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Dominique TEMPLE

Acerca de la Contradicción – De la Lucha de clases à la convivialidad

2008


« Bolivia es el lugar ideal en este momento
para convertirse en el laboratorio planetario
para dar a luz a una nueva civilización ».
Javier Medina
« Vivamos la contradicción ».
Álvaro García Linera

En Bolivia, se sostuvo que el Estado tenía que reconocer la convivencia entre propiedad privada, la propiedad individual, la propiedad comunitaria y la propiedad colectiva. Se puede decir también : la empresa capitalista, la empresa familiar, la empresa comunitaria y la empresa nacionalizada. Pero la propiedad privada ¿no es acaso la negación de todas las demás propiedades que obedecen al Principio de Reciprocidad ? ¿La Constitución zanjaría la dificultad ?

Si la convivialidad no significa la coexistencia de sistemas antagonistas sino su mutua integración en una vida común, la reciprocidad y la no-reciprocidad ¿pueden vivirse contradictoriamente ? ¿Es factible decir que la reciprocidad y la no-reciprocidad se “enlazarían” en una relación común llamada convivialidad ?

Según la lógica de Identidad, lógica que responde al Principio de No-contradicción, a partir del momento en el que una palabra significa algo, esta significación tiene sentido sólo por su carácter no contradictorio, es decir, que no puede ser a la vez afirmación y negación. Una proposición contradictoria ¡se anula !

La Palabra de unión, la palabra religiosa, que obedece a una lógica intuitiva, ¿satisface también al Principio de no-contradicción ? Si la palabra religiosa reúne los contrarios en la unidad de su contradicción, la Unidad del Todo es, al contrario, no contradictorio. La Unidad del Todo “encierra” la contradicción en su polaridad y todo lo que no es asumido en la Unidad ¡es la nada ! No cabe duda que la palabra religiosa esté sometida al Principio de no-contradicción.

Pero cuidado, ¡es sólo la palabra que respeta el Principio de no-contradicción ! No lo que revela y que lleva al conocimiento o a la representación, para uno mismo o para el otro. Los contrarios son afirmaciones antagonistas y no se pueden reducir a la negación del uno por el otro. Y lo contradictorio puede ser el medio entre dos contrarios...

Cuando afirma que Cristo es Hombre y Dios, el pensamiento religioso cristiano está frente a la alienación de la no-contradicción monoteísta y afirma algo que es por si mismo contradictorio. Afirma, por ejemplo, al mismo tiempo las dos naturalezas de Cristo y su unidad ; afirma a la vez las tres personas de la Trinidad y su unidad, etc. Utiliza entonces una afirmación de homogeneidad y una afirmación de heterogeneidad, cada una no-contradictoria, pero que enunciadas juntas crean un concepto contradictorio que sólo se puede sentir. El modelo de ello sería la profesión de fe del Concilio de Calcedonia (…unum eundemque Christum Filium Dominum unigenitum in duabis naturas (¡uno solo en dos naturalezas !) inconfuse immutabiliter (sin confusión y sin mezcla, es decir sin homogeneización) indivise inseparabiliter (sin división y sin separación, por lo tanto sin heterogeneización). ¿Cómo decir lo contradictorio en si con palabras forzosamente no-contradictorias, si no es asociándolas de manera contradictoria ? Según este modelo : “¡a la vez simple y doble, y a la vez ni simple ni doble !”

Así como en la teogénesis de los Guaraníes, el misterio de la Trinidad revela lo contradictorio mediante la afirmación de proposiciones, cada una de ellas, no-contradictorias, pero dichas al mismo tiempo que la proposición antagonista : a la vez la unidad (Nuestro Padre el Muy Alto, el Absoluto (Ñande Ruvusu) y a la vez tres personas divinas (Ñande Ru Karai, Ñande Ru Jakaira y Ñande Ru Tupa).

Es que lo real no está constituido de afirmaciones y negaciones, sino de eventos contradictorios y de actualizaciones más o menos no-contradictorias. No obedece al Principio de No-contradicción de la lógica clásica, sino al Principio de Antagonismo de la energía. Sin embargo, no se debe entender “contradictorio” como la lucha entre dos contrarios constituidos irrevocablemente. Lo real revela lo contradictorio a condición que los contrarios dejen de ser “constituidos como tales” y que se relativicen mutuamente.

Es verdad que hasta el siglo veinte, se pensaba que la naturaleza seguía la lógica de no-contradicción. Se decía, por ejemplo, que la estructura fina del universo era discontinua (los átomos), otros decían continua (las ondas), pero nadie sostenía la idea que pudiera estar constituida de eventos contradictorios en si. Es, sin embargo, bajo este modo que la física cuántica la reconoció.

Entonces es importante separar dos nociones que, en la Antigüedad, el sofista se divertía confundiéndolas : el Principio de No-contradicción – que interesa a las definiciones propuestas por la palabra –, por ejemplo lo Verdadero (lo No-verdadero es sólo la negación de lo Verdadero), y el Principio de Antagonismo que da, a cada contrario, una realidad opuesta. Por ejemplo, lo continuo y lo discontinuo, lo homogéneo y lo heterogéneo, la parte y el todo, la unión y la oposición… que son actualizaciones antagónicas no-contradictorias y que comparten, por el mismo hecho de ser relativas la una a la otra, un “quantum de contradicción” irreducible que conocemos, hoy, como el Tercer Incluido de la Lógica dinámica de lo contradictorio, y que se presume ser la fuente del sentido, que comparte cada uno de los contrarios, en nuestra mente.

Ahora bien, debemos utilizar ambos principios, sin confusión.

A nuestro modo de ver, el convivir se traduce en varias prácticas que crean situaciones en las cuales el principio de antagonismo de la lógica del contradictorio asegura el desenvolvimiento del Tercer Incluido entre las polaridades antagonistas de los contrarios. Así la propiedad (como concepto) puede tender hacia la más grande generalidad (la propiedad colectiva) hasta volverse una propiedad del género humano (el océano, el cielo, la tierra) o tender, al contrario, hacia la más extrema individualización y volverse familiar o particular (sayaña) pero, en ambos casos, (colectivización o individualización) la conceptualización de la propiedad no debe llegar a los límites que impiden a estas polaridades antagonistas inmovilizarse en no-contradictorios absolutos. Estos límites son la garantía de la primacía de la relación sobre las polaridades (límites equivalentes a los límites impuestos a las interpretaciones no-contradictorias de lo real por las relaciones de incertidumbre de Heisenberg). Traspasar estos límites sería destruir la relación entre la individualización y la colectivización (relación cuya naturaleza invisible y contradictoria es de conferirles su propio sentido), e instaurar una No-contradicción absoluta que negaría, cada una, la existencia de la otra al mismo tiempo que negaría el Tercer Incluido. Volveríamos, así, a la lógica clásica de No-contradicción que los partidarios de la ideología capitalista aplican de manera inconsiderada a los asuntos humanos.

La Ley que buscan los seres humanos debería entonces prohibir sustraer al campo del principio de antagonismo cualquier bien, porque al hacerlo, este bien ni siquiera tendría sentido, si es que el sentido se recibe del Tercer Incluido. La Ley debería entonces prohibir que un solo bien esté sustraído a la reciprocidad, puesto que la reciprocidad es la relación entre los seres humanos que garantiza el Principio de Antagonismo.

Ahora bien, sustraer bienes al Principio de Antagonismo ¿no sería acaso la meta de algunas ideologías políticas que combaten la reciprocidad : la privatización de la propiedad, por ejemplo ? ¿La privatización no es la negación de la propiedad universal ¿So pretexto de aplicar a la propiedad la lógica de No-contradicción estas ideologías ¿no injurian a lo real, al principio de propiedad que permite de vivir juntos y que obedece sin embargo a otra lógica ?

El capitalismo, en tanto negación de la reciprocidad, debe ser rechazado para, de este modo, poder respetar el campo del principio de antagonismo y el advenimiento del Tercer Incluido.

Por tanto, es necesario distinguir entre el sistema capitalista y la civilización occidental. En la civilización occidental se practica el individualismo, bajo dos acepciones : la propiedad privada pero también la reciprocidad generalizada (y el contrato social). La lucha de tipo marxista opone a los partidarios y adversarios de ambas acepciones.

Dicho de otro modo. No es posible la convivialidad con el sistema capitalista, sino con aquella relación de reciprocidad que ciertos sectores occidentales defienden en contra del sistema capitalista. Del mismo modo, no conviene establecer relaciones de convivialidad con los fascistas blancos o rojos, sino con los disidentes que se oponen al fascismo.

Pero el interfaz de civilización se traducirá tanto mejor por la convivialidad entre holismo e individualismo, sistema de mercado (de reciprocidad) y sistema de redistribución, que quieren tanto las sociedades de tradición andina, como los occidentales que denunciaron claramente la alienación de su civilización en el sistema capitalista.

En cuanto a las dos modalidades lógicas, que polarizan las dos dinámicas, que Javier Medina describe como individualismo y holismo, se pueden formalizar bajo el modo de la complementariedad antagonista de Bohr, es decir, se los puede entender como lazo social, o Tercer Incluido, o como conciencia ética del Estado.

El Estado, encarnación del Tercer Incluido tiene entonces que atribuir su espacio respectivo (su territorialidad) a cada una de las instituciones encargadas de expresar de manera no-contradictoria el sentido de la vida común, la solidaridad y la responsabilidad en particular, por una parte según una perspectiva holista relativa, cuyo imaginario es común a todos, por otra parte según una perspectiva individualista relativa, cuyo imaginario es propio a cada uno (propiedad colectiva y propiedad individual). De ahí, las instituciones.

A García Linera, debemos, sin duda, haber logrado pasar de la lucha de clases a la convivialidad en Bolivia. Su lema “vivamos la contradicción” no es un eslogan maoísta (más precisamente : lin biaoista o polpotiano). Aclararemos este punto.

Recordemos que Mao forjó la idea de “revolución permanente” que puede resumirse en la idea de perennizar el momento de la contradicción dialéctica en la lucha revolucionaria. (En efecto, el éxito de cualquier fuerza se manifiesta directamente en las otras como poder represivo – por ejemplo, Stalin –, un poder que la revolución debe cuestionar sistemáticamente. Así, el viejo militante teórico ortodoxo de la línea marxista-leninista Liu-Shaoqi fue destituido por los Guardias Rojos). Pero toda forma social, creada a partir de la crítica revolucionaria, se ve así rápidamente presa de la crítica siempre renovada.

En el décimo Congreso del Partido comunista chino, Mao tuvo la visión de una sociedad revolucionaria propulsada en un proceso resplandeciente de autodestrucción desastrosa. El Gran Timonel abandona la tentación de personificar la revolución permanente y ¡se retira en el Shanxi ! Vuelve, y según mi interpretación, después de haber decidido no encarnar la sombra divina que le proponía la Historia. Con Zhou Enlai, desafía a Lin Biao y sus aliados y denuncia la revolución permanente mandando a la juventud a campos de trabajo, y tiende la mano a… ¡Nixon !

Cuando García Linera dice “Vivamos la contradicción” no vuelve, por supuesto, a Lin Biao, ni siquiera a Mao. “Vivamos la contradicción” no significa “¡Qué viva la contradicción !”.

Pero entonces ¿cómo asegurarse que la contradicción no se actualice en el despotismo, según una polaridad no contradictoria (estalinismo), pero tampoco llegue a una destrucción sistemática (maoísmo) ? ¿Cómo desplegar la contradicción, sin que se aliene en una Palabra unitaria y totalitaria (holística) o cómo desplegar la contradicción sin que se aliene en una Palabra de oposición absoluta que llegaría a la privatización igualmente mortífera (liberalista) ?

¿Cómo, por ejemplo, integrar las estructuras de reciprocidad generalizada en el campo del Estado-Nación que practica la reciprocidad de redistribución ? O también, ¿no es acaso una contradicción dar al Estado prerrogativas atribuidas también a la sociedad civil ?

¿Cómo vivir la contradicción ? Es un gran debate hoy.

« Aquí surge un nuevo debate más modernista, surge la pregunta si es posible que los movimientos sociales sean parte del Estado ¿No es eso una contradicción ? ¿No son acaso los movimientos sociales lo que no son el Estado ? ¿No es el Estado monopolio de decisiones y los movimientos sociales socialización de decisiones ? ¿Cómo asumir esta contradicción ? Mi propuesta es que vivamos esta contradicción.
 
Es necesario entonces, un Estado que incorpore en sus formas de deliberación, en sus formas de elección de sus candidatos y autoridades, estas estructuras colectivas, comunitarias, sindicalizadas (...)
 
¿Hasta donde es posible esto ? Es posible articular lógicas dentro de este Estado, es posible unir las formas de procesamiento de autoridad política en parte de la institucionalidad estatal ; como un mecanismo de sinceramiento del Estado como síntesis de la sociedad, y no como ahora, como parte marginal de la sociedad » [1].

Corresponde al Estado (¡encarnación del Estado T de la lógica dinámica del contradictorio de Lupasco !) compatibilizar la colectivización y la individualización, promover, a la vez, la solidaridad y la responsabilidad, el acceso de todos a todos los bienes, sea por la Redistribución, sea por el Mercado (¡de reciprocidad !). La antinomia entre el Mercado y la Redistribución puede fácilmente superarse mediante el Principio de Complementariedad (aquel de Bohr, el Principio de complementariedad antagonista¡) que encuentra una aplicación inmediata en el concepto de territorialidad.

La Complementariedad Antagonista de Bohr sucede así, naturalmente, a la Dialéctica Hegeliana y la Convivialidad a la Lucha de clases.

Entendemos, por consiguiente, que la lucha contra la no-reciprocidad (la lucha contra la privatización) que persigue la revolución marxista, tiene por objeto la abolición de las clases, privilegiando el momento de lo contradictorio, y no ¡la dictadura del proletariado ! Y que esta abolición no libera un principio de auto-destrucción (la revolución permanente), sino una situación en la que la conciencia humana puede desplegarse de manera contradictoria, y permitir a todos controlar las relaciones antitéticas de la Palabra de oposición y de la Palabra de unión, del Mercado y de la Redistribución, de la individualización y de la colectivización, de la Responsabilidad y de la Solidaridad.

Hay una territorialidad para la Redistribución y hay otra para el Mercado. Hay un Derecho para la Responsabilidad y un Derecho para la Solidaridad.

Los bienes primarios se declinan claramente, los bienes sociales también, en función de su pertenencia a una u otra de las territorialidades complementarias : Hay aquellos que necesitan Compartir, y hay aquellos que necesitan de la elección de cada uno. Entonces la responsabilidad de la sociedad civil se torna compatible con la autoridad de la Administración de la nación que maneja los bienes colectivos.

¡Vivamos lo contradictorio !

*
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Notes

[1] GARCIA LINERA, Álvaro. Estado Plurinacional, La Paz, Comuna, 5 de marzo de 2007.

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