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avril 2008

15. Epílogo – Matrices de civilización. Un recuento de lo aprendido

Javier MEDINA

« Una verdad superficial es un enunciado, cuyo opuesto es falso.
Una verdad profunda es un enunciado,
cuyo opuesto también es una verdad profunda ».
Niels Bohr

Estas conversaciones, entre un sabio de Occidente y un sabio del Qullanasuyo, tuvieron lugar en noviembre de 2006, en Montarnaud, en el sur de la dulce Francia, tierra de cátaros y cabalistas, hace casi mil años. Sigue siendo un espacio de libertad intelectual y diálogo entre civilizaciones. De todos modos, en general, el diálogo de civilizaciones es algo que Occidente no ha gustado practicar mucho debido, justamente, a su propia matriz de sentido : la negación simbólica de la Otra : Aqueráh, quintaesencia de cualquier Otro : el moro, el judío, no digamos ya el amerindio, el negro, el chino…, el bárbaro, el esclavo, el proletario, el inmigrante… el gay, la lesbiana, el travestí…, el tercer mundo, su cuarto mundo interno… en fin, cualquier otro. Si aceptara a la Otra arquetípica, dejaría de ser lo que es.

Hay señales, empero, de que ese proceso de disolución del monolitismo occidental ya ha empezado : teóricamente : la deconstrucción posmoderna ; prácticamente : la emergencia gay y lesbiana. Esta negación simbólica del Otro, en la historia de Occidente, se relativizó grandemente en la España de las tres culturas ; empero, sólo al interior de la misma tradición abrahámica.

Ahora bien, el Otro, de verdad, del Occidente monoteísta y patriarcal es el Animismo de corte matrístico y fraternal. Esta otra dimensión fundamental de lo humano, no está, por ahora, en su horizonte intelectual de visibilidad, empeñado como está en seguir peleándose con los hijos de Ismael, esta vez, significativamente, donde empezó esta historia : en las orillas del Éufrates, aunque – espero – que el campanazo global de Una verdad incómoda, de Al Gore y David Guggenheim, irá dirigiendo, poco a poco, la mirada en la otra dirección, pues la ética monoteísta, basada en la separación : creador/criatura, materia/energía, tiempo/espacio, sujeto/objeto, historia/naturaleza, individuo/comunidad… y que afirma, además, una polaridad y niega y combate la otra : el bien contra el mal, es la causante, precisamente, de la actual catástrofe medioambiental. La ética que produjo estos problemas no puede ser parte de la solución. La humanidad tiene que ampliar el marco de referencia y, allí, nos espera la ética ecológica del animismo, basada en la reciprocidad, y generadora de los valores humanos fundamentales : la alianza, la amistad, la confianza, la hospitalidad, el cuidado, el cariño, etcétera. Los medios de la sobrevivencia humana.

En Bolivia, en cambio, el Monoteísmo y el Animismo coexisten, uno al lado del otro ; es más, se han relacionado de una manera tal que el efecto de este encuentro se expresa en una suerte de bloqueo mutuo : ni el Occidente se puede desarrollar, ni el Qullanasuyu-Paititi puede florecer. Esto nos ha dado que pensar y una primera concreción de estas conversaciones se expresa en la hipótesis de las dos Matrices de civilización : la ancestral milenaria, con semillero en Tiwanaku y el Inkario, de práctica convivial, con valores cosmogónicos y ecológicos y paradigma de vida del suma qamaña/bienestar y armonía integral con el todo, basados en el ayni, la reciprocidad ; la búsqueda del equilibrio del sistema. Esta Matriz procesa energías interaccionadas de las dimensiones de la materialidad y la espiritualidad, así como de lo privado y lo comunitario, por medio del ayni eco biótico natural (ceremonias rituales de empatía) donde la ciclicidad del proceso de pacha-kuti se encarga de dinamizar el proceso de uraq-pacha en la vida. Por eso nayrax-pacha/pasado por delante, nayrax-suyu/territorio en el camino de los antepasados, son importantes. La otra Matriz es la occidental, con semillero en Europa, que se basa en la Separación de lo material y lo espiritual y reduce la vida a una sola polaridad : lo material, lo individual, lo privado, el intercambio, produciendo la ideología del progreso y el desarrollo como paradigma de vida. Sus valores son el individualismo, la libertad, la igualdad, el progreso, el mercado, el derecho privado, la acumulación. Tiene una visión lineal y progresiva de la historia. El problema de esta Matriz es que al no ser sistémica, produce desequilibrio, en la biosfera, al sobre explotar los recursos naturales y, en la sociedad, al sobre explotar la fuerza de trabajo y apropiarse privadamente de la plusvalía.

El hecho colonial estriba, justamente, en que la matriz civilizatoria occidental ha encubierto la matriz civilizatoria andina sin poder anularla, por eso no funcionan bien ninguna de las dos Matrices civilizatorias. A lo mejor, estas conversaciones de Montarnaud, son una buena ocasión para hacer un primer balance de lo que hemos aprendido hasta ahora al respecto.

1. Un primer mojón lo marca Dominique con su proposición de Frente de civilización. Se trata de un concepto que formuló Dominique Temple para oponerlo al de Frente de clase, que polarizó al Occidente de la revolución industrial y, por mímesis acrítica, al mundo colonizado por Occidente. Su limitación : variaciones y énfasis distintos, ora en el Estado ora en el Mercado, del mismo principio económico : el Intercambio. Es decir, capitalismo y socialismo son Intercambio. No son contrarios, como pensó el Frente de clase. Con Frente de civilización, Dominique amplía cuánticamente la comprensión de la Economía como la complementariedad de los principios antagonistas del Don y el Intercambio. Coloca al Don, no como una forma arcaica del Intercambio, sino como su principio antagónico y viceversa. Ahora bien, una civilización colapsa, hegemónicamente, en el Intercambio ; esa es Occidente ; la otra civilización colapsa, hegemónicamente, en el Don ; esa la Indianidad. Ambas contienen a su contrario, pero minimizado. “El Don es lo contrario del Intercambio : si el Intercambio libera dos partes, una frente a otra, eliminando la eventualidad de una dependencia mutua por la adquisición por cada una de ellas de una parte de los bienes de la otra, el Don, al contrario, crea una dependencia absoluta del que recibe, de tal manera que pretende generar una identidad orgánica nueva, una totalidad irreducible a partir del centro donante. Es una inclusión, mientras que el Intercambio es una exclusión mutua”. Este Frente de civilización se expresó en un malentendido absoluto, que dura hasta hoy, entre ambas Matrices y que Dominique llamó Quid pro quo.

2. Tal vez convenga, ahora, explicitar la resemantización boliviana a que dio lugar la introducción del concepto de Civilización y que incluye, obviamente el de cultura. Conceptos, desde ya plurívocos a lo largo de sus propias historias lingüísticas. El uso de ambos conceptos, en Occidente, es variado, con preferencias nacionales por uno u otro : Francia, por ejemplo, gusta de civilisation, en cambio Alemania de Kultur. Como quiera que sea, Cultura tiene un aura más local, más ligado a la tierra y a la Heimat ; en tanto que Civilización, por su origen latino, ligado al imperio romano, connota algo menos local y más general y abstracto : ciudad, ciudadano. Así, pues, hemos convenido en utilizar el concepto de Civilización para nombrar lo más general : los dos modos como colapsa la humanidad, ora como Occidente ora como Oriente. En este sentido, para nosotros, sólo hay dos civilizaciones. Una que se basa en la noción de Uno, de Ch’ulla, que es Occidente, y la otra que se basa en la noción de Paridad, Yin y Yang, Yanantin : Oriente y, para nuestro caso, la Indianidad. Hasta donde podemos saber, todas las demás sociedades que conocemos caen en uno de estos dos compartimentos. Es el mínimo común denominador. Por tanto, pues, para nosotros, Occidente e Indianidad son como dos paraguas conceptuales máximos de la noción de Civilización.

Ahora bien, entendemos por Cultura las diferentes formas como las sociedades, dentro de su paraguas de Civilización, interactúan con su entorno y su contorno, muyta y muyt’a, como redes cerradas de conversaciones, emociones y coordinaciones de acciones (Maturana). Así, por ejemplo, con todo lo diversas que son las culturas portuguesa, iraní, francesa, israelí, alemana, turca, escandinava, libia, canadiense, australiana, sudafricana… todas comparten el paradigma monoteísta del Uno. Del mismo modo, con toda la variedad que también les caracteriza, las culturas tibetana, china, japonesa, mapuche, aymara, esse eja, maya, hopi, innuit, bantu, maorí, koori… todas comparten el paradigma animista de la Paridad.

También, de paso, hemos notado que esta taxonomía fastidia e, incluso, irrita a los monoteístas, por razones obvias ; prefieren la idea de “Unidad en la diversidad” ; el Uno, por supuestos, son ellos y el resto es diversidad adjetiva. O tantas civilizaciones como se quiera, con tal de no aceptar la noción de Paridad contradictoria. Otra vez, la resistencia a aceptar la alteridad : al Otro como opuesto y complementario. Otra manera, de resistirse a aceptar al Otro, es el discurso del mestizaje y el sincretismo ; en ese concepto todos se igualan, imaginariamente, como en el concepto de Verde de Condorito : “Ya no hay blancos ni negros ; todos somos verdes” ; sólo que, ahora, en el bus, el cartelito indicará : “Verdes claros adelante y verdes oscuros atrás”.

3. Nos preguntamos cuál es el rasgo definitorio de estas dos formas en que colapsa lo humano : Oriente y Occidente y, además, que los distinga a la simple mirada. A efectos nuestros, nos pareció que la característica que explica mejor la conducta de Occidente es la idea del Uno : un solo dios, una sola verdad, un solo poder, un solo camino, sola fides, sola gratia, sola scriptura : Monoteísmo. En política : la monarquía : el poder del uno, la globalización ; en economía : un solo mercado, si posible una sola moneda. Este rasgo de Occidente se dice, en aymara y quechua, Ch’ulla : impar, incompleto, partido ; no tiene connotaciones positivas, precisamente.

La otra polaridad, el Oriente, del cual la Indianidad es un subsistema, se basa en la noción de Yanantin, de Paridad, de Yin y Yang, de pareja. Lo bueno es lo completo : lo armonioso. La vida brota de la complementariedad de dos energías opuestas pero complementarias. Esta es una dimensión un tanto esotérica, cierto. Exotéricamente, utilizamos la palabra Animismo, no en el sentido de la etnología o del uso que hace de él Ken Wilber, sino en su sentido más diáfano e inmediato : la experiencia de que el mundo es un ser vivo con el cual el ser humano entra en relaciones interpersonales, es más, que se sabe y, sobre todo, se siente parte de esa red cósmica por la que fluyen conversaciones y emociones. De algo que esta vivo se dice, en Bolivia, que tiene ánimo, alma, ajayu ; de ahí Animismo.

Este rasgo es muy característico y marca una diferencia radical respecto de la visión antropocéntrica y cosista de Occidente, en la que sólo el hombre y las cosas son importantes. Las nuevas Ciencias de la Tierra, lideradas por James Lovelock, con su Hipótesis Gaia : la tierra es un sistema vivo, inteligente, autoregulado, como que significa el inicio de un proceso neoanimista en el Occidente de la high tech. Lupasco, como recuerda Dominique, justamente, a propósito de la actualización del colapso de onda y/o partícula de Bohr, sostiene que dicha actualización está unida a una potencialización que es una “conciencia elemental” de la que procedería la conciencia de conciencia, es decir, la conciencia humana. A ello habría que añadir las implicaciones que lleva consigo la noción de autopoiesis, de Maturana y Varela, que condensa bien la nueva comprensión de la vida en el nuevo paradigma científico occidental. Estas son, pues, las razones del uso de los conceptos de Monoteísmo y Animismo para referirse a Occidente y a la Indianidad.

4. Esto nos ha llevado a precisar más y mejor ambos conceptos, al indagar sobre su software respectivo. De modo coherente con lo que llevamos dicho, la Matriz civilizatoria de Occidente se basa en la lógica aristotélica que es compatible con la lógica del monoteísmo semita. Este encuentro es el que da lugar justamente a Occidente. Como sabemos, este sistema lógico se basa en el Principio de Identidad : A = A. Aquí se ve cuan profunda es la negación de la alteridad, B, en este modelo mental. Como esta rara pretensión lógica no se compadece con la realidad : la Otra, B, existe ; sin ella la vida no es posible, su segundo Principio insiste, ya no la ningunea, pero la tiene en cuenta negativamente. Si A es verdad, entonces B es falso. A y B no pueden ser ciertos al mismo tiempo y bajo en mismo punto de vista. Este es el Principio de No Contradicción. Occidente no soporta lo contradictorio, por eso ha inventado el alfabeto y la moneda. El tercer principio se deriva de éste : una tercera posibilidad, diferente al Principio de No Contradicción, no es posible. Este es el Principio de Tercero Excluido que, lógicamente, va a dar lugar al racismo, a la exclusión del diferente, a la explotación de la naturaleza, etcétera.

Este software hace crisis con los descubrimientos contradictorios de la física cuántica, pero todavía no ha traspasado las fronteras de la ciencia de punta para asentarse en la vida social y política de Occidente. Tanto en sus políticas públicas locales como globales, Occidente sigue siendo pre-einsteiniano.

Ahora bien, esto, subterráneamente, está en pleno proceso de erosión. El movimiento gay : una persona puede ser, al mismo tiempo, A y B : masculina y femenina, está diluyendo la rigidez del Principio de Identidad, de un modo que no se acaba de tomar conciencia acerca de sus consecuencias en la vida cotidiana y, sobre todo, en la vida simbólica de la humanidad del tercer milenio. La emergencia de la mediaesfera audiovisual está, asimismo, relativizando la univocidad no contradictoria de la escritura.

Bien, estos son los principios lógicos que han modelado el alma de Occidente, hasta el día de hoy. Una racionalidad de exclusión, basada en una lógica binaria que valora sólo dos valores lógicos y elige uno contra el otro. Dicho de otro modo : la Matriz civilizatoria del Monoteísmo patriarcal occidental necesita y reproduce un Modelo de No relacionalidad y, por tanto, de unidireccionalidad : del sujeto al objeto. A esto se llama Gracia en teología católica.

5. Al revés, la Matriz civilizatoria de la Indianidad se basa en un Modelo de Relacionalidad. Este modelo cosmológico afirma que todo está relacionado, vinculado, conectado con todo. Por consiguiente, la entidad básica es la relación ; no el ente. La relacionalidad no es sólo lógica, sino que implica variables afectivas, ecológicas, éticas, estéticas y productivas. La relacionalidad deriva de la experiencia de saberse parte de la totalidad ; proviene de una convivencia holista con el cosmos.

Este modelo cosmológico se expresa en los siguientes Principios. El Principio de Correspondencia afirma que los distintos aspectos, regiones o componentes de la realidad se corresponden de una manera armoniosa, que implica bidireccionalidad mutua. Para el pensamiento amerindio, los nexos relacionales son, básicamente, de índole cualitativa, simbólica, celebrativa, ritual : afectiva, sin que ello excluya lo intelectual. Entre estas polaridades hay bidireccionalidad : hay toma y daca : hay reciprocidad. El Principio de Complementariedad afirma que ningún ente, acción o acontecimiento existe aislado, solitario, por sí mismo. Por el contrario, todo ente coexiste con su complementario ; ambos hacen la plenitud. El Principio de Reciprocidad brota de la búsqueda de un equilibrio contradictorio entre las fuerzas antagónicas de homogeneización y heterogeneización, de inclusión y exclusión, de alianza y hostilidad, de amor y odio.

Estos principios cosmológicos se pueden decir, desde el punto de vista lógico, de la siguiente manera. Principio de complementariedad de opuestos : A y B son opuestos, pero se complementan en una relación contradictoria que los completa al modo como jaqi integra a chacha y warmi que son opuestos. Dicho cuánticamente, la materia-energía es continua y discontinua a la vez : la energía es emitida y absorbida a pequeños trozos, quanta, y saltos (Constante de Plank) ; un fotón es, simultaneamente, onda (Thomas Young) y partícula (Einstein). Este principio formulado por Niels Bohr como complementariedad onda-partícula para el mundo subatómico, Louis de Broglie lo extiende a todo el universo. El Principio de Complementariedad enlaza dos mediciones, la una que actualiza el acontecimiento en una homogeneidad : continuidad : onda, y la otra, al contrario, lo actualiza bajo la forma de una heterogeneidad de singularidades : discontinuidad : partícula. La complementariedad de ambos principios se realiza en un Tercero contradictorio que los incluye como A y B sin hacerlos desaparecer en un C, como hace la lógica hegeliana : Aufhebung.

Principio de Tercero incluido. Existe una tercera posibilidad más allá de la relación contradictoria : la relación complementaria, justamente, que es un estado particular de potencialidades coexistentes simétricas y contradictorias en sí mismas (el “estado T” de Lupasco). El “estado T” corresponde a una situación particular en la que dos polaridades antagónicas de un acontecimiento, son de intensidad igual y dan nacimiento a una tercera potencia, en sí misma contradictoria : el Tercero Incluido. La Indianidad considera la contra-dicción como una contra-posición de dos posiciones incluidas e integradas en un todo que las contiene. El pensamiento andino no niega por completo el principio de no-contradicción ; lo que sucede es que, en Occidente, la contradicción formal es concebida como absoluta o excluyente, de tal manera que el uno (A) excluye al otro (B) y viceversa. En cambio, el pensamiento andino interpreta la contradicción formal como contrariedad material : A es distinto de B, y B es distinto de A, pero A y B pueden coexistir como partes complementarias de una tercera entidad que, recién, puede ser un todo cabal.

6. Otro aprendizaje es el de la Interacción de lo material y lo espiritual que Yampara muestra en el Qhathu 16 de julio sobre lo que versa en gran parte la presente conversación. “En el Qhathu están los productos y cuando se intercambian, aparece otra dinámica. En el contacto con el otro, además de venderle tus productos, le vendes una parte de tu espíritu, de tu energía a través de la yapa. Cuando dices yapame/aumento o iraqita/rebájame, estás mutando el sentimiento del producto con el corazón de los portadores. Luego ya transas. (…) De tal suerte que ambas partes ponemos el sacrificio y el esfuerzo de corazón a conciencia. Con un brindis miramos la conciencia de nuestro pulmón conectado al corazón para dar acuerdo y consentimiento armonioso de partes y ch’allamos ambos ese acuerdo, invocando a las energías de las deidades espirituales. Ahí terminamos. Este elemento, que está vivo ahí en el Qhathu, en el Supermercado no vas a encontrar. En el Qhathu es práctica normal. Ahora, como es espiritual y de corazón, no la vemos. No podemos abrir y mirar el corazón, tampoco medir ni cuantificar. Sin embargo, hay una especie de doble ganancia : una material y otra espiritual. Es como el prestigio del don. Es importante esto del acuerdo armonioso entre las partes. Lo que está llevando es un buen producto que le estoy entregando con su espíritu a restituir. Tú también tienes que restituir a otros”.

7. Estas dos Matrices civilizatorias constituyen dos modos diferentes de vivir las relaciones. Por tanto, las redes de conversaciones, que les caracterizan, realizan dos configuraciones de coordinaciones de acciones y emociones distintas. Vamos a tratar, pues, de resumir la caracterización de las dos Matrices civilizatorias desde la perspectiva de la biología cognitiva, tal como la ha trabajado Humberto Maturana : Amor y juego. Fundamentos olvidados de lo humano. Desde el Patriarcado a la Democracia. J.C. Saenz editor, Santiago, 2003.

El sabio chileno enmarca su caracterización en unas consideraciones generales acerca de cómo funcionamos en la vida cotidiana real, no imaginaria, ni simbólica. Maturana piensa que la historia de la humanidad ha seguido un curso determinado por las emociones, no por la razón, y, en particular, por los deseos y las preferencias. “Son nuestros deseos y preferencias lo que en cualquier momento determinan lo que hacemos o no hacemos, no la disponibilidad de lo que hoy connotamos al hablar de recursos naturales u oportunidades económicas, y que tratamos como condiciones del mundo cuya existencia sería independiente de nuestro hacer. Nuestros deseos y preferencias surgen en nosotros en cada instante en el entrelazamiento de nuestra biología y nuestra cultura, determinando en cada instante nuestras acciones”.

Así, pues, la Matriz monoteísta y patriarcal del Occidente actual, estaría constituida por una “red cerrada de conversiones caracterizada por las coordinaciones de acciones y emociones que hacen de nuestra vida cotidiana un modo de coexistencia que valora la guerra, la competencia, la lucha, las jerarquías, la autoridad, el poder, la procreación, el crecimiento, la apropiación de los recursos, y la justificación racional del control y de la dominación de los otros a través de la apropiación de la verdad”.

La Matriz animista de paridad de la Indianidad actual estaría compuesta por una red de doble hélice, como la del ADN, es decir, una larga cadena constituida por dos cintas (occidente y oriente) entrelazadas y religadas tetralécticamente en su medio por las cuatro bases (Adenina, Guanina, Citosina, Timina) de conversaciones, participación, colaboración, comprensión, acuerdo, respeto, reciprocidad… Las cuales no pueden acoplarse más que por pares. “No hay duda – dice Maturana – que la presencia de estas palabras en nuestro hablar moderno indica que las coordinaciones de acciones y emociones que ellas evocan o connotan también nos pertenecen a nosotros ahora, a pesar de nuestro vivir en la agresión. Sin embargo, en nuestra cultura reservamos su uso para ocasiones especiales, porque no connotan para nosotros, ahora, nuestro modo general de vivir, o las tratamos como si evocasen situaciones ideales y utópicas (…) a menos que la usemos en esa situación tan especial, que es la democracia”.

Una “democracia” trans-antropocéntrica, es decir, ecológica, como la del Ayllu, que en su Urin : los que vienen del naciente del sol : Oriente y Aran : los que vienen del poniente del sol : Occidente, que se encuentran, Tinku y Tink’u, en un centro contradictorio, relativístico, Taypi, es un horizonte de sentido necesario no sólo para Bolivia. Ahora bien, que en esa perspectiva marcha la humanidad, lo podemos leer en la Matriz tecnológica del nuevo paradigma científico, hacia el cual tenemos que aspirar toda la humanidad : Es un espacio T. Veámoslo someramente.

8. La Matriz lógica del nuevo paradigma, en proceso de socialización, se basa en las siguientes leyes. La ley de antagonismo. Los átomos sufren, a la vez y al mismo tiempo, de la atracción y la repulsión. Los seres humanos sufren, a la vez y al mismo tiempo, la atracción/repulsión… digamos, de lo comunitario y lo individual y, según las circunstancias, colapsan como lo uno, que entonces se actualiza, o lo otro, que entonces se potencializa ; y viceversa.

La ley de una contradicción constitutiva de homogeneización y heterogeneización de la energía. Los electrones gravitan en torno al núcleo del átomo, pero no gravitan sobre la misma órbita, debido a lo que Pauli llamó el Principio de Exclusión cuántica. Los electrones poseen la propiedad, desconcertante si se hace caso a las reglas de la lógica clásica, de excluirse mutuamente del estado cuántico que ocupan los unos respecto de los otros. Este Principio de Exclusión es esencial, porque engendra una diversificación de la energía, es decir, una heterogeneización, que explica la aparición de la diversidad. A partir de la molécula, precisa Stéphane Lupasco, “Todos los sistemas comportan, para su misma edificación, la competición antagonista del doble principio de homogeneización y heterogeneización”. Esto quiere decir que cuanta más energía contenga un sistema, más heterogéneo y diferenciado resulta. Más vida tiene.

La ley de la potencialización y actualización de todo dinamismo antagonista. La actualización de un término (elemento) entraña correlativamente la potencialización de otro término (anti elemento) justamente, porque el mundo acaece en Yanantin. De estas tres leyes, Lupasco extrae numerosas conclusiones. La más importante toma en consideración el hecho de que, a medida en que predomine en el seno de un sistema, lo homogéneo : digamos, Occidente, o lo heterogéneo : digamos, la Indianidad, se desarrollarán estructuras de naturaleza diferente.

9. Pues bien, estas dos energías antagónicas pero complementarias es lo que constituye a la Matriz civilizacional ancestral. Energías que emanan de la altura, de lo más alto del espacio celestial de alaxpacha y de la profundidad de adentro de manqhapacha, para encaminar el proceso de pacha-kuti en el aka-pacha, de este mundo, que se convierte entonces en Taypi : el lugar de encuentro de ambas energías. La tecnología simbólica que regula esta economía energética es el Tinkhu/T’inkhu que, genéricamente, se puede traducir por Encuentro. El primer sentido implica la idea de un encuentro festivo, ritual para compartir convivialmente. El segundo sentido implica un encuentro violento para equilibrar y armonizar fuerzas. En ambos casos, no se trata de anular al otro, sino de lograr el bienestar y la armonía de las partes en un todo dinámico. Se busca el consenso y convivialidad de la vida. El tinkhu tiene un sentido armonizador. La convivialidad andina es de estas dos energías, justamente, una débil y otra fuerte, por así decir, que habitan y constituyen todo lo que existe.

Hasta aquí hemos avanzado, conceptualmente, en este esfuerzo por pensar cómo desatar las fuerzas latentes, que ahora se bloquean, de estar constituidos por las dos energías de la vida : las fuerzas fermiónicas de la disyunción : Occidente, y las fuerzas bosónicas de la Conjunción : la Indianidad. La Diarquía podría hacer posible el Estado T : el efecto cuántico de la complementariedad de estas matrices opuestas.

Javier Medina

Sopocachi, 10 de Tishrei de 5768, fiesta de Yom Kipur.

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