar indicadores de la reciprocidad negativa (canchas deportivas, salas, equipamientos, organización de competencias, etc.) paralelos a los criterios de la reciprocidad positiva (vías de comunicación, plazas de mercado, depósitos, equipamientos festivos, etc.).

Las distintas comunidades privilegian tal o cual deporte. Algunas sociedades cuentan entre sus deportes favoritos las carreras de caballos, otras las justas entre barcos o canoas. Podríamos imaginar sin esfuerzo juegos olímpicos andinos o amazónicos como los imaginaron los griegos para los cuales los juegos olímpicos imponían una tregua en los combates e instauraban un periodo de paz durante el cual cada ciudadano de pueblos usualmente en guerra venía concursar en toda libertad. El imaginario de la reciprocidad negativa no debe ser repudiado sin reflexión.

Un estudio preciso y completo del t’inku mostraría que las comunidades andinas tienen una experiencia empírica del control de la violencia, y que instituyeron rituales de reciprocidad negativa que merecen consideración porque mantienen el justo medio de la sociedad entre contrarios, es decir un equilibrio entre formas opuestas de reciprocidad positiva y negativa. Este equilibrio es obtenido cuando las competencias deportivas están acompañadas de momentos festivos. Estos momentos se llaman celebraciones. La celebración culmina por ejemplo entre los aymaras, con la entrada del Gran Poder.

6) Niveles de reciprocidad

Atribuyendo a la reciprocidad negativa un lugar al lado de la reciprocidad positiva, hemos introducido la noción de niveles de reciprocidad  (lire la définition)  : el nivel de lo real y el nivel del lenguaje.

A este nivel del lenguaje, hay dos principios organizadores y sólo dos, lo que simplifica las cosas puesto que en el primer nivel hemos encontrado cinco estructuras de base. Las representaciones de los sentimientos, producidos en el nivel de lo real, son actualizados al nivel del lenguaje gracias a estos dos dinamismos lógicos : el de unión  (lire la définition) que sostiene la Palabra religiosa, y el de oposición  (lire la définition) que sostiene la Palabra política.

El Código de la reciprocidad debe entonces permitir el acceso para todos a la Palabra religiosa (de su elección) y a la Palabra política (de su elección) : la elección depende de cada uno, pero las condiciones de acceso a la elección relevan del Código de la reciprocidad. Cada uno tiene que poder acceder a la información a la educación de manera libre y gratuita, así como a los medios de comunicación. A corto plazo, la prioridad de las prioridades es el acceso a Internet.

Entre las grandes revoluciones técnicas que permitieron logros rápidos de la humanidad, se cuenta con la imprenta que permitió a cada uno utilizar la escritura antes reservada a castas para dominar el mundo. En Francia, por ejemplo, hasta Luís XIV, todo hombre que publicaba un panfleto sin la autorización de la Iglesia Católica o de su Majestad era condenado a muerte. Pero cuando la imprenta permitió a cada uno publicar o difundir sus escritos de manera casi anónima, ningún suplicio y ninguna condena pudo frenar la potencia de la libertad.

El descubrimiento de Internet es de lejos superior a aquel de la imprenta : Internet no es sólo un medio de comunicación de cada uno hacia todos, y de todos hacia cada uno, es una memoria universal puesta a disposición de todos, y un modo de selección automática por el control de todos que elimina la mentira. Se trata de un sistema de reciprocidad generalizado que asocia todas las estructuras de base entre sí : el cara a cara individual, el cara a cara de uno para todos y todos para uno, la estructura ternaria generalizada, en sus formas positiva y negativa (la papelera), y se ubica no solamente en el segundo nivel de la reciprocidad (lo imaginario) sino también en el tercer nivel de la reciprocidad, lo simbólico puro, que se obtiene mediante la confrontación automática y objetiva de los imaginarios (mediante los motores de búsqueda, las enciclopedias, las evaluaciones, etc.) en beneficio de la verdad pura la cual puede ser traducida de manera simultánea en todos los idiomas de la tierra y por lo tanto reconocida por cada uno, sea cual sea su cultura de origen.

La información, materia prima para la elaboración del pensamiento, escapa por fin al poder de dominación que hasta este día la encadenaba. Si nos basamos en el comentario de Marx que observaba que el desarrollo de las fuerzas productivas cuestiona las relaciones de producción y provoca revoluciones, asistimos en este momento a una revolución extraordinaria. Entre los criterios de evaluación de las estructuras de reciprocidad que engendran el Vivir Bien, se debe atribuir un precio muy elevado a Internet. Desde ya, el futuro inmediato pertenece a la generación Internet.

7) Los Lábeles de reciprocidad

Hemos subrayado que los valores producidos por las estructuras elementales de reciprocidad no son los mismos, y según que las comunidades dan preferencia a la una o a la otra, se plantea problemas de prioridad, hasta antinomias de las elecciones éticas.

La dificultad podría ser resuelta mediante la articulación entre sí de todas las estructuras elementales de la reciprocidad gracias a instituciones dotadas de territorialidades distintas, por ejemplo con la separación de la Iglesia y del Estado. Pero la pregunta rebota : hay distintas modalidades de articulación o de organización de estas estructuras elementales que hemos presentado como sistemas  (lire la définition) y el Vivir Bien recibirá una definición distinta según estos sistemas.

La organización social se asemeja en eso a estructuras moleculares a partir de los átomos. Se puede construir varios tipos de moléculas con propiedades específicas a partir de un número pequeño de átomos idénticos. Asimismo, es posible construir un número importante de sistemas de reciprocidad a partir de un número muy limitado de estructuras elementales.

Jacqueline Michaux y sus colaboradores han estudiado el sistema de reciprocidad de las comunidades aymaras. Este ensayo Territorialidades andinas de reciprocidad : La comunidad ha sido publicado en la revista de sociología política española RIDDA de INAUCO (Universidad de Valencia) en 2000  [2], y aquí en Bolivia en Las estructuras elementales de la reciprocidad (La Paz : Plural, 2003). Es el primer trabajo que muestra cómo pueden ser organizadas entre sí estructuras de reciprocidad elementales para constituir un sistema semi-complejo. El sistema está compuesto de tres estructuras elementales :

1) primero la reciprocidad binaria simple (el ayni) pero que es practicado con varios socios para constituir un capital de redistribución ;

2) segundo, este capital está invertido en una estructura de reciprocidad ternaria centralizada, es decir de redistribución, correspondiendo a un cargo comunitario ;

3) tercero, estos cargos comunitarios son reproducidos entre los unos y los otros mediante la reciprocidad ternaria simple. El valor de referencia producido por este sistema es llamado chuyma, valor de referencia del Vivir Bien, la Suma Qamaña aymara, el Sumaq Kawsay quechua. Si tuviésemos que analizar la chuyma, tendríamos que acudir a las nociones de amistad, producida por el ayni, de confianza y de solidaridad producidas por la redistribución, y de responsabilidad producida por la estructura ternaria, pero estos sentimientos se encuentran unificados en un solo sentimiento específico.

La configuración de un sistema de reciprocidad permite definir un label de reciprocidad, el sistema espiral  (lire la définition) por ejemplo, estudiados por los autores citados o el sistema helicoidal  (lire la définition) , o el sistema piramidal, etc. Así, ya no será posible reivindicar una pertenencia comunitaria en referencia a una identidad racial o de costumbre, sino que cada uno podrá participar en una comunidad de reciprocidad de su elección con la condición de respetar los criterios de su label.

Si los criterios del Código de la reciprocidad son públicos y se imponen como universales, los criterios de evaluación de los lábeles pertenecen a los miembros de las comunidades que los reivindican o los definen.

8) Los nuevos desafíos del debate democrático

A nivel nacional, los indicadores que permiten cuantificar la competencia de tal o cual comunidad en tal o cual campo (salud, educación, deporte, etc.) son competencia de cada ministerio.

Como hay valores que proceden de una y otra estructuras fundamentales, por ejemplo, la solidaridad, y otros valores que proceden sólo de una u otra estructura, como el sentimiento de la amistad o aquel de la responsabilidad, un debate político nacerá de estos límites.

Por ejemplo, la reciprocidad de mercado asegura la individuación de la conciencia, mientras que la reciprocidad de redistribución engendra el respeto y la confianza que se traducen juntos por la obediencia hacia una autoridad superior. En la reciprocidad de mercado, la responsabilidad es asumida individualmente, en la redistribución la responsabilidad corresponde a uno solo, pero éste dispone de una eficacidad mayor para resolver los problemas de interés general (como los problemas ecológicos).

Algunos estiman que la transmisión de los conocimientos y la educación deben ser confiadas a la reciprocidad de mercado : guarderías, colegios y universidades deberían, según ellos, depender de la empresa responsable. Otros estiman que estas funciones deben ser separadas y que no deben ser expuestas a la amenaza de una especulación privada : la enseñanza (transmisión de los conocimientos) sería confiada a la reciprocidad centralizada (el Estado), con el fin de ser protegida (la laicidad), la educación (para la Vida Buena) sería confiada a la reciprocidad ternaria simple (la filiación), es decir a la familia. El Estado debería entonces distribuir programas, diplomas, asegurar la selección de los docentes, para la enseñanza, y respetar el rol de la parentela para la educación.

Otro ejemplo : Los unos prefieren dar importantes márgenes de maniobra a la responsabilidad, y entonces a la empresa individual que requiere de la reciprocidad ternaria generalizada (la reciprocidad de mercado), otros estiman que los riesgos tomados pueden ser perjudiciales a los obreros, y dan la preferencia a las empresas comunitarias. Otros, finalmente, sostendrán que la dimensión comunitaria es un límite que perjudica la eficacidad de las empresas dedicadas a la defensa nacional, y desarrollaran el tema de la nacionalización. ¿Qué tipo de empresa debe ser dejada a la iniciativa individual, a la comunidad, al Estado ?

9) La reciprocidad simétrica, clave de la reciprocidad

¿Qué es lo que permite al Poder político pretender que el equilibrio de reciprocidad es preferible a un desequilibrio o lo inverso, la reciprocidad negativa preferible a la reciprocidad positiva o lo inverso, o también que la reciprocidad es preferible a libre cambio, etc. ? ¿Qué es lo que permite al Poder modificar la relación de fuerzas instituida entre las dos Palabras  (lire la définition) , por ejemplo, de intervenir ahí donde domina de manera exclusiva la Palabra religiosa y ahí donde al contrario es aniquilada ? ¿Cómo se puede justificar la intervención del Poder que sea a nivel de las comunidades de base o del Estado, para modificar una situación dada ?

Para contestar a esta pregunta, hay que abordar una dimensión desconocida de la reciprocidad pero que juega sin embargo un rol de gran importancia en todas las relaciones humanas : aquella de la reciprocidad simétrica  (lire la définition) . ¿Qué debemos entender por simétrica y por qué la reciprocidad simétrica es a menudo desconocida si juega un rol crucial ?

Es uno de los descubrimientos fundamentales de la antropología que debemos a Mauss, Malinowski, Radcliffe-Brown, Lévi-Strauss, Evans-Pritchard y otros más, Sahlins, etc. el haber considerado a la reciprocidad simétrica como el fundamento antropológico de todas las sociedades humanas [3].

Radcliffe-Brown mostró que en los sistemas de parentesco que implican el matrimonio avuncular (matrimonio de un hombre con la hija de su hermana), las relaciones afectivas positivas y negativas, asociadas a las relaciones de parentesco, son siempre equilibradas para cualquier individuo. Lévi-Strauss deduce que este equilibrio revela el átomo de parentesco y que éste es fundado por la exogamia : el tío materno (es decir el foráneo en relación con el padre) es constitutivo de la familia original, por lo cual se afirma que se requiere al menos dos familias para conformar una, es decir que el principio de reciprocidad está en el fundamento mismo de las estructuras de parentesco.

Entre las dos familias o más, la relación de parentesco debe ser recíproca, sea según la reciprocidad binaria, sea según la reciprocidad ternaria. Lévi-Strauss mostró luego que la reciprocidad no sólo equilibra afectividades calificadas por signos contrarios (por ejemplo la benevolencia y la malevolencia), pero que engendran afectividades no calificadas que llama mutuas, como el cariño, y propone representarlas sobre un eje mediano y perpendicular al eje que permite oponer el más y el menos (la benevolencia y la malevolencia, por ejemplo). Pero, en estos sentimientos mutuos, la conciencia ya no es tributaria de un imaginario particular (el padre autoritario o el tío protector, por ejemplo), es una conciencia que tiende hacia la felicidad. Este eje de la mutualidad es aquel de la reciprocidad simétrica  [4].

Figura 1
Figura 1

Sin embargo, sólo la reciprocidad positiva y la reciprocidad negativa son reconocidas porque engendran representaciones objetivas de los sentimientos que son entonces calificados, mientras que la relativización de la una por la otra conduce a una reciprocidad simétrica que produce un sentimiento ético que no se ve, sin imaginario entonces, por lo cual la reciprocidad simétrica nunca fue nombrada como tal. Es por eso que hasta Radcliffe Brown no habló de ella. La reciprocidad simétrica no deja ser sin embargo el equilibrio hacia el cual la sociedad tiende a partir de formas de reciprocidad positiva y negativa que producen sentimientos que se representan objetivamente en el prestigio y el honor : el equilibrio de la reciprocidad simétrica es invisible. Pero es posible calificar los sentimientos éticos de los cuales es la matriz (los griegos los llamaban la philia (la amistad) y la charis (la gracia), etc.), y observar que estos sentimientos nacen como el justo medio entre dos contrarios como fue demostrado hace más de dos milenios por Aristóteles a propósito de la justicia.

El esquema antropológico que llamamos la clave del código de la reciprocidad es el mismo que el esquema filosófico del Código de la Ética, el esquema aristotélico.

Figura 2
Figura 2

Hoy proponemos una nueva tesis, porque lo permite la Lógica dinámica de lo contradictorio  (lire la définition) . Sobre el eje polarizado por el signo igual del esquema lévistraussiano y aristotélico se despliega una dinámica que sólo la Lógica dinámica de lo contradictorio puede interpretar sin alterarla, puesto que lo que está en juego en tal dinámica es lo que Stéphane Lupasco llamó el Tercero incluido  (lire la définition) , Tercero que es excluido de la lógica de identidad, la lógica que utilizamos para comunicar nuestras representaciones, pero que no es la lógica de todo lo que queremos representarnos. La Lógica dinámica de lo contradictorio revela que esta dinámica del justo medio, de la mediedad o del “intellect agent” aristotélico, esta dinámica que decimos ser de lo contradictorio o contradictorial, es aquella de la conciencia ética que mantiene la sociedad espiritualmente, y que se traduce por los sentimientos de amistad, de responsabilidad, de justicia, de confianza, en una palabra : los sentimientos éticos fundamentales.

Figura 3
Figura 3

El esquema de la Lógica dinámica de lo contradictorio, el esquema lupasciano, es el mismo que el esquema lévistraussiano y el esquema aristotélico. Coinciden entre sí porque tratan del mismo fenómeno, a nivel de la lógica, de la ética y de la reciprocidad.

He aquí la clave del futuro, la clave que autoriza al poder político estar al servicio de la sociedad, construyendo estructuras de producción de valores humanos de manera sistémica. El poder político tiene un sentido, tiene una finalidad : la Ética y ya no el poder de dominación de los unos sobre los otros. Tiene un instrumento : la reciprocidad simétrica que mantiene el equilibrio hacia la reciprocidad positiva y hacia la reciprocidad negativa, y que opone a librecambio, como el piloto que guía la nave respetando el equilibrio que le confiere la quilla invisible, pero cuyo principio le es conocido [5].

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Notes

[1] La propiedad comunitaria, como la propiedad individual o étnica, es parte de la propiedad universal, es decir que es relativa a otro. La propiedad individual es respetuosa de la propiedad familiar, aquella de la propiedad comunitaria, aquella de la propiedad de la nación, de tal manera que cuando la propiedad se aliena a un cierto nivel, no se aliena necesariamente a otro nivel, es decir a cualquiera. Por ejemplo, la sayaña puede venderse entre los miembros de un ayllu, pero no puede venderse a un francés porque el francés no participa del ayllu, y es entonces la propiedad que se ubica a nivel del ayllu que entra en juego. Es sólo si se privatiza la propiedad, y que se suprime las diversas pertenencias que atestiguan de su estatus universal, que uno puede apropiarse de ella y sobrepasar los derechos de todos.

[2] Jacqueline MICHAUX, Martha GONZALES y Edmundo BLASCO, “Ayllu aymara y reciprocidad”, Revista Iberoamericana de Autogestión y Acción comunal, (RIDAA), Segunda Época, INAUCO, Instituto Intercultural para la Autogestion y la Acción Comunal, Universidad politécnica de Valencia, N° 35-36-37, año XVIII, Madrid, otoño 2000, pp. 59-79.

[3] Cf. TEMPLE, D. “Los orígenes antropológicos de la reciprocidad” (2000). In Teoría de la reciprocidad. La Paz : Padep-gtz, 2003.

[4] Cf. TEMPLE, D. “Homenaje a Lévi-Strauss o la reciprocidad y el origen del sentido”. In Transdisciplines, revue d’épistémologie critique et d’anthropologie fondamentale. Paris : L’Harmattan, avril 1997.

[5] Concretamente, eso se traduce más o menos así : toda persona tiene derecho de acceder al mercado como consumidor pero también como productor. Todo esfuerzo debe ser compensado por un descanso, todo trabajo duro debe ser relativizado por un trabajo lúdico, toda expresión femenina corresponde a una expresión masculina, toda expresión de diferenciación social por una expresión de unión, etc. de tal manera que las fuerzas antagónicas se equilibren y que su relativización mutua engendre una resultante que da a cada uno el sentimiento de ser una realización completa de la humanidad.


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