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Simón Yampara y Dominique Temple

Entrevistas

 

Matrices de civilización

Sobre la teoría económica de los pueblos andinos

11

Esudios Guaranies

Epilogue

   
         
 

sommaire

De la afectividad como modo absoluto del ser y de la razón como modo relativo

Dominique Temple

 

Comentario al estudio QHATHU/FERIA de Simón Yampara

Dominique Temple

Epílogo

Matrices de civilización. Un recuento de lo aprendido

 Javier Medina

Bibliografia

   
         
   

Estudios guaranies

I

De la afectividad como modo absoluto del ser

y de la razón como modo relativo

 

Dominique Temple

 

   
   

El texto que me has enviado pone en tela de juicio la racionalidad occidental por no ser capaz de dar cuenta de lo que está en juego en las relaciones y la tradiciones de los pueblos de América. El autor dice por ejemplo:

 

«Por su parte, el ámbito epistemológico es aquel que se preocupa por el cómo accedemos al conocimiento del ser, es decir, a la metodología de conocimiento. Normalmente, todas las propuestas de cambio se circunscriben únicamente al área epistemológica, lo que posibilita, por ejemplo, incorporar en las tecnologías agropecuarias la sabiduría ancestral. El problema es que el marco ontológico que se asume por dado y no se cuestiona corresponde a occidente, hecho que adecua tales sabidurías ancestrales a los marcos conceptuales  occidentales. El reto es reconocer que así como existen distintos esquemas epistemológicos (tecnológicos), estos mismos tienen una esencia ontológica  diferente a la occidental, la cual es siempre dejada de lado, viabilizando, de esta forma, la colonización».

 

No tengo textos aymara o quechua,  relativos a las tradiciones quechua o aymara que podriamos interpretar. Tengo solamente textos  de los Guaraníes que viven en el Sur de Brazil, en Paraguay y también en Bolivia . Las tradiciones de los Guaraníes pueden servir, quizás, para dar una comentario al texto que me has enviado. Hasta que se descubren textos fundadores de los otros pueblos de Bolivia no se puede hacer de otra manera.

 

Utilisaré los textos Mbya que tratan precisamente de la cuestión ontológica.

 

Los Guaraníes dicen que El primer Padre es el que tiene la faculdad de sentirse en el absoluto, lo que me parece decir que la afectividad por la cual la conciencia siente : se siente a sí misma como ser, es propia y no puede transmitirse.

 

Cadogan  dice de los nombres del Primer Padre de los Guaraníes :

 

«Ñande Ru Pa-pa Tenonde; Ñamandui, Ñamandu Ru Ete, Nande Ru Tenonde, Ñamandu Ru Ete Tenonde, Ñamandu Yma : nombres del Creador, del Absoluto, figura central de la teogonia de los  Jeguakáva !  »

 

Dos palabras  occidentales : “creador” y  “absoluto”, pueden preocuparnos. ¿Qué quiere decir esta traducción? O ¿Qué quieren decir los guaraníes en su vocabulario?  

 

Cadogan observa que todas las expresiones que dicen las manifestaciones del Primer Padre tienen una caractéristica idéntica: llevan el sufijo ra.

 

¿Qué dice aquel sufijo  ra?

 

«Jera, mbo-jera, guero-fera: la radical ra encierra el concepto de abrir, desatar, desarrollar, conservándose en el guaraní contemporáneo en : ojera yvoty = se abren las flores ; kuarahy ombojera yvoty : el sol hace que se abran las flores (V. la voz ra en el Tesoro de Montoya, quien le da tambien el significado de absolver). Estas tres voces, en los textos de los Jeguakáva, traducen el concepto de crear y significan, no producir de la nada, sino: hacer que se desarrolle, que se abra, que surja»  Cadogan, p. 17.

 

Bartomeu Melià, a su vez, fija la atención en el sufijo ra. Nota que se aplica a palabras,  de las cuales, el locutor espera que no desemboquen en un fin, una conclusión, sino, por lo contrario, inviten al diálogo, lleven a la imaginación,  abran el concepto de mañera poética. Lo que sobresale del sufijo ra es algo como el desplegamiento de la flor. No hay palabra francesa o castellana para decir que se abre en una flor a partir del vocablo flor. La «floración», en francés, quiere decir el desarrollo de todas las flores juntas,  como la florescencia y  fleurissement quiere decir el hecho de embelleer un espacio con flores ; por ejemplo, de una tumba. Eflorescence no se emplea  para el hecho de abrirse en flor . No sé si en castellano la palabra  florescenciaflorecimiento o eflorescencia puede expresar la idea de la apertura de una flor. Pero he aquí que el guaraní puede expresarlo mediante el sufijo ra. El concepto que precisamos  es el substantivo de florir y no existe. ¡Ahí empiezan las dificultades de traducción! Utilizaré, entonces, el vocablo desplegamiento. Para los guaraníes, «crear» es desplegarse en flor lo que también Cadogan traduce por «en el absoluto» porque una conciencia de pura afectividad se siente como absoluto.

 

La afectividad, siendo absoluta, nadie puede sentirla en lugar de los otros. Las flores, por ejemplo, sentir la afectividad de los animales o los animales sentir la afectividad de las flores. El hecho que uno se siente a sí mismo, como lo que es, eso nadie puede conocerlo o sentirlo en su lugar. Es lo propio. No podemos saber, si las cosas existentes tienen una afectividad por si mismas o no: eso se halla fuera del conocimiento. ¿Los árboles tienen afectividad? Unos  pueden imaginar que sí, otros pensar que no.  Pero nadie puede probar su creencia. 

 

Los Guaraníes dicen, sin embargo, que los vientos originarios desaparecen en medio del caos para dar lugar a una luz originaria. Lo que yo digo que es una resultante de los contrarios que, necesariamente, es contradictoria en sí misma. Los vientos originarios se encuentran en medio del caos para dar nacimiento a la luz,  es decir, a la conciencia de Nuestro Primer Padre. Esta luz es el sol. No el sol que veemos, sino el corazón, la afectividad. Es la conciencia divina que tiene por imagen el sol. Dicen también que, en su corazón, que es la imagen de la afectividad de la conciencia, el Primer Padre no podía sentirse, sin la reciprocidad, con su Otro. Entonces se descubre a sí mismo, sólo frente al Otro.

 

Namandu Py’aguachu oguero-jera

Jechaka mba’ekuaá reve oguerojera Py’aguachu

 

Creó a Namandu de corazón grande

Lo creó simultaneamente con el reflejo de su sabiduria (el sol)

Trad. Cadogan

 

Aquí, Namandu es Nande Ru : Nuestro Padre,  y  Pya es el valor del corazón que dice la afectividad o la conciencia afectiva del Primer Padre : la consciencia afectiva de Dios. El corazón es la imagen de la afectividad, la imagen  de la conciencia afectiva y lo que está naciendo,  como una flor : oguerojera, se nombra corazón : Pya, guachu = grande.  Namandu Py’a Guachu es el nombre del “Otro”. Pero el “Otro” no es otra cosa que el “Otro” del Primer Padre !  Los Guaraníes dicen  la cosa con la idea de simultaneidad, pero también de reflejo del uno por el otro, como lo precisa Cadogan mismo : « Jechaka mba’ekuaá reve oguerojera : lo creó simultaneamente con el reflejo de su sabiduría (el sol)».

 

Hemos visto que el sol es la imagen de la conciencia afectiva, del absoluto. Aqué esta imagen (el reflejo) sirve para decir el Otro de Nuestro Primer Padre. Es decir, que es de la relación con el Otro que puede nacer una conciencia, que es conciencia de sí misma para el Primer !

Así, la reciprocidad es reconocida como el principio de la conciencia del ser.

 

Sin este medio : la reciprocidad, el ser no podría reconocerse como tal. Podría sentir de manera absoluta, pero no sentir que siente y, menos todavía, tener conocimiento del hecho. No podría superar el hecho de ser, sin saber que es (como se presume de lo que sucede con las piedras o las flores!). Es por eso que la conciencia de sí es superior al ser mismo y que la reciprocidad es el medio que permite al hombre sobrepasar a la naturaleza  porque la naturaleza sólo es cuando el hombre piensa.

 

Los Guaraníes dicen que, luego, el Primer Padre tomó conciencia de aquel hecho ! Y entonces el Primer Padre  expresa claramente aquel hecho inmediatamente  después de crear la palabra para decirlo.  Entonces se desarrolla, criando el lenguaje y, luego, con el lenguaje afirma el principio de reciprocidad :

 

Oãmy vy ma,

O yvára py mba’ekuaá gui,

O kuaa-ra-ra vy ma

Ayvu rapyta rã i oikuaá

Ojeupe.

 

Habiendose erguido,

de la sabiduria contenida en su propia divinidad,

Y en virtud de su sabiduría creadora,

concibió el origen del lenguaje humano.

 

Ayvu rapyta rã i oikuaá ma vy  ojeupe,

O yvára py mba’ekuaá gui,

O kuaa-ra-ra vy ma

Mborayú rapyta rã oikuaá ojeupe

 

Habiendo concebido el origen del lenguaje humano,

de la sabiduria contenida en su propia divinidad

y en virtud de su sabiduría creadora

concibió el fundamento del amor  (al prójimo).

 

Traducción de Cadogan

 

Ahora, el principio es dado :  los hombres pueden  llegar a ser  inumerables. Cada uno tendrá su nombre por la palabra :

 

Ayvu rapytarã i oguerojera i mavy,

mborayu petei i oguerojera i mavy,

ovyrápy mba' ekuaágui,

okuaararávyma

mba'e a'ã rapyta petei i oguerojera.

Yvy oiko'eyre,

Pytu yma mbytere,

Mba'e jekuaa'eyre

Mba'e a'ã petei i oguerojera ojeupe.

 

Habiendo creado el fundamento del lenguaje humano,

Habiendo creado el principio del amor,

De la sabiduría contenida en su propia divinidad,

Y en virtud de su sabiduría creadora

El, el principio del himno sagrado lo creó en su soledad,

Antes de existir la tierra

En medio de las tinieblas orginarias, antes de conocerse las cosas

El principio del himno sagrado lo creó en su soledad

 

Traducción (modificada) de  Cadogan

 

El poder de la palabra llama a los hombres a nacer en la humanidad o la divinidad.

 

El Primer Padre creó la relación de reciprocidad como matríz de una afectividad que sea propia de cada uno, pero también de los hombres y de la naturaleza, que el hombre moviliza, cuando hace participar a la naturaleza de la matriz de reciprocidad.  En este caso, la conciencia se revela no  solamente por ser la conciencia de la humanidad, sino la conciencia que de Dios creador. Eso quiere decir que el ser, nacido de la relación de reciprocidad, pertenece como propio a la comunidad de reciprocidad.

 

Es, quizás, lo que quiere decir el autor que citas cuando dice : «Lo originario es portador de un nuevo marco ontológico que no separa al ser de la realidad, un marco gnoseológico que no separa al sujeto del objeto (...) El ser humano no se concibe separado de la tierra, es parte de ella y, más allá de eso, es la tierra misma (ontología de unidad ser-naturaleza o ser-realidad); el ser humano no concibe a la tierra como un objeto de conocimiento separado del sujeto cognoscente (gnoseología)» 

 

Entonces, la dificuldad de transmisión del sentimiento absoluto del ser mismo, es superada cuando se generan afectividades comunes (el absoluto común es la humanidad en la reciprocidad entre los hombres y Dios, si la reciprocidad incluye a la naturaleza). Por lo tanto, los hombres son dependientes de la reciprocidad ; lo que puede llamarse una  sujeción. ¿Cómo  relativisar esta sujeción ?  Es la palabra la que lo permite.

 

Los Guaraníes dicen que el Primer Padre creó primero la palabra. La palabra permite a los seres en reciprocidad, comunicarse sin perder, por lo tanto, su autonomía. Entre los concurrentes de la reciprocidad, la relación es mediatizada por los signos de la palabra. Aquellos signos son significantes prestados de la naturaleza (sea objetos materiales, sea los sonidos de la voz de la palabra). Los hombres, para comunicarse, desde entonces tienen que respectar las leyes de los significantes. Y eso es lo que está en el origen de la razón: efectivamente estas leyes imponen una lógica. El uso de la lógica es lo propio de la razón.

 

Entonces para resumir:

 

La conciencia de sí encierra el sentimiento en su propia reflexión: lo que es la revelación, que da, a cada uno, el poder de reconocer el sentimiento de sí en el absoluto, como suyo. Es por medio de la reciprocidad que se instituye una fuente del ser que da sentido a todas las acciones de quien participa de la reciprocidad.

 La palabra da la oportunidad, a cada concurrente de la reciprocidad, de sobrepasar el absoluto de su experiencia afectiva, cuando la razón le permite comunicarse por medios objetivos.   Por esta mediación se puede comunicar con el otro, por nuevas relaciones de reciprocidad, sin perder su autonomía, lo que nos procura una libertad individual.

 

Pero se puede también usar de esta libertad, por otra relación que la reciprocidad : la razón permite, en efecto, la dominación sobre la naturaleza y usar y abusar de ella (de las plantas,  de los animales o de los hombres también. Aquí puede empezar la explotación del hombre por el hombre).

 

Pero hay más. En la sociedad occidental, la razón es la matriz de la ciencia, porque esta razón respeta la lógica de identidad. Ha aprendido de la naturaleza física sus leyes (de complementariedad o de contradicción) y adoptó su lógica. Sin embargo, esta lógica es la lógica de la física. Pero la razón puede descubrir otras lógicas con la observación de otros datos de la naturaleza, en particular, observando los seres vivientes que obedecen a otra lógica que la lógica de la física. Descubrir la lógica de la vida permite a la razón utilizar otras categorías que las categorías de la lógica de identidad: por ejemplo la intuición o la imaginación.

 

Es, quizás, lo que quiere decir tambien el autor que mencionas: «Lo originario es portador de un nuevo marco ontológico que no separa al ser de la realidad, un marco gnoseológico que no separa al sujeto del objeto y un contenido epistemológico que no propone a la razón como la única potencia capaz de realizar conocimiento, sino también plantea a la intuición, los sueños, las visiones, los instintos y otras potencias que Occidente ha desvalorizado». Y también : «El ser humano no concibe a la tierra como un objeto de conocimiento separado del sujeto cognoscente (gnoseología); y finalmente, el ser no observa racionalmente a la realidad, sino, la sueña, la intuye, la siente y, en general, se relaciona con ella en una interacción complementaria entre semejantes, anulando la dicotomía vivo-no vivo y ser humano-naturaleza».

 

Estos medios son los medios de los artistas o, a veces, de los religiosos y se tiene que reconocerlos como potencialidades de la razón también. No hay razones para  reducir la razón a la razón utilitarista, que utiliza sólo la lógica de identidad; tampoco de reducir la lógica a la lógica de identidad de la física. En fin, se puede descubrir una lógica que permita dominar las condiciones de surgimiento del ser: la lógica dinámica del contradictorio. Esta experiencia lógica se revela como la experiencia que produce la afectividad originaria (la conciencia absoluta de Nande Ru en medio de las tinieblas) y que uno puede reconocer por la experiencia de la reciprocidad.

 

«Propiedad» quiere decir lo que es propio. Entonces la propiedad del ser pertenece a todos los que participan a la reciprocidad.  Por lo tanto, hemos vuelto a los orígines: pachakuti.

 

La propiedad universal quiere decir que pertenece como propio a todos los hombres. Lo que es un peligro mayor es la privatización de lo que es universal, por algunos, en detrimento de los otros; no lo propiedad misma.

 

¿Entonces la tierra es propiedad  privada?

- ¡No!

¿Podemos decir que la tierra es propiedad universal?

¡Depende! 

Si estamos al nivel de la conciencia afectiva, que no conoce todavía la mediación de la palabra, es decir, el medio de relacionarse con los otros sin perder su autonomía y que, por lo tanto, nos quedamos presos del absoluto de la concienca afectiva común, en este caso: ¡ no !: la tierra no es propiedad. ¿Por qué? Porque si estamos al nivel, donde la reciprocidad implica a los hombres y a la tierra, en este caso, el sentimiento que nace de las estructuras de la reciprocidad viene a ser como lo propio del conjunto tierra y hombre: es común (¿Es la pacha mama?). ¿No sería lo que quiere decir el autor? :

 

«La lógica de propiedad comunitaria de la tierra (y de la propiedad en general) deviene de la ontología y epistemología occidental debido a que asume que la tierra es un recurso externo al ser humano y, asimismo, considera a la naturaleza como un ‘ente’ sin espíritu; el hombre es el único que contiene en sí mismo al ‘ser en sí’ o espíritu y a la razón. Esto le quita a la misma su autonomía de ser en, por y para sí misma, convirtiéndola en un ente dispuesto a expensas de las decisiones que el ser humano tome por ella. La sabiduría ancestral, por el contrario, considera a la naturaleza como un ser vivo con todo lo que esto implica, es decir, es un ser que sí tiene la autonomía de ser en, por y para sí misma, lo que anula el antropocentrismo occidental».

 

«En síntesis, si hablamos del modelo de tenencia y uso de la tierra comunitario como si fuera ancestral, entonces no podemos adjetivarlo como un modelo de propiedad ».

 

Se entiende esta conclusión con una conciencia puramente afectiva.

 

Pero, en la medida que las relaciones entre los hombres utilizan la razón o en la medida que se ha reconocido una lógica de la naturaleza y se usa sus leyes para superar al carácter absoluto del ser, la naturaleza es promovida como medio necessario al comercio de los hombres y se puede decir que viene a ser una propiedad del hombre.

 

¿Eso sería una injuria a la naturaleza?  ¡No creo!  ¿Por qué?  Porque dar a la tierra el rol de significante, en el comercio del hombre, es una dignidad nueva para la tierra misma. Pero en este caso, la tierra tiene que ser significante para el hombre en tanto y como  propiedad universal. Evidentemente, queda el problema de la lógica. Es un error evidente utilizar la lógica de la física para aplicarla a la vida o la lógica de la vida para aplicarla a la física y, peor todavía, una de estas dos lógicas para aplicarla a  los sentimientos humanos o a todo lo que toca a la conciencia afectiva.

 

 De manera general, los que se oponen a la lógica utilitarista o economicista del intercambio occidental, llaman a una lógica de la intuición, pero sin estudiar sus categorías, de tal manera que hacen más invocaciones que proposiciones constructivas, para poder dar una alternativa como, por ejemplo, en Francia, el filósofo Bergson. Se contentan con encantamientos, sin más estudios serios de las categorías de aquella lógica. Los primeros estudios del Mercado 16 de Julio testifican de un esfuerzo para esclarecer unas categorías lógicas. Giran alrededor de la Palabra de Unión, con las imágenes del contorno y del entorno, del rebusque, etc., lo que se encuentra también en los estudios de los tejidos Jalq’a. Pero todo eso queda por el momento bastante escondido. 

 

También queda completa la dificultad de distinguir lo que resulta de la contradicción de los contrarios (lo que es el sentimiento de ser) y lo que pertenece a la expresión por la Palabra de Unión de aquel sentimiento de ser (Sin embargo, se ve lo contradictorio en tanto y como afectividad: la chuima, cuando es producido por la reciprocidad en la feria y se ve la expresión de este sentimiento en la  celebración).

 

Pero, para hacer esta distinción, se necesita una lógica nueva: la lógica dinámica de lo contradictorio. ¿Por qué es necesaria? Porque la lógica de identidad no es adecuada.

 

Los Guaraníes dicen que la conciencia de Nande Ru se abre en flor. No existe, en nuestras lenguas, la palabra sustantiva para decir, a partir de la flor, el hecho de abrirse. En todos los textos, que significan un acto creador de sí mismo, de Nande Ru o de su extensión de poder creador, los guaraníes utilizan  el sufijo ra que tiene que remembrar el hecho de abrir en flor. ¿Qué quiere decir  esto? Sino que, de la misma manera que la fuerza física puede aumentar, de la misma manera la vida puede crecer y multiplicarse o organizarse. Entonces,  de la misma manera la conciencia nacida de lo contradictorio puede crecer por la complejización de sus relaciones constituyentes.

 

Se puede decir que el eje de la complejzación es el eje que va de lo inferior a lo superior del ser. Por lo tanto, se puede decir que hay seres superiores, como los seres humanos, en los cuales  la complejización del cerebro llega a ser fantástica.

 

Lo más importante, para nosotros,  es llegar a ser una conciencia, que llegar a ser autónomo, es decir, libre y, luego, capaz de dominar las condiciones de la emergencia de su propia libertad, lo que es lo que los guaraníes llaman el poder creador: kuaa-ra-ra.

 

Por el momento, el avance, por la razón de tipo occidental, es un gran avance, pero este avance es parcial y este límite es también una mutilación de la razón completa. Entonces observamos una puesta en tela de juicio de aquella razón occidental. Primeramente, la parte de la revelación del ser, que no responde a la lógica de identidad, se rebela, porque, por esta lógica, es estropeada. Es evidente que el sufrimiento del ser, por los abusos de la lógica occidental y de la razón utilitarista, justifica la resistencia, pero lo que puede superar los límites de la razón occidental es el descubrimiento de la lógica que permite a la razón  abrir su perspectiva con nuevas categorías, para enfrentar las cuestiones de la vida y del pensamiento.

 

Entonces estoy de acuerdo con la proposición del autor cuando dice: «Debemos buscar nuevos marcos ontológicos, gnoseológicos y epistemológicos que se constituyan en propuestas complementarias a la filosofía (con sus respectiva ontología, gnoseología y epistemología) de Occidente ».

   
   

Estudios Guaranies

II

Comentario al estudio QHATHU/FERIA de Simón Yampara

Dominique Temple

   
     

 

Su trabajo me apasionó a dos niveles: Primero, porque el análisis del mercado no se realiza a partir del único criterio del mercado capitalista: el provecho. Introducen una perspectiva mucho más amplia, presente desde ya en la fórmula: producción/feria/fiesta.

Luego, a nivel filosófico. Es la primera vez  que leo un trabajo realizado a partir de un punto de visto aymara, con una perspectiva aymara y que intenta mostrar dónde se encuentran las líneas de junción y disyunción del pensamiento aymara y del pensamiento occidental.

 

Quinientos años de violencia no lograron destruir una cultura que se traduce, hoy, por este desafío a los filósofos y economistas occidentales. Como me mandas personalmente este ensayo y, a pesar de mi ignorancia de lo que es específicamente aymara o quechua, me siento cordialmente conminado a contestar.

Dices que, para los aymaras, el mundo está constituido de cosas visibles e invisibles, de apariencias y esencias. Y que la manifestación de lo visible y de lo invisible es simultánea.

 

Grandes tradiciones dicen, efectivamente, eso, cuando describen el advenimiento de la conciencia. Pudimos trabajar, por ejemplo, sobre una traducción al castellano de textos escritos en el idioma guaraní del Paraguay. Estos textos (grabados de testimonios orales por León Cadogan, un lingüista apasionado por la cultura guaraní y quien escogió defender su causa ante los colonos) cuentan el advenimiento del mundo, según la visión guaraní. Fueron el objeto de un primer estudio interpretativo en 1959 y publicados, luego, en América del Sur[1]. A su vez, pudimos descubrir la riqueza evocadora de estos textos fundadores, así como la complejidad de la visión original del mundo, contada por los guaraníes. Son textos extremadamente poéticos, llenos de imágenes; prácticamente cantados.

 

Interpretamos sus imágenes, hoy, como si en un momento dado de la historia humana, los sentidos –mediante los cuales los animales o las plantas perciben lo que es bueno o mortal para su existencia– en vez de reaccionar, como de costumbre, en función de su finalidad biológica (como ver algo o sentir algo) se hubieran dado la vuelta sobre sí mismos, de tal manera que, a partir de entonces: “Se siente que se ve, se siente que se siente y eso es, propiamente dicho, pensar” (como dice un filósofo de la antigüedad: Aristóteles). Cada uno de los sentidos es revelado entonces como la capacidad de “sentir el hecho de sentir”, lo que descubre un orden de las cosas que no pertenece al orden de la naturaleza “visible”, sino que es propio de la conciencia: “lo invisible”. Por ello los guaranís dicen que Nande Ru Nuestro Padre se constituyó mediante los sentidos de lo “invisible”:

 

Yvára jechaka mba’ekuaa

Yvára rendupa

Yvára popyte, yvyra’i,

Yvára popyte rakã poty

Oguerojera Ñamandui

Pytu yma mbytére

 

El reflejo de la divina sabiduría

El divino oye-lo-todo

Las divinas palmas de la mano con la vara-insignia

Las divinas palmas de las manos con las ramas floridas

Las creó Ñamandui, en el curso de su evolución

En medio de las tinieblas primigenias.

 

Traducción de Cadogan[2]

Los guaraníes describen el advenimiento de la conciencia divina, primero, bajo la forma de “conciencias afectivas”, como sentidos puramente espirituales: una mirada, una escucha y un tacto místico.

 

El mundo de las esencias –como el mundo de las ideas de Platón- es el mundo de los valores espirituales, mediante los cuales se escucha, se ve y se toca verdades que pertenecen sólo a la experiencia de conciencia de conciencia.

 

Los guaraníes sugieren un paralelismo entre el mundo de las esencias y el mundo de las cosas percibidas mediante los sentidos ordinarios y este paralelismo es muy cercano al paralelismo que describes entre lo visible y lo invisible.

 

Los guaraníes distinguen, entonces, un mundo de esencias espirituales y un mundo de apariencias sensibles para todas las cosas.

 

Ñande Ru Tenonde yvy rupa

Ogueroñe’e ypy i va’ekue

Oguerojae’o ypy i va’ekue,

Yrypa i, ñakyrã pytã i

 

El primer ser que cantó

En la morada terrenal de Nuestro Primer Padre,

El que por primera vez entonó su lamentación en ella

Fue la yrypa, la pequeña cigarra colorada.

 

Yrypa yma oime

Ñande Ru yva rokáre :

A’anga i tema ãngy opytyva va’e

Yvy rupáre

 

La cigarra colorada originaria está

En las afueras del paraíso de Nuestro Padre:

Es solamente una imagen de ella la que queda

En la morada terrenal.

 

Yamai ko yja,

Y apo are.

Ñande  yvypy oi va’e

A’ete ve’eyma:

A’ete va’e oime Ñande Ru yva rokáre;

A’anga i téma

Ãnga ñande yvypy oiko va’e

 

Pues bien, el yamai es el dueño de las aguas,

El hacedor de las aguas

El que existe en nuestra tierra

Ya no es el verdadero;

El verdadero está en las afueras del paraiso de Nuestro Padre;

Ya no es más que su imagen

El que actualmente existe en nuestra tierra.

Traducción de Cadogan.

 

Hay un filósofo, en Occidente, que pensó este paralelismo: el gran filósofo holandés del siglo XVII, Baruch Spinoza. Esta idea del paralelismo es, al menos, la manera de decir que el uno, lo visible, no es la causa del otro; ni el otro, lo invisible, la causa del primero.

 

Pero como no hay conciencia que pueda tener conciencia del advenimiento de la conciencia, antes que se produzca, esta conciencia no puede hacer de otra manera que de instituirse como su propio origen; como si se daría vida a sí mismo, o como si naciera de sí mismo al medio de lo no-conciente.

 

Los guaraníes dicen eso magníficamente. Dicen que la conciencia aparece, a sí misma, como la luz, pero que nace en el seno de lo que es sin conciencia de sí mismo, las tinieblas (es la imagen de los vientos originarios).

Ñande Ru Tenonde

Gueterã ombojera

Pytu ymágui

 

Nuestro Padre Ultimo-ultimo Primero

Para su propio cuerpo creó

De las tinieblas primigenias.

 

Ñande Ru tenondegua

Oyvára rete oguerojera i jave oikóvy,

Yvytu yma íre oiko oikóvy :

Oyvy rupará i oikuaa’ey mboyve ojeupe…

 

Mientras Nuestro Primer Padre

Creaba en el curso de su evolución su divino cuerpo

Existía en medio de los vientos primigenios:

Antes de haber concebido su futura morada terrenal…

Traducción de Cadogan

 

Pero ¿cómo nombrar los valores percibidos por los sentidos místicos? En los primeros momentos de la historia humana no hay discursos, no hay sintaxis, ni siquiera un vocabulario para hablar de estos descubrimientos súbitos. Entonces hay que nombrar las cosas invisibles, con signos que sirven para decir las cosas visibles y que cada uno reconoce fácilmente. Así, para decir que el alma se conmueve y se reconoce y que este evento es una emoción espiritual, al mismo tiempo que una iluminación intelectual, se evoca la luz del sol que nos deslumbra y nos calienta el cuerpo. Los guaraníes dicen que Nuestro Padre era el Sol. Pero precisan: Nuestro Padre no es el sol material, el sol visible. Es el sol del alma humana, el sol invisible. Es lo que podríamos llamar el tiempo de la analogía mística:

 

Ñande Ru Ñamandu tenondega

Oyvarã oguerojera’ey mboyve i,

Pytu A’e ndoechái :

Kuaray oiko’eyramo jepe,

Opy’a jechakáre A’e oiko oikóvy ;

Oyvárapy mba’ekuaápy

Oñembokuaray i oíny.

 

Nuestro Padre Ñamandu, el primero,

Antes de haber creado, en el curso de su evolución, su futuro paraíso

El no vio las tinieblas;

El existía iluminado por el reflejo de su propio corazón;

Hacia que le sirviese de sol

La sabiduría contenida dentro de su propia divinidad.

Traducción de Cadogan

 

Este advenimiento de la conciencia humana está contado, a veces, de una manera que deja entender que las cosas se suceden, las unas a las otras: primero, el caos de los sentidos –puesto que son ciegos sobre sí mismo- luego, la emergencia de la conciencia; luego, la necesidad del lenguaje; luego, la apropiación de las imágenes visibles como símbolos de cosas espirituales, etc.

 

Pero los guaraníes dicen que las dos cosas, lo invisible y lo visible, cohabitan; siempre están juntas:

 

 Ñamandu Ru Ete tenondegua

Yvytu yma íre oiko oikóvy

Opytu’ui oiny ápy

Urukure’a i omopytu i oiny

Omoñendúma pytu rupa

 

El Verdadero Padre Ñamandu, el primero

Existía en medio de los vientos originarios;

En donde paraba a descansar

La Lechuza producía  tinieblas:

Ya hacia que se tuviese presencia del lecho de las tinieblas.

Traducción de Cadogan

 

¡Las imágenes utilizadas son expresivas! ¡Los símbolos son transparentes!

Dices también que, lo visible y lo invisible, son ambos eficientes y que se puede alimentar el alma a partir de su aprensión de cosas invisibles; el ritual, por ejemplo.

En la Grecia antigua, igualmente, (de donde procede la civilización occidental) la vida sensible era doblada de la vida con los Dioses. El ritual volvía lo invisible operativo.

Dices también que lo invisible ya estaba presente en el vegetal y el animal y en toda expresión de la naturaleza, aun si no es dominante en lo “visible”. Sostienes que si “lo invisible” está presente en el animal y el vegetal, aun si lo es en menor medida, el diálogo directo, entre las almas, no sólo es posible, sino seguro.

 

Aristóteles decía que existía un alma vegetal, un alma animal y un alma humana y que todo ser era definido por una parte singular e irreducible de alma que llamó “sustancia”. Según él, Dios era el motor que animaba más o menos todas estas sustancias. Según él y otros filósofos, cada una era una parte del alma divina. Es también lo que dicen los guaraníes: Leon Cadogan precisa: « Para interpretar correctamente el contenido de estos versos que constituyen, a mi parecer, el capítulo más importante de la religión mbyá-guarani, es indispensable tener presente que ayvu: lenguaje humano; ñe’ey: palabra; y e : decir, encierran el, para nosotros, doble concepto de “expresar ideas” y “porción divina del alma”. Fue esta sinonimia la que me impulsó a estudiar a fondo la religión de los Jeguakáva, y a ello ses debe esta obra, fruto de más de seis años recopilando sus himnos, plegarias, mitos y tradiciones. Antes de haberme convencido de esta sinonimia, hice la siguiente pregunta a dos mburivicha versadísimos: Kachirito, de Paso Jovai, y el cacique Pablo Vera, de Yro’ysã (Potrero Blanco).

 

“Si tu estuvieras discurriendo sobre las ñe’e porã tenonde (capítulos sagrados) y tus nietos te preguntaran el significado de ayvu rapyta ¿qué responderías?”

Kachirito respondió:

Ayvu Rapyta oguerojera, Ñande Ru Tenonde ñe'ey mbytera: « El fundamento del lenguaje humano lo creó Nuestro Primer Padre e hizo que formara parte de su divinidad, para médula de la palabra-alma ».

Y el cacique Pablo Vera:

Ayvu rapyta, ñe'ey ypy, Ñande Ru Tenondekuery yvy rupare opu'a va'era gua'y reta omboumavy omboja'o i angua. « El fundamento del lenguaje humano es la palabra-alma originaria, la que Nuestros Primeros Padres, al enviar a sus numerosos hijos a la morada terrenal pare erguirse, les repartirían ».

 

Por supuesto, sólo lo invisible habla. ¡Lo visible no habla! Y la palabra es una expresión del alma que se dirige primero  a la comprehensión del alma. Sin embargo, para expresarse acude a imágenes o significantes prestados de lo visible. Y ahí, hay entonces una relación entre lo invisible y lo visible que se deberá precisar, porque lo invisible aquí parece capaz de mandar a lo visible. ¿De qué naturaleza es esta relación sin renunciar al paralelismo?

 

Hablamos ambos de esta relación de lo visible y de lo invisible. Cuando dices que el sentimiento del ayni se expresa mediante el ritual y manda la benevolencia recíproca, puesto que es decir que lo invisible organiza al menos una parte de lo visible, y cuando digo lo inverso: que el compartir recíproco de las cosas visibles produce el sentimiento de amistad invisible. Hasta sugieres la primacía de la eficiencia del sentimiento sobre la eficiencia de la estructura, mientras me esfuerzo en poner en evidencia la eficiencia de la estructura en la génesis del sentimiento.  Y tenemos entonces que precisar este paso, si existe de una parte de lo visible a lo invisible o de lo invisible a una parte de lo visible.

 

Tu crítica de mi lectura del ayni y de la minka me parece justa: pienso que tienes razón de decir que el ayni no es sólo una relación de benevolencias recíprocas; que el ayni es la manifestación de un sentimiento superior que impone a cada uno ser benevolente hacia el otro.

 

Pero entonces, ¿qué pasó en el Occidente para que fuese abandonada esta teoría según la cual la sensación de las cosas del mundo era paralela e indisociable de la sensación de lo divino en el hombre?

 

Si tenemos un alma, que tiene la calidad de ser vegetativa y la calidad de ser animal, sabemos que también es humana: quiero decir, que, en el hombre, el alma adquiere una especificidad que le viene de la razón. Lo que se entiende por noumene (es el término que utilizas) es esta especialización que nos distingue del alma de los animales y de los vegetales.

 

Vuelvo a los tiempos arcaicos de la civilización occidental: el filósofo Parmenides notó que no tenemos la posibilidad de comunicarnos entre nosotros, sino utilizando proposiciones no-contradictorias entre sí y que cuando nos hablamos de una cosa, afirmamos que “es” o que “no es”. Si nos representamos A, eso significaría que:

Si A es, es A y que si A es, entonces no-A no es y que si no-A no es, entonces A es, y que no hay soluciones intermedias.

 

Estas tres proposiciones son las proposiciones de base de la lógica de identidad.

Nuestra lógica es una lógica de la no-contradicción, pero también una lógica de la identidad. El principio de esta lógica se enuncia, efectivamente, como una referencia a la identidad: “si convenimos de esta identidad: A es A, como verdadera, toda otra proposición que la contradice es falsa”.

 

Pareció a los filósofos griegos que había que hacer una equivalencia entre la proposición que dice algo, y el ser presupuesto de la cosa. El ser sería entonces tributario de la lógica de identidad.

 

El arte de la razón se volvió el arte de encadenar las proposiciones de manera lógica. Rápidamente, apareció que muchos fenómenos de la naturaleza obedecían a esta lógica de la identidad, de tal manera que si se controlaba esta lógica, se controlaba también los fenómenos naturales (de ahí la Física: el conocimiento de las leyes de la naturaleza, y la Técnica: el arte de organizarlas en nuestro beneficio). La racionalidad occidental se construyó, progresivamente, a partir de la coherencia de los discursos fundados por esta lógica.

 

Eso no significa que los europeos no hicieron uso de otras competencias, por ejemplo, en el campo del arte y de la religión, sino significa que el discurso, fundado sobre esta lógica de la identidad, conquistó vastos campos de aplicación: es el campo de la ciencia.

Toda ciencia, hasta hoy, era “física” y utilizaba esta lógica de manera exclusiva, a tal punto que se preocupa de lo viviente (que obedece a otra lógica: la lógica de la diferenciación) sólo de manera mecánica y los intentos de pensar la vida fuera de la física no lograban constituirse como ciencia. En consecuencia, campos inmensos de investigación fueron abandonados y, a veces, destruidos.

 

Sin embargo, hoy, la potencia de la técnica sobrepasa las capacidades de resistencia de la Tierra, de tal manera que el control de la racionalidad occidental y el rebasamiento de la lógica de identidad, se han vuelto necesarios. Es importante acudir a una lógica que sea capaz de rendir cuenta, no sólo de la identidad, sino también de la diferenciación (lo contrario de la identidad), y no sólo de la no-contradicción, sino también de la contradicción (y de lo contradictorio que es su desenvolvimiento). Es por eso que indiqué, en la Teoría de la Reciprocidad, vías de acercamiento a esta lógica que fue descubierta por el filósofo Stéphane Lupasco en los años 50 (del siglo pasado): la lógica dinámica de lo contradictorio.

 

Vuelvo ahora a nuestro problema: la relación entre lo visible y lo invisible. Una de las cosas que más me impresionó es la manera en la cual hablas del ritual. Para ti, el “noumene” informa los actos de cada uno, mediante el ritual y eso conformemente a las condiciones de existencia de los unos y de los otros, gracias a la cultura que los Ancianos transmiten a sus descendientes. Es también lo que dicen los guaraníes cuando subrayan que la palabra-alma se transmite de generación en generación mediante la Tradición.

 

De mi lado, presenté el ritual como la representación y la reproducción conciente de las estructuras de reciprocidad de base. Así, el ritual reproduciría la reciprocidad, dándola a ver. Al contrario para ti, el ritual se impone como palabra de la divinidad en el hombre y son elegidos los que reciben su inspiración directamente de Dios (la imagen de esta relación directa puede ser el Rayo).

 

Estamos de acuerdo en el hecho que cuando lo invisible se expresa en un medio ambiente dado, su expresión toma en cuenta este medio ambiente, siquiera porque se acude, como lo hemos visto, a imágenes del mundo sensible: el sol, el agua, el cielo, las tinieblas, el árbol, el viento, el jaguar, la llama, la cigarra, etc. para decir las cosas de lo invisible… pero sabemos también que las experiencias sensibles que nos sirven de significantes, son diferentes según los pueblos, entre aquellos que viven en el polo norte y aquellos que viven en el ecuador, por ejemplo. Los aymaras dan una importancia considerable a la cultura de la papa que les provee una serie de categorías para ordenar las cosas. Pero los inuits, que no conocen la papa, explotan la grasa de foca: tienen otro medio ambiente y, por lo tanto, otra cultura, y así sucesivamente, de tal manera que pronto las lenguas se diversifican, pero ya no se entienden. Cada uno estando en su imaginario y en su cultura, los valores son transmitidos y reproducidos en expresiones rituales que se enfrentan entonces con aquellas del otro y esta confrontación puede desembocar en la guerra. ¿Cómo evitar esta amenaza del caos? Convendría descubrir una lógica (en el sentido de sistema lógico) que permitiría ampliar la definición de la razón hasta que pueda rendir cuenta no sólo de las leyes del mundo visible, sino también de aquellas del mundo invisible. Es la única manera para que las expresiones de lo invisible puedan ser aprehendidas de manera universal y ya no en función de los imaginarios particulares, hasta antagonistas.

 

Si consideramos el alma como una afectividad transparente a sí misma, pero singular, cada uno de nosotros sólo se conoce a sí mismo como ser invisible. Si el alma está asociada a lo visible y, por lo tanto, a lo que nos hace existir, es decir, las relaciones económicas, sus cualidades son diferentes si estas relaciones son relaciones de reciprocidad o si son relaciones de no-reciprocidad. Cuando estamos en la no-reciprocidad, no sentimos la afectividad que sentimos cuando participamos de una relación de reciprocidad.

 

Es así que aquellos, que escogen la no-reciprocidad, ignoran los valores que son ligados a la reciprocidad y consideran la reciprocidad como un obstáculo, puesto que es lo contrario de la no-reciprocidad. Es por eso que destruyen sistemáticamente las empresas de reciprocidad. Además, aquellos que escogen la no-reciprocidad sólo pueden acumular las riquezas en su propio provecho, así como los medios de producción de la riqueza, mediante la privatización de los medios de producción. Prohíben a los demás acceder a la producción a no ser como esclavos u obreros. El sistema capitalista se desarrolla así, gracias a la explotación del trabajo de otro y a la alienación del trabajo social, en el provecho de los accionistas del capital.

 

Y la ideología de este sistema, el liberalismo económico, es antagonista de todas las otras concepciones de la economía política, que se fundan en la reciprocidad. En efecto, si se comparte o si se “reciproca” a partir de equivalentes en el mercado de reciprocidad (todos los mercados tradicionales son, al menos, mercados de reciprocidad), nadie puede sacar provecho en desmedro de los demás, y la acumulación capitalista es imposible. Todo el mundo se enriquece de manera igual y la inversión productiva requiere necesariamente de formas de empresa comunitaria del estilo de las empresas comunitarias aymaras (los ayllus). La ideología liberal considera, entonces, el desarrollo comunitario como su peor enemigo.

 

Es por eso que la definición que ustedes proponen del mercado es revolucionario: dicen que es un lugar de producción, porque los medios de producción se encuentran reunidos y que todo el mundo puede acceder a ello. Pero eso, es lo inverso de lo que dice la ideología liberal que preconiza la privatización de los medios de producción. Ustedes dicen que el mercado es una Feria, en la cual todos pueden participar, como consumidores o como productores y eso también es lo contrario del mercado capitalista en el cual los unos pueden participar sólo como consumidores, y ser productores sólo bajo las condiciones de aquellos quienes han privatizado los medios de producción. Dicen que es también la Fiesta, es decir, una distribución que consume la producción no para asegurar el provecho capitalista, sino para dar a todos los medios para vivir y, más aun, para engendrar entre todos los valores espirituales que darán a cada uno su energía espiritual, porque la Fiesta es una forma de reciprocidad generalizada productora (o reproductora) de valores éticos. Ahora bien, la ideología liberal considera estos valores como  pudiendo constituir eventualmente obstáculos al crecimiento del provecho.

 

Su concepción del Mercado es entonces radicalmente anticapitalista. Y hasta quieren hacer intervenir en ella el ritual y la cultura. Para admitir tales puntos de vista, los técnicos de la economía capitalista defenderán la idea que el mercado de intercambio es un proceso milenario (el trueque) que une (y reúne) los hombres en un solo interés dominante: el interés privado. Les invitarán a abandonar estas formas arcaicas para adoptar las categorías llamadas “modernas”. Pero su interpretación de la reciprocidad, como intercambio, supone que abandonen la idea que la reciprocidad es la sede de lo invisible. Reduzcan la relación de reciprocidad, desde el inicio, a una relación de intereses privados, es decir, a la relación de cada uno de nosotros a sus objetivos visibles. La relación de reciprocidad, como mediadora o sede de lo invisible, se encuentra anulada desde el inicio a favor de una relación puramente racional (según la definición que dan a la racionalidad fundada por la conciencia objetiva del mundo visible).

 

Es por eso que no entendí cómo se debe traducir el término kutialakipa, que traducen por “dar y recibir” y, en seguida, por “intercambio”, porque “Dar y recibir” es la reciprocidad del don, lo contrario del intercambio. Tal vez kutialakipa significa “intercambiar” y, en este caso, no significa “dar”. Tal vez, significa “reciprocar” y, en este caso, no significa “intercambiar”: si doy de un lado (por ejemplo, mi trabajo) y que me das el tuyo, ambos dones pueden parecerse a un intercambio, pero son dones recíprocos (el término adecuado es entonces “reciprocar”). Si no, hubiéramos tenido que solicitar su trabajo al otro, a cierto precio. Cada uno hubiera querido el mejor precio en su interés propio para sacar un provecho. En el intercambio capitalista los provechos son coordinados entre sí por referencia al precio del trabajo, en un mercado de librecambio y, por ello, el más fuerte impone sus condiciones al otro. El provecho que el más fuerte saca del intercambio le da una posición que le permite, luego, imponer su ley. Por lo tanto, es importante saber si kutialakipa significa reciprocar (dar y recibir), trocar o intercambiar. Y si puede decir las tres cosas, según el contexto o las circunstancias, entonces hay que precisarlo. Porque sino, la relación entre lo visible y lo invisible se vuelve tan impreciso que se debe tomar en cuenta la advertencia de M. Godelier, que cita a Lévi-Strauss y que citas también: “Nos arriesgaríamos  a introducir la sociología por una senda peligrosa que podría constituir incluso su perdición si, avanzando un paso más, redujésemos la realidad social a la concepción que el hombre, incluido el salvaje, se hace de ella”, el salvaje no siendo, tal vez, aquel al cual piensan Godelier y Lévi-Strauss.

 

La relación de lo visible y de lo invisible, es lo que hemos trabajado con la nueva lógica que es una lógica no sólo de la no-contradicción, sino también de la contradicción.

El descubrimiento esencial es que la lógica dinámica de la energía y de lo contradictorio permite rendir cuenta de la relación entre lo visible y lo invisible. La lógica de identidad es incapaz de pensar esta relación, puesto que a priori excluye la contradicción.

Lo que hemos desarrollado, luego, es la idea que entre contrarios, la contradicción crea un campo que es aquel de la afectividad. Cuando esta afectividad es todavía prisionera de lo visible, señala solamente las coacciones que el alma tiene que sufrir de lo visible para subsistir (es la afectividad animal…). La afectividad es entonces el temor o el sufrimiento o el placer, etc. Para que la conciencia afectiva se libere de estas coacciones y que la afectividad revele la vida del alma de manera específica, hay que extraerla de nuestra existencia física y biológica. Es el milagro realizado por la reciprocidad: le mborayu guaraní y también el lenguaje: ayvu rapyta.

 

¿Por qué? Porque la reciprocidad crea las condiciones que permiten a la conciencia nacer como conciencia de conciencia en cada uno simultáneamente, es decir, que crea una relación que nos implica mutuamente como necesarios el uno al otro. En la reciprocidad no puedo concebir un sentimiento sin que el otro participe de ello y, al mismo tiempo, este sentimiento es suyo, de tal manera que es subjetivo para mí (es mi sentimiento) pero, a la vez, sé que es el sentimiento del otro, es como si fuese objetivo, hay una subjetividad compartida… una intersubjetividad, hasta una subjetividad universal. Y puedo verificar ello mirando los gestos del otro y sus expresiones. En esta estructura nace el sentimiento de un alma liberada de todas las contingencias existenciales. Lo invisible es no sólo distinto de lo visible, sino desprendido de lo visible. Ya no está insertado en lo visible y puede expresarse libremente.

La expresión de este invisible liberado, es la palabra: ñe’ey. Si en seguida reinscribimos la palabra en la matriz del mborayu y así sucesivamente… construimos, cada vez, más sentido.

 

He aquí por qué los hombres nacen de la palabra y del amor.

 

El problema, lo vimos, es que la palabra necesita de significantes prestados del medio ambiente: el sol, la papa, la nieve o la grasa de foca, etc. y es necesario descubrir las estructuras sacándolas de las imágenes, es decir, que se debería instaurar en este campo la razón misma, pero sin reducir la razón a la sola lógica de la identidad. Proponemos ampliar el campo de la racionalidad, gracias a una lógica capaz de elaborar categorías que permiten,  no sólo producir bienes materiales en función de las leyes de la física (el conocimiento de lo visible) sino de producir también el reconocimiento de los valores de lo invisible y de producir las condiciones que pueden ser la sede de ellos.

Las estructuras de producción (o de reproducción) de estos valores materiales son las estructuras de reciprocidad. Los guaraníes dicen:

 

Ñande Ru Tenonde

Gueterã ombojera

Ytu ymagui

Yvara pypyte

Apyka apu’a i,

Pytu yma mbytére

Oguerojera

 

Nuestro Padre Ultimo-ultimo Primero

Para su propio cuerpo creó

de las tinieblas primigenias

Las divinas plantas de los pies

El pequeño asiento redondo,

En medio de las tinieblas primigenias

Los creó, en el curso de su evolución.

Traducción de Cadogan

 

Entendemos que erguirse (la divina planta de los pies) y tomar asiento (el pequeño asiento redondo) en el universo, es instalarse. Los guaraníes, observa Cadogan, dicen de un niño que nace cuando se le da un asiento en la tierra, y dicen que los espíritus, que asumen la forma de pájaros, se transportan en el espacio de la misma manera porque están como en una nave, un asiento. El asiento es, entonces, una imagen del advenimiento, pero indica también que el mundo debe ser acomodado para que este advenimiento tenga lugar: hay que construir un asiento apropiado.

 

Se puede decir que la reciprocidad es, primero, la hospitalidad del otro y los guaraníes la simbolizan por el asiento: el único mueble de su casa, que ofrecen al forastero: es un banquito redondo con cuatro pies. En el plano simbólico, este banquito es el asiento en el que Nande Ru viene a sentarse entre los hombres.

 

La especificidad del alma humana es de haber aparecido con la reciprocidad. La reciprocidad es su sede. Los guaraníes plantean el problema en términos todavía más explícitos de la manera siguiente: Nande Ru se pregunta sobre su propio advenimiento puesto que es esta conciencia de sí, que puede examinarse a sí mismo. La respuesta a esta pregunta les aparece así: uno no es por sí mismo, es por la relación a otro.

Hasta se puede decir que se nace de la relación a otro, por lo que Nande Ru reconoce en el corazón de su ser una relación al otro, fundadora, que los guaraníes expresan nombrando a otro Nande Ru con el sufijo de la palabra corazón:

 

Ochareko iñómavy,

Oyvárapy mba’ekuaágui,

Okuaararávyma

Oyvára irura i oguerojera

 

Habiendo reflexionado profundamente

De la sabiduría contenida en su propia divinidad

Y en virtud de su sabiduría creadora

Creó a quien (quienes) será (serán) compañero (compañeros) de su divinidad.

 

Ochareko iñomavy,

Oyvá rapy mba’ehuaágui

Okuaararávyma

Ñamandu Py’a Guachu oguerojera

 

Jechaka mba’’ekuaa rece oguerojera

Yvy oiko’eyre

Pytu yma mbytére

Ñamandu Py’a Guachu oguerojera.

 

Habiendo reflexionado profundamente

De la sabiduría contenida en su propia divinidad

Y en virtud de su sabiduría creadora

Creó (a los) Ñamandu de corazón grande

Lo creó simultáneamente con el reflejo de su sabiduría

Antes de existir la tierra

En medio de las tinieblas originarias.

Traducción de  Cadogan

 

Pero, no se trata en absoluto de reducir este cara a cara original, principio de la reciprocidad, esta matriz del ser mismo, a un espejo, y reducir Ñamandu Pya a un reflejo en un espejo de Ñamandu, lo que se llama una imagen especular: la imagen es, ella misma, una imagen simbólica. Significa que no hay principio de reciprocidad que se deje encerrar en una relación de identidad y que la relación al otro es una relación recíproca y, finalmente, que esta relación recíproca da a luz a cada uno como “ser parlante”. El principio es sin inicio ni fin. Por eso se puede escribir  Ñamandu de corazon grande en plural.

 

Gua’y reta ru etera

Qua’y reta ñe’ey ru etera

Nnamandu Py’a Guachu oguerojera

 

Para Padre de sus futuros numerosos hijos,

Para verdadero Padre de las almas de sus futuros numerosos hijos

Creó al Ñamandu de corazón grande.

Traducción de Cadogan

 

El Padre Nuestro en cuestión se declina entonces en plural, pero no como cualquier plural tampoco, un plural que engendraría, por ejemplo, el azar, se declina como un plural que re-constituye la relación de reciprocidad y cuya composición, casi geométrica, permite dar una imagen de estructura generadora de la conciencia de conciencia.

 

Desde ya, vamos a “ver” una imagen de la matriz del origen. ¡Vamos a poder tomar conciencia de lo que nos era prohibido conocer antes que la conciencia sea! La otra expresión de Nande Ru Pya Guachu, su expresión en plural, para decirlo así, es, por una parte, Nande Ru Karai, representado por las llamas que nacen espontáneamente en las aguas muertas los días de calor tórrido y, por otra parte, Nande Ru Jakaira, representado por la neblina que cubre los arroyos al final de la noche y, finalmente, Nande Ru Tupa, el término medio que relativiza la violencia de estos dos contrarios. Los tres Padres son los primeros padres de las generaciones humanas. Constituyen el símbolo visible de lo invisible.

 

A’e va’e rakyguégui

Oyvárapy mba’ekuaágui,

Okuaararávyma

Karai Ru Etera

Jakaira Ru Etera

Tupa Ru Etera

Omboyvarajekuaa 

Gua’y reta ru etera,

Gua’y reta ñe’ey ru etera

Omboyvára jekuaa.

 

A continuación

De la sabiduría contenida en su propia divinidad

Y en virtud de su sabiduría creadora

Al verdadero Padre de los futuros Karai

Al verdadero Padre de los futuros Jakaira

Al verdadero Padre de los futuros Tupa les impartió conciencia de la divinidad

Para verdaderos Padres de las palabras-almas de sus futuros numerosos hijos,

Les impartió conciencia de la divinidad.

Traducción de Cadogan

 

En un momento dado, los guaraníes se preguntaron lo que se debe institucionalizar para asegurar la génesis, es decir, para asegurar las condiciones de existencia del símbolo y permitirle desenvolverse entre los hombres. Y contestan que hay que instituir el lenguaje como el medio más apropiado para reproducir entre los hombres la palabra-alma.

 

Oã myvyma

Oyvárapy mab’ekuaágui

Okuaararavyma

Ayvu rapytarã i oikuaa ojeupe

Ovyr1apy mba’ekuaágui,

Okuaararávyma,

Ayvu rapyta oguerojera

Ogeuroyvara Ñande Ru.

Yvy oiko’eyre,

Pytu yma mbytére,

Mba’e jekuaa’eyre,

Ayvu rapytará i oguerojera,

Ogueroyvára Ñamandu Ru ete tenondegua.

 

Habiendose erguido

De la sabiduría contenida en su propia divinidad, y en virtud de su sabiduría creadora, Concibió el origen del lenguaje humano.

De la sabiduría contenida en su propia divinidad

Y en virtud de su sabiduria creadora

Creó nuestro Padre el fundamento del lenguaje humano

E hizo que formara parte de su propia divinidad.
Antes de existir la tierra,

En medio de las tinieblas primigenias

Antes de tenerse conocimiento de las cosas,

Creó aquello que sería el fundamento del lenguaje humano

E hizo el verdadero Primer Padre Ñamandu que formara parte de su propia divinidad.

Traducción de Cadogan

 

Pero precisan también que hay que instituir el amor (la reciprocidad perfecta) como matriz de la conciencia, matriz de la divinidad de Nande Ru en cada uno de sus hijos:

 

Ayvu rapytarã o oikuaámavy ojeupe

Oyvárapy mba’ekuaágui

Okuaararávyma

Mborayu rapytarã oikuaa ojeupe.

 

Habiendo concebido el origen del futuro lenguaje humano

De la sabiduría contenida en su propia divinidad

Y en virtud de su sabiduría creadora

Concibió el fundamento del amor.

Traducción d. Cadogan

 

Dicen que cada uno de los hombres adquiere entonces su nombre, un nombre propio que tiene su sentido de ser instruido en la Tradición o también del hecho de participar de lo divino.

De Nande Ru Karai los hombres reciben una corona de llamas: tataendy, que interpreto como la imagen de la inteligencia, y de jakaira el vapor tenue: tatachina, que interpreto como la conciencia intuitiva. Finalmente, tupa es aquel que apacigua la violencia de estas dos potencias del alma en su justo medio.

 

Va’ére che ra’y Tupa Ru Ete

Mba’e ñemboro’yra ano’a va’égy

Ñande ra’y py’a mbytépy emboupa i.

 

Por esto, mi hijo Tupa Ru Ete

Aquello que yo concebi para refrescamiento

Haz que se aloje en el centro del corazón de nuestros hijos.

 

Mba’e ñemboro’y guivy ae,

Mborayu rekorã i a’e ague

Nomboaku aéi va’erã

Ñande ra’y jeayurã i

Ñande rajy jeayurã i

 

Unicamente mediante aquello que refresca

Las leyes que pronuncié para regir el amor

No producirán excesivo calor

En nuestros futuros amados hijos,

En nuestras futuras amadas hijas.

Traducción de Cadogan

 

Con tupa, quien relativiza la violencia de karai y jakaira o también los opuestos tatachina y tataendy, volvemos a encontrar la relativización de los contrarios, que sólo la lógica de lo contradictorio puede traducir en una teoría relacional.

 

Indicas, así mismo, que existe entre los animales o entre los vegetales o entre los animales y los vegetales relaciones de complementariedad que pueden significar que sus partes invisibles están en relación directa. La idea me parece sugestiva, efectivamente, pero me parece que para que haya relación directa entre las almas animales, tendría que haber relaciones de reciprocidad entre los animales, porque las relaciones de complementariedad no son todavía relaciones de reciprocidad verdadera.

Y no es seguro que las almas puedan dialogar entre sí, si no tienen la palabra, puesto que la palabra es el medio de expresión del alma humana (divina) en la reciprocidad. Pero la palabra nace solamente en condiciones de reciprocidad verdadera.

Esta diferencia es tan importante que constituye el umbral entre la naturaleza y la cultura, umbral a partir del cual hay una distinción nítida entre la humanidad y el mundo animal y vegetal.

 

La reciprocidad verdadera es específica de la sociedad humana: gracias a la reciprocidad, veo, en el rostro del otro, resplandecer el advenimiento de la humanidad, como si el rostro del otro fuese el espejo en cual se refleja el ideal de humanidad (que llamas noumene), un ideal que nos es prometido a todos, desde que entramos en una relación de reciprocidad. Esta promesa es anunciada por las grandes Tradiciones, en particular, por la Tradición de los Guaranés: La tierra sin mal.

Los hombres participan de la génesis, creando las condiciones de emergencia o de expresión de los valores espirituales, gracias a distintas estructuras de reciprocidad. Distinguen, claramente, lo que procede de la naturaleza y lo que procede de la espiritualidad, lo visible y lo invisible, mientras los animales no lo distinguen.

Nos representamos estos dos niveles con la imagen del cielo y de la tierra. En el cielo se encuentra lo invisible y en la tierra lo visible.

 

Nuestro trabajo consiste en haber mostrado que, entre el cielo y la tierra, entre lo invisible y lo visible, hay una estructura intermedia que permite pasar del uno al otro en ambos sentidos.

 

Lo material no engendra lo espiritual y lo espiritual no engendra lo material, porque cada uno tiene sus leyes, aunque estén asociados de manera íntima y de manera lógica, pero hay un puente entre ambos, un puente que los separa y los distingue el uno del otro; un puente que permite pasar del uno al otro y recíprocamente: este puente es el puente de la reciprocidad: la reciprocidad permite a la conciencia aparecer y expresarse en el mundo y dar sentido al mundo.

 

Si el ritual puede alimentar el alma, es que le recomienda comportarse de manera recíproca y, por lo tanto, reproducir la reciprocidad y, en seguida, la reciprocidad es reproducida; el alma se agranda. Por ejemplo, el ritual recomienda grandes distribuciones a los aymaras llamados a ser jilaqata. Y en seguida son realizadas, la chuyma de los nuevos jilaqatas crece.

 

Reconocer el ayni, la minka, etc. como estructuras de reciprocidad, desde un punto de vista racional (y, entonces, como fundamentalmente distintas y opuestas a aquella del intercambio y del interés privado), es considerarlas no solamente como estructuras pertenecientes a culturas particulares, sino como universales.

 

Gracias a la Teoría, con tal que sea entendida, las sociedades originarias aportan tremendo apoyo sociológico y antropológico a la elaboración de una economía poscapitalista. Este movimiento me parece irreversible.

 

[1] Seminario guaraní. « Interprétation et étude sémantique de chants mythiques » [Interpretación y estudio semántico de cantos míticos], D. Temple y M. Chabal, enero de 2002. Inédito.]

[2] Utilizamos la traducción de Cadogan releída (y eventualmente corregida) por Bartomeu Melià en la edición de 1992.

Bibliografía

 

Ayvy Rapyta. Textos míticos de los Mbyá-Guarani del Guairá. Edición preparada por Bartomeu Meliá. Biblioteca Paraguaya de Antropología, Vol. XVI. CEADUC-CEPAG. Asunción, 1992.

 

 

   
   

Epílogo

 

Matrices de civilización. Un recuento de lo aprendido

 

Javier Medina 

 

“Una verdad superficial es un enunciado, cuyo opuesto es falso.

Una verdad profunda es un enunciado,

cuyo opuesto también es una verdad profunda”

Niels Bohr 

 

   
     

Estas conversaciones, entre un sabio de Occidente y un sabio del Qullanasuyo, tuvieron lugar en noviembre de 2006, en Montarnaud, en el sur de la dulce Francia, tierra de cátaros y cabalistas, hace casi mil años. Sigue siendo un espacio de libertad intelectual y diálogo entre civilizaciones. De todos modos, en general, el diálogo de civilizaciones es algo que Occidente no ha gustado practicar mucho debido, justamente, a su propia matriz de sentido: la negación simbólica de la Otra: Aqueráh, quintaesencia de cualquier Otro: el moro, el judío, no digamos ya el amerindio, el negro, el chino…el bárbaro, el esclavo, el proletario, el inmigrante … el gay, la lesbiana, el travestí … el tercer mundo, su cuarto mundo interno … en fin, cualquier otro. Si aceptara a la Otra arquetípica,  dejaría de ser lo que es. 

 

Hay señales, empero, de que ese proceso de disolución del monolitismo occidental ya ha empezado: teóricamente: la deconstrucción posmoderna; prácticamente: la emergencia gay y lesbiana.  Esta negación simbólica del Otro, en la historia de Occidente, se relativizó grandemente en la España de las tres culturas; empero, sólo al interior de la misma tradición abrahámica.  

 

Ahora bien, el Otro, de verdad, del Occidente monoteísta y patriarcal es el Animismo de corte matrístico y fraternal. Esta otra dimensión fundamental de lo humano, no está, por ahora, en su horizonte intelectual de visibilidad, empeñado como está en seguir peleándose con los hijos de Ismael, esta vez, significativamente, donde empezó esta historia: en las  orillas del Éufrates,  aunque –espero-  que el campanazo global de Una verdad incómoda, de Al Gore y David Guggenheim, irá dirigiendo, poco a poco, la mirada en la otra dirección, pues la ética monoteísta, basada en la separación: creador / criatura, materia / energía, tiempo / espacio, sujeto / objeto, historia / naturaleza, individuo / comunidad … y que afirma, además, una polaridad y niega y combate la otra: el bien contra el mal, es la causante, precisamente, de la actual catástrofe medioambiental. La ética que produjo estos problemas no puede ser parte de la solución. La humanidad tiene que ampliar el marco de referencia y, allí, nos espera la ética ecológica del animismo, basada en la reciprocidad, y generadora de los valores humanos fundamentales: la alianza, la amistad, la  confianza, la hospitalidad, el cuidado, el cariño, etcétera. Los medios de la sobrevivencia humana. 

 

En Bolivia, en cambio, el Monoteísmo y el Animismo coexisten, uno al lado del otro; es más, se han relacionado de una manera tal que el efecto de este encuentro se expresa en una suerte de bloqueo mutuo: ni el Occidente se puede desarrollar, ni el Qullanasuyu-Paititi puede florecer. Esto nos ha dado que pensar y una primera concreción de estas conversaciones se expresa en la hipótesis de las dos Matrices de civilización: la ancestral milenaria, con semillero en Tiwanaku y el Inkario, de práctica convivial, con valores cosmogónicos y ecológicos y paradigma de vida del suma qamaña / bienestar y armonía integral con el todo, basados en el ayni, la reciprocidad; la búsqueda del equilibrio del sistema. Esta Matriz  procesa energías interaccionadas de las dimensiones de la materialidad y la espiritualidad, así como de lo privado y lo comunitario, por medio del ayni eco biótico natural  (ceremonias rituales de empatía) donde la ciclicidad del proceso de pacha-kuti  se encarga de dinamizar el proceso de  uraq-pacha en la vida. Por eso nayrax-pacha / pasado por delante, nayrax-suyu / territorio en el camino de los antepasados, son importantes.  La otra Matriz es la occidental, con semillero en Europa, que se basa en la Separación de lo material y lo espiritual y reduce la vida a una sola polaridad: lo material, lo individual, lo privado, el intercambio, produciendo la ideología del progreso y el desarrollo como paradigma de vida. Sus valores son el individualismo, la libertad, la igualdad, el progreso, el mercado, el derecho privado, la acumulación. Tiene una visión lineal y progresiva de la historia. El problema de esta Matriz es que al no ser sistémica, produce desequilibrio, en la biosfera, al sobre explotar los recursos naturales y, en la sociedad, al sobre explotar la fuerza de trabajo y apropiarse privadamente de la plusvalía.  

 

El hecho colonial estriba, justamente, en que la matriz civilizatoria occidental ha encubierto la matriz civilizatoria andina sin poder anularla, por eso no funcionan bien ninguna de las dos Matrices civilizatorias. A lo mejor, estas conversaciones de Montarnaud, son una buena ocasión para hacer un primer balance de lo que hemos aprendido hasta ahora al respecto. 

 

1. Un primer mojón lo marca Dominique con su proposición de Frente de civilización. Se trata de un concepto que formuló Dominique Temple para oponerlo al de Frente de clase, que polarizó al Occidente de la revolución industrial y, por mímesis acrítica, al mundo colonizado por Occidente. Su limitación: variaciones y énfasis distintos, ora en el Estado ora en el Mercado, del mismo principio económico: el Intercambio. Es decir, capitalismo y socialismo son Intercambio. No son contrarios, como pensó el Frente de clase. Con Frente de civilización, Dominique amplía cuánticamente la comprensión de la Economía como la complementariedad de los principios antagonistas del Don y el Intercambio. Coloca al Don, no como una forma arcaica del Intercambio, sino como su principio antagónico y viceversa. Ahora bien, una civilización colapsa, hegemónicamente, en el Intercambio; esa es Occidente; la otra civilización colapsa, hegemónicamente, en el Don; esa la Indianidad. Ambas contienen a su contrario, pero minimizado.  “El Don es lo contrario del Intercambio: si el Intercambio libera dos partes, una frente a otra, eliminando la eventualidad de una dependencia mutua por la adquisición por cada una de ellas de una parte de los bienes de la otra, el Don, al contrario, crea una dependencia absoluta del que recibe, de tal manera que pretende generar una identidad orgánica nueva, una totalidad irreductible a partir del centro donante. Es una inclusión, mientras que el Intercambio es una exclusión mutua”. Este Frente de civilización se expresó en un malentendido absoluto, que dura hasta hoy, entre  ambas Matrices y que Dominique llamó Quid pro pquo

 

2. Tal vez convenga, ahora, explicitar la resemantización boliviana a que dio lugar la introducción del concepto de Civilización y que incluye, obviamente el de cultura. Conceptos, desde ya plurívocos a lo largo de sus propias historias lingüísticas. El uso de ambos conceptos, en Occidente, es variado, con preferencias nacionales por uno u otro: Francia, por ejemplo, gusta de civilisation, en cambio Alemania de Kultur. Como quiera que sea, Cultura tiene un aura más local, más ligado a la tierra y a la Heimat; en tanto que Civilización, por su origen latino, ligado al imperio romano, connota algo menos local y más general y abstracto: ciudad, ciudadano. Así, pues, hemos convenido en utilizar el concepto de Civilización para nombrar lo más general: los dos modos como colapsa la humanidad, ora como Occidente ora como Oriente. En este sentido, para nosotros, sólo hay dos civilizaciones. Una que se basa en la noción de Uno, de Ch´ulla, que es Occidente, y la otra que se basa en la noción de Paridad, Yin y Yang, Yanantin: Oriente y, para nuestro caso, la Indianidad. Hasta donde podemos saber, todas las demás sociedades que conocemos caen en uno de estos dos compartimentos. Es el mínimo común denominador. Por tanto, pues, para nosotros, Occidente e Indianidad son como dos paraguas conceptuales máximos de la noción de Civilización.  

 

Ahora bien, entendemos por Cultura las diferentes formas como las sociedades, dentro de su paraguas de Civilización, interactúan con su entorno y su contorno, muyta y muyt´a, como redes cerradas de conversaciones, emociones y coordinaciones de acciones (Maturana). Así, por ejemplo, con todo lo diversas que son las culturas portuguesa, iraní, francesa, israelí, alemana, turca, escandinava, libia, canadiense, australiana, sudafricana… todas comparten el paradigma monoteísta del Uno. Del mismo modo, con toda la variedad que también les caracteriza, las culturas tibetana, china, japonesa, mapuche, aymara, esse eja, maya, hopi, innuit, bantu, maorí, koori… todas comparten el paradigma animista de la Paridad.  

 

También, de paso, hemos notado que esta taxonomía fastidia e, incluso, irrita a los monoteístas, por razones obvias; prefieren la idea de “Unidad en la diversidad”; el Uno, por supuestos, son ellos y el resto es diversidad adjetiva. O tantas civilizaciones como se quiera, con tal de no aceptar la noción de Paridad contradictoria. Otra vez, la resistencia a aceptar la alteridad: al Otro como opuesto y complementario. Otra manera, de resistirse a aceptar al Otro, es el discurso del mestizaje y el sincretismo; en ese concepto todos se igualan, imaginariamente, como en el concepto de Verde de Condorito: “Ya no hay blancos ni negros; todos somos verdes”; sólo que, ahora, en el bus, el cartelito indicará: “Verdes claros adelante y verdes oscuros atrás”.

 

3. Nos preguntamos cuál es el rasgo definitorio de estas dos formas en que colapsa lo humano: Oriente y Occidente  y, además, que los distinga a la simple mirada. A efectos nuestros, nos pareció que  la característica que explica mejor la conducta de Occidente es la idea del Uno: un solo dios, una sola verdad,  un solo poder, un solo camino, sola fides, sola gratia, sola scriptura: Monoteísmo. En política: la monarquía: el poder del uno, la globalización; en economía: un solo mercado, si posible una sola moneda. Este rasgo de Occidente se dice, en aymara y quechua, Ch´ulla: impar, incompleto, partido; no tiene connotaciones positivas, precisamente. 

 

La otra polaridad, el Oriente, del cual la Indianidad es un subsistema, se basa en la noción de Yanantin, de Paridad, de Yin y Yang, de pareja. Lo bueno es lo completo: lo armonioso. La vida brota de la complementariedad de dos energías opuestas pero complementarias. Esta es una dimensión un tanto esotérica, cierto. Exotéricamente, utilizamos la palabra Animismo, no en el sentido de la etnología o del uso que hace de él Ken Wilber, sino en su sentido más diáfano e inmediato: la experiencia de que el mundo es un ser vivo con el cual el ser humano entra en relaciones interpersonales, es más, que se sabe y, sobre todo, se siente parte de esa red cósmica por la que fluyen conversaciones y emociones. De algo que esta vivo se dice, en Bolivia, que tiene ánimo, alma, ajayu; de ahí Animismo.  

Este rasgo es muy característico y marca una diferencia radical respecto de la visión antropocéntrica y cosista de Occidente, en la que sólo el hombre y las cosas son importantes. Las nuevas Ciencias de la Tierra, lideradas por James Lovelock, con su Hipótesis Gaia: la tierra es un sistema vivo, inteligente, autoregulado, como que significa el inicio de un proceso neoanimista en el Occidente de la high tech. Lupasco, como recuerda Dominique, justamente, a propósito de la actualización del colapso de onda y/o partícula de Bohr, sostiene que dicha actualización está unida a una potencialización que es una “conciencia elemental” de la que procedería la conciencia de conciencia, es decir, la conciencia humana. A ello habría que añadir las implicaciones que lleva consigo la noción de autopoiesis, de Maturana y Varela, que condensa bien la nueva comprensión de la vida en el nuevo paradigma científico occidental. Estas son, pues, las razones del uso de los conceptos de Monoteísmo y Animismo para referirse a Occidente y a la Indianidad.  

 

4. Esto nos ha llevado a precisar más y mejor ambos conceptos, al indagar sobre su software respectivo. De modo coherente con lo que llevamos dicho, la Matriz civilizatoria de Occidente se basa en la lógica aristotélica que es compatible con la lógica del monoteísmo semita. Este encuentro es el que da lugar justamente a Occidente. Como sabemos, este sistema lógico se basa en el Principio de Identidad: A = A. Aquí se ve cuan profunda es la negación de la alteridad, B, en este modelo mental. Como esta rara pretensión lógica no se compadece con la realidad: la Otra, B, existe; sin ella la vida no es posible, su segundo Principio insiste, ya no la ningunea, pero la tiene en cuenta negativamente. Si A es verdad, entonces B es falso. A y B no pueden ser ciertos al mismo tiempo y bajo en mismo punto de vista. Este es el Principio de No Contradicción. Occidente no soporta lo contradictorio, por eso ha inventado el alfabeto y la moneda. El tercer principio se deriva de éste: una tercera posibilidad, diferente al Principio de No Contradicción, no es posible. Este es el Principio de Tercero Excluido que, lógicamente, va a dar lugar al racismo, a la exclusión del diferente, a la explotación de la naturaleza, etcétera.  

 

Este software hace crisis con los descubrimientos contradictorios de la física cuántica, pero todavía no ha traspasado las fronteras de la ciencia de punta para asentarse en la vida social y política de Occidente. Tanto en sus políticas públicas locales como globales, Occidente sigue siendo pre-einsteiniano.  

 

Ahora bien, esto, subterráneamente, está en pleno proceso de erosión. El movimiento gay: una persona puede ser, al mismo tiempo, A y B: masculina y femenina, está diluyendo la rigidez del Principio de Identidad, de un modo que no se acaba de tomar conciencia acerca de sus consecuencias en la vida cotidiana y, sobre todo, en la vida simbólica de la humanidad del tercer milenio. La emergencia de la mediaesfera audiovisual está, asimismo, relativizando la univocidad no contradictoria de la escritura.  

Bien, estos son los principios lógicos que han modelado el alma de Occidente, hasta el día de hoy. Una racionalidad de exclusión, basada en una lógica binaria que valora sólo dos valores lógicos y elige uno contra el otro. Dicho de otro modo: la Matriz civilizatoria del Monoteísmo patriarcal occidental necesita y reproduce un Modelo de No relacionalidad y, por tanto, de unidireccionalidad: del sujeto al objeto. A esto se llama Gracia en teología católica. 

 

5. Al revés, la Matriz civilizatoria de la Indianidad se basa en un Modelo de Relacionalidad. Este modelo cosmológico afirma que todo está relacionado, vinculado,  conectado con todo. Por consiguiente, la entidad básica es la relación; no el ente. La relacionalidad no es sólo lógica, sino que implica variables afectivas, ecológicas, éticas, estéticas y productivas. La relacionalidad deriva de la experiencia de saberse parte de la totalidad; proviene de una convivencia holista con el cosmos.  

Este modelo cosmológico se expresa en los siguientes Principios. El Principio de Correspondencia afirma que los distintos aspectos, regiones o componentes de la realidad se corresponden de una manera armoniosa, que implica bidireccionalidad mutua. Para el pensamiento amerindio, los nexos relacionales son, básicamente, de índole cualitativa, simbólica, celebrativa, ritual: afectiva, sin que ello excluya lo intelectual. Entre estas polaridades hay bidireccionalidad: hay toma y daca: hay reciprocidad. El Principio de Complementariedad afirma que ningún ente, acción o acontecimiento existe aislado, solitario, por sí mismo. Por el contrario, todo ente coexiste con su complementario; ambos hacen la plenitud. El Principio de Reciprocidad brota de la búsqueda de un equilibrio contradictorio entre las fuerzas antagónicas de homogeneización y heterogeneización, de inclusión y exclusión, de alianza y hostilidad, de amor y odio. 

 

Estos principios cosmológicos se pueden decir, desde el punto de vista lógico, de la siguiente manera. Principio de complementariedad de opuestos: A y B son opuestos, pero se complementan en una relación contradictoria que los completa al modo como jaqi integra a chacha y warmi que son opuestos. Dicho cuánticamente, la materia-energía es continua y discontinua a la vez: la energía es emitida y absorbida a pequeños trozos, quanta, y saltos (Constante de Plank); un fotón es, simultaneamente, onda (Thomas Young) y partícula (Einstein). Este principio formulado por Niels Bohr como complementariedad onda-partícula para el mundo subatómico, Louis de Broglie lo extiende a todo el universo. El Principio de Complementariedad enlaza dos mediciones, la una que actualiza el acontecimiento en una homogeneidad: continuidad: onda, y la otra, al contrario, lo actualiza bajo la forma de una heterogeneidad de singularidades: discontinuidad: partícula. La complementariedad de ambos principios se realiza en un Tercero contradictorio que los incluye como A y B sin  hacerlos desaparecer en un C, como hace la lógica hegeliana: Aufhebung. 

Principio de Tercero incluido. Existe una tercera posibilidad más allá de la relación contradictoria: la relación complementaria, justamente, que es un estado particular de potencialidades coexistentes simétricas y contradictorias en sí mismas (el “estado T” de Lupasco). El “estado T” corresponde a una situación particular en la que dos polaridades antagónicas de un acontecimiento, son de intensidad igual y dan nacimiento a una tercera potencia, en sí misma contradictoria: el Tercero Incluido. La Indianidad considera la contra-dicción como una contra-posición de dos posiciones incluidas e integradas en un todo que las contiene.  El pensamiento andino no niega por completo el principio de no-contradicción; lo que sucede es que, en Occidente, la contradicción formal es concebida como absoluta o excluyente, de tal manera que el uno (A) excluye al otro (B) y viceversa. En cambio, el pensamiento andino interpreta la contradicción formal como contrariedad material: A es distinto de B, y B es distinto de A, pero A y B pueden coexistir como partes complementarias de una tercera entidad que, recién, puede ser un todo cabal. 

 

6.  Otro aprendizaje es el de la Interacción de lo material y lo espiritual que Yampara muestra en el Qhathu 16 de julio sobre lo que versa en gran parte la presente conversación. “En el Qhathu están los productos y cuando se intercambian, aparece otra dinámica. En el contacto con el otro, además de venderle tus productos, le vendes una parte de tu espíritu, de tu energía a través de la yapa. Cuando dices yapame / aumento o iraqita / rebájame, estás mutando el sentimiento del producto con el corazón de los portadores. Luego ya transas. (…) De tal suerte que ambas partes ponemos el sacrificio y el esfuerzo de corazón a conciencia. Con un brindis miramos la conciencia de nuestro pulmón conectado al corazón para dar acuerdo y consentimiento armonioso de partes y ch’allamos ambos ese acuerdo, invocando a las energías de las deidades espirituales. Ahí terminamos. Este elemento, que está vivo ahí en el Qhathu, en el Supermercado no vas a encontrar. En el Qhathu es práctica normal. Ahora, como es espiritual y de corazón, no la vemos. No podemos abrir y mirar el corazón, tampoco medir ni cuantificar. Sin embargo, hay una especie de doble ganancia: una material y otra espiritual. Es como el prestigio del don. Es importante esto del acuerdo armonioso entre las partes. Lo que está llevando es un buen producto que le estoy entregando con su espíritu a restituir. Tú también tienes que restituir a otros”.   

 

7. Estas dos Matrices civilizatorias constituyen dos modos diferentes de vivir las relaciones. Por tanto, las redes de conversaciones, que les caracterizan, realizan dos configuraciones de coordinaciones de acciones y emociones distintas. Vamos a tratar, pues, de resumir la caracterización de las dos Matrices civilizatorias desde la perspectiva de la biología cognitiva, tal como la ha trabajado Humberto Maturana: Amor y juego. Fundamentos olvidados de lo humano. Desde el Patriarcado a la Democracia. J.C. Saenz editor, Santiago, 2003. 

 

El sabio chileno enmarca su caracterización en unas consideraciones generales acerca de cómo funcionamos en la vida cotidiana real, no imaginaria, ni simbólica. Maturana piensa que la historia de la humanidad ha seguido un curso determinado por las emociones, no por la razón, y, en particular, por los deseos y  las preferencias. “Son nuestros deseos y preferencias lo que en cualquier momento determinan lo que hacemos o no hacemos, no la disponibilidad de lo que hoy connotamos al hablar de recursos naturales u oportunidades económicas, y que tratamos como condiciones del mundo cuya existencia sería independiente de nuestro hacer. Nuestros deseos y preferencias surgen en nosotros en cada instante en el entrelazamiento de nuestra biología y nuestra cultura, determinando en cada instante nuestras acciones”. 

 

Así, pues, la Matríz monoteísta y patriarcal del Occidente actual, estaría constituida por una “red cerrada de conversciones caracterizada por las coordinaciones de acciones y emociones que hacen de nuestra vida cotidiana un modo de coexistencia que valora la guerra, la competencia, la lucha, las jerarquías, la autoridad, el poder, la procreación, el crecimiento, la apropiación de los recursos, y la justificación racional del control y de la dominación de los otros a través de la apropiación de la verdad”.  

 

La Matríz animista de paridad de la Indianidad actual estaría compuesta por una red de doble hélice, como la del ADN, es decir, una larga cadena constituida por dos cintas (occidente y oriente) entrelazadas y religadas tetralécticamente en su medio por las cuatro bases (Adenina, Guanina, Citosina, Timina) de conversaciones, participación, colaboración, comprensión, acuerdo, respeto, reciprocidad… Las cuales no pueden acoplarse más que por  pares. “No hay duda –dice Maturana–  que la presencia de estas palabras en nuestro hablar moderno indica que las coordinaciones de acciones y emociones que ellas evocan o connotan también nos pertenecen a nosotros ahora, a pesar de nuestro vivir en la agresión. Sin embargo, en nuestra cultura reservamos su uso para ocasiones especiales, porque no connotan para nosotros, ahora, nuestro modo general de vivir, o las tratamos como si evocasen situaciones ideales y utópicas (…) a menos que la usemos en esa situación tan especial, que es la democracia”.  

Una “democracia” trans-antropocéntrica, es decir, ecológica, como la del Ayllu, que en su Urin: los que vienen del naciente del sol: Oriente y Aran: los que vienen del poniente del sol: Occidente, que se encuentran, Tinku y Tink´u, en un centro contradictorio, relativístico, Taypi, es un horizonte de sentido necesario  no sólo para Bolivia. 

Ahora bien, que en esa perspectiva marcha la humanidad, lo podemos leer en la Matriz tecnológica del nuevo paradigma cientifico, hacia el cual tenemos que aspirar toda la humanidad: Es un espacio T. Veámoslo someramente. 

 

8. La Matriz lógica del nuevo paradigma, en proceso de socialización, se basa en las siguientes leyes. La ley de antagonismo. Los átomos sufren, a la vez y al mismo tiempo, de la atracción y la repulsión.  Los seres humanos sufren, a la vez y al mismo tiempo, la atracción / repulsión … digamos, de lo comunitario y lo individual y, según las circunstancias, colapsan como lo uno, que entonces se actualiza, o lo otro, que entonces se potencializa; y viceversa.  

 

La ley de una contradicción constitutiva de homogeneización y heterogeneización de la energía. Los electrones gravitan en torno al núcleo del átomo, pero no gravitan sobre la misma órbita, debido a lo que Pauli llamó el Principio de  Exclusión cuántica. Los electrones poseen la propiedad, desconcertante si se hace caso a las reglas de la lógica clásica, de excluirse mutuamente del estado cuántico que ocupan los unos respecto de los otros. Este Principio de Exclusión es esencial, porque engendra una diversificación de la energía, es decir, una heterogeneización, que explica la aparición de la diversidad. A partir de la molécula, precisa Stéphane Lupasco, "Todos los sistemas comportan, para su misma edificación, la competición antagonista del doble principio de homogeneización y heterogeneización". Esto quiere decir que cuanta más energía contenga un sistema, más heterogéneo y diferenciado resulta. Más vida tiene.  

La ley de la potencialización y actualización de todo dinamismo antagonista. La actualización de un término (elemento) entraña correlativamente la potencialización de otro término (anti elemento) justamente, porque el mundo acaece en Yanantin.  De estas tres leyes, Lupasco extrae numerosas conclusiones. La más importante toma en consideración el hecho de que, a medida en que predomine en el seno de un sistema, lo homogéneo: digamos, Occidente, o lo heterogéneo: digamos, la Indianidad, se desarrollarán estructuras de naturaleza diferente.  

 

9. Pues bien, estas dos energías antagónicas pero complementarias es lo que constituye a la Matriz civilizacional ancestral. Energías que emanan de la altura, de lo más alto del espacio celestial de alaxpacha y de la profundidad de adentro de manqhapacha, para encaminar el proceso de pacha-kuti en el  aka-pacha, de este mundo, que se convierte entonces en Taypi: el lugar de encuentro de ambas energías. La tecnología simbólica que regula esta economía energética es el Tinkhu / T´inkhu que, genéricamente, se puede traducir por Encuentro. El primer sentido implica la idea de un encuentro festivo, ritual para compartir convivialmente. El segundo sentido implica un encuentro violento para equilibrar y armonizar fuerzas. En ambos casos, no se trata de anular al otro, sino de lograr el bienestar y la armonía de las partes en un todo dinámico. Se busca el consenso y convivialidad de la vida. El tinkhu tiene un sentido armonizador. La convivialidad andina es de estas dos energías, justamente, una débil y otra fuerte, por así decir, que habitan y constituyen todo lo que existe.  

 

Hasta aquí hemos avanzado, conceptualmente, en este esfuerzo por  pensar cómo desatar las fuerzas  latentes, que ahora se bloquean, de estar constituidos por las dos energías de la vida: las fuerzas fermiónicas de la disjunción: Occidente, y las fuerzas bosónicas de la Conjunción: la Indianidad. La Diarquía podría hacer posible el Estado T: el efecto cuántico de la complementariedad de estas matrices opuestas.

 

Sopocachi, 10 de Tishrei de 5768, fiesta de Yom Kipur. 

 



 

   
   

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