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Simón Yampara y Dominique Temple

Entrevistas

 

Matrices de civilización

Sobre la teoría económica de los pueblos andinos

   
         
 

 

Índice:

 

Presentación,  Dominique Temple

 

Parte I.

Capítulo I

 

Primera entrevista sobre Qhathu y Mercado: desorden y orden

 

Capítulo II

 

Segunda entrevista: La triada: sistema económico, imaginario y espiritualidad andina

 

Capítulo III

 

Tercera entrevista: Concurrencia de Riqueza-Moneda en el Qhathu-Mercado

 

Capítulo IV

 

Cuarta entrevista: Diferencia de propiedad, Pueblos qullana–occidental  y la Constituyente

 

Capítulo V

 

Quinta entrevista: Estado y formas de Estado, convivialidad y exclusión

 

Capítulo VI

 

Sexta entrevista: Riquezas materiales–espirituales, Quri-qulqi: oro, plata y platita

 

Capítulo VII

 

Séptima entrevista: Trabajo: sentido biológico, físico, psíquico y valor agregado

 

Capítulo VIII

 

Octava entrevista: Imaginario, ciencia, colonialidad del saber y la lucha de los pueblos

 

Capítulo IX

 

Novena entrevista: Información y fuentes de información con Qamasa

 

 

Parte II

 

Capítulo X

 

Metodología de trabajo del proyecto de investigación Qhathu 16 de Julio

 

Qhathu-Qulqa: Cosmo-convivencia indígena matricial

Cosmovisión indígena y el Qhathu 16 de julio de la Ciudad de El Alto.

 

Capítulo XI

 

De la afectividad como modo absoluto del ser y de la razón como modo relativo, Dominique Temple

 

Comentario al estudio Qhathu/Feria de Simón Yampara, Dominique Temple

 

Bibliografía de Cosmovisión indígena

 

Epílogo, Matrices de civilización. Un recuento de lo aprendido. Javier Medina 

 

 

   
         
    Presentación

 

Dominique Temple

 

   
   

Simón Yampara propuso un análisis del mercado tan nuevo que le hemos pedido ampliar los aspectos que nos parecían más importantes en una serie de entrevistas, realizadas durante su viaje a Europa en los meses de octubre y noviembre de 2006.

 

En su trabajo sobre el mercado 16 de Julio, Simón Yampara muestra que las prestaciones de los diferentes concurrentes no son impulsadas, tanto por el deseo de cada uno de adecuar la oferta a la demanda y conseguir el provecho más grande, como por el deseo de crear con otros una relación que produce un sentimiento común de pertenencia a una sociedad más humana. Esta relación es el ayni.

 

Simón Yampara pone en evidencia, en el mercado de la 16 de julio, un dinamismo que no tiene nada que ver con la regulación automática de los intereses, la mano invisible de Adam Smith, sino que es, más bien, un dinamismo espiritual; más precisamente la eficiencia del valor creado por el ayni. El fundamento del mercado de la 16 de julio es entonces  totalmente opuesto al fundamento que propone la teoría liberal. ¿Cómo llegar a aquel resultado?

 

Simón Yampara analiza el mercado con categorías nuevas que competen a lo que llamamos Palabra de unión. Por ejemplo, para definir el ayni, Simón Yampara considera la mayoría de los eventos en los cuales el ayni actúa, y los une de una manera que puede parecer, en primer lugar, caótica o, por lo menos, con cierto desdén hacia el análisis occidental, mientras que la definición del ayni que proponen los occidentales (en los términos de Mauss( 1923-24) Sahlins (1954), Godelier (1998) y Temple (2003) de dones, contradones (obligaciones de dar y recibir) y reciprocidad...) es ejecutada por una sentencia muy corta : « No tiene comprensión del ayni ». Apenas las prestaciones del ayni entre los hombres fueron enumeradas, Simón Yampara llama a Mendoza Santander Hurtado (2001) citado por Martha Gonzalez (2005) para  añadir otras ilustraciones del ayni  implicando, esta vez, a la naturaleza, como si el primer círculo de prestaciones de ayni  fuese rodeado por otro más amplio o como si, volviendo al campo de donde recogió su cosecha, quería asegurarse de no haber olvidado algo. Somos incitados así, directamente, a seguir su método, el método UTA, que ata hechos aparentados, no tanto por analogía proporcional como por analogía atributiva, que incluye la diferencia de cada uno dentro de una composición compleja. Ahora bien, ese método se revela muy eficaz para el análisis del mercado de la 16 de julio, lo cual quedaba hasta hoy fuera de alcance del análisis liberal, obligado a calificarlo de «informal».  Parece que las prestaciones del mercado de la 16 de julio no pueden ser aprehendidas sino por este enfoque que Simón Yampara  califica de holista.

 

Pero hay más. Este análisis muestra que el mercado de la 16 de julio es una matriz de otros valores, muy diferentes del valor de cambio. Es un descubrimiento de primera, por el hecho que estos valores son valores éticos.

 

Ahora bien, por los usos y costumbres, por el derecho consuetudinario de los pueblos aymara y qhishwa,  aquellos valores estaban enfocados, hasta hoy, como un patrimonio de valores ya constituidos en el pasado y heredados de tiempos inmemoriales. Pero, si pueden ser engendrados hoy por el ayni, eso significa que la sociedad puede producirlos a voluntad y, por otra parte, la eficiencia de estos valores puede ser constantemente aumentada a medida que sus matrices sean reactualizadas.  Lo que está en juego, en el ayni, sobrepasa el horizonte de la economía política occidental.

 

Hay mercado y mercado: mercado de librecambio y mercado de reciprocidad. El método UTA pone primero en evidencia la Triada feria-entorno-contorno. Triada que se declina luego como producción-feria-celebración la cual se declina, a su vez, como producción-feria-fiesta. Con la fiesta, Simón Yampara  pone de manifiesto la autonomía del mercado de la 16 de julio que produce las condiciones ampliadas de su reproducción material, pero también social, cultural y espiritual, porque la Triada se declina  ahora como producción-feria-celebración. El mercado 16 de Julio  - que podemos desde entonces  llamar qhathu - viene a ser el resorte de una economía convergente que fundamenta  una cultura y una espiritualidad. Aquí se entiende que el qhathu viene a ser una ciudad, El Alto, con ya más de un millón de ciudadanos, y cuyo corazón es todo el año la celebración que culmina con la Entrada... ¡Estaríamos, cada vez, más lejos del Fondo Monetario Internacional o del Banco Mundial ¡... ¿Una economía convergente, autogestionada, culturalmente irreducible a la mundialización capitalista? ¿Una economía fundada sobre la armonización y no la explotación, la emulación y no la competencia, la reciprocidad y no el intercambio, la despensa y no la acumulación  y, por fin, por la eficiencia de los valores éticos, creados por el mercado mismo, y no el interés privado?

 

La celebración que aparece como el cuarto invitado a la Triada es, en realidad, el motor invisible de las tres fases de la Triada. ¿Por qué invisible? Por el hecho que - según Simón Yampara -, lo invisible (la eficiencia de los valores éticos) y lo visible (las prestaciones materiales del ayni) están intrínsecamente unidas y no pueden ser separados por el análisis científico tradicional. Esta no-separabilidad tiene que ser aprehendida con categorías apropiadas que exigen, a su vez, una lógica diferente de la lógica utilizada por la razón utilitarista.

 

La idea, me parece, es que todas las manifestaciones del universo son fuerzas interaccionando las unas con las otras y que tienen su principio en su equilibrio. La conciencia humana es una expresión de (o también refleja) aquel equilibrio. La conciencia ética (chuyma), que resulta del equilibrio de las prestaciones del mercado en vista de la vida buena (suma qamaña), es entonces, a priori,  respetuosa de la naturaleza o, mejor dicho, de sus equilibrios; incluso de los equilibrios de la compra y venta en el mercado. El ritual de la celebración es la consagración de esta armonía.

 

No existen entonces fuerzas naturales (y también en el mercado) que no sean, al final, integradas en aquella armonía, por ser dependientes de aquel equilibrio fundamental. Simón insiste sobre la conjunción (la implicación mutua) de los contrarios en el seno de la armonía, incluso sobre la conjunción de las fuerzas del mercado de tipo qhathu y de las  fuerzas contrarias del mercado capitalista y, mirando las cosas de un punto de vista filosófico, insiste sobre la conjunción del Bien y del Mal, siendo el hecho que la distinción del Bien y del Mal no parece tener un sentido tan fuerte, como lo tiene en la ética de los occidentales.

 

Sin embargo, sí es posible integrar la violencia en la reciprocidad (el tinku en Potosí) de manera de sacar provecho de la violencia misma para crear un Bien. La no-reciprocidad parece constituirse como una fuerza irreducible.

 

Simón Yampara propone, por lo tanto, el término convivialidad que sustituye a la noción de coexistencia de sistemas antagonistas. La coexistencia fue definida como una interfaz estática, un modus vivendi que permite evitar el enfrentamiento, en espera de que las cosas cambien. La convivialidad pretende ser una relación positiva, para los unos y para los otros, dinamizada por el tinku entre los diferentes sistemas en vigencia, dentro del espacio boliviano (la propiedad individual y familiar de los campesinos, la propiedad comunitaria universal de los ayllus, y la propiedad privada capitalista).

Pero parece que la dificultad persiste: si la relación de reciprocidad que relativiza el Mal por el Mal (la violencia por la violencia, como en el tinku) engendra una resultante que es un Bien, ¿es posible reproducir esta relación entre la reciprocidad negativa y la no-reciprocidad? ¿Cuál puede ser la resultante entre la reciprocidad y la no-reciprocidad? La idea es estudiada con el concepto de los Huni Kuin « bemakia», es decir, una interfaz que permite sacar provecho de los daños hechos por la no-reciprocidad a la reciprocidad - bajo la modalidad del sufrimiento – con el fin de salvar el principio del equilibrio contradictorio (la armonía). Pero persiste la dificultad, pues ¿se debe aceptar que la celebración sea ella misma desnaturalizada al punto que el sacrificio ritual sea transformado en sacrificio humano de niños por empresas capitalistas aymara?

 

Jacqueline Michaux subraya la dificultad cuando escribe: «Pienso que lo importante para los aymaras es de crear lo contradictorio en sí, y que el concepto de equilibrio contradictorio es muy cercano a lo que en algunos casos Simon Yampara quiere decir por « armonización ». Es la razón por la cual asimila la relación aymara-colonizador a la relación aransaya-urinsaya o a la relación hombre-mujer, porque en todos los casos se trata de construir lo contradictorio por la relativización de fuerzas antagonistas... ¡hasta con el colonizador! No existe la exclusión total porque sería como perder una ocasión de construir lo contradictorio y eso sería un fracaso. [...] El Bien y el Mal se encuentran en las dos civilizaciones pero el tratamiento de su diferencia  varía: para el cristianismo son  inconciliables, para los aymaras son relativizados en los ritos, las fiestas, etc. – el Mal es excluido en el mundo occidental cuando es relativizado por el Bien en el mundo aymara ». 

 

La dificultad entonces es la siguiente: quien niega la disyunción del Bien y del Mal, practica una disyunción, excluye la disyunción del Bien y del Mal y no practica la inclusión a la cual se refiere por principio, lo que la lógica occidental estima sin sentido por ser proposiciones contradictorios entre sí.

 

¿Cómo resolver esta paradoja lógica? Simón Yampara podría responder como Confucio: una vez excluida la disyunción del Bien y del Mal, se debe también excluir aquella exclusión de la disyunción, pero excluyendo esta exclusión de la disyunción, no se propone por ello una conjunción sino, por lo contrario, se excluye igualmente la exclusión de la no-disyunción, es decir, la conjunción. Entonces queda: ni la exclusión, ni la no-exclusión, sino una solución aparentemente vacía o, mejor dicho, contradictoria en sí misma.

 

Típico de ello es, quizás, nuestro tinku sobre la palabra tinku, interpretada, primero, como un modo del agon (la lucha violenta) y, enseguida, considerada por Simón con un sentido inverso, siendo el hecho que el tinku presida también a las relaciones de reciprocidad positiva (como el agon de los dones agonísticos del potlatch, una competición entre grandes donadores para ser el más prestigioso). Pero, inmediatamente, esas dos concepciones son relativizadas y reducidas a una tercera: un encuentro que hace prevalecer, encima de la competición de los dones y la competición de las luchas violentes, la armonía y el equilibrio entre los unos y los otros; tercera forma de encuentro entonces que, incluso al interior de las dos otras, resulta ser la apuesta principal: la armonía, es decir, el absoluto afectivo de lo que es en sí contradictorio, excluido de las lógicas instrumentalizadas por la Razón occidental,  vale decir, el “Tercer excluido” de la lógica de identidad, pero que es el “Tercer incluido” de la lógica dinámica de lo contradictorio a la cual tiene que apelar la Razón universal.

 

Lo “limitado” de la civilización occidental nos parece que se debe entonces a una colonización del saber y de la Razón por una lógica que tiene cierta eficacia, pero sólo una competencia finita. Para descubrir lo que ignora o encubre, la Razón misma - estima Simón Yampara - tiene que ser cuestionada.

 

El análisis del qhatu de la 16 de julio, la proposición de categorías congruentes (la metodología UTA), la puesta en evidencia de una economía no-capitalista (la Triada...), ponen en duda la lógica utilitarista de la ideología liberal y, también, la razón instrumental de los occidentales, por lo menos cuando éstos pretenden imponer sus metas a la ética. Una refundación epistemológica parece necesaria y también un mejoramiento del aparato lógico utilizado por los occidentales, para que la humanidad pueda precaverse de los peligros que la amenazan de todas partes. Podríamos multiplicar los ejemplos sobre el tema. Pero aquí nos importa sólo introducir esta publicación y decir que hemos encontrado, en el transcurso de estas entrevistas, que el filósofo aymara inauguraba, no sólo una nueva perspectiva sobre el mercado, que interesará a todos los mercados que el liberalismo considera como “informales”, sino que pone en juego, en jaque, la teoría económica, lo que implica también los postulados de la civilización dominante.

 

   
    Nota    
     

Cualquiera sea la modalidad elegida por la función simbólica (la Palabra de unión o la Palabra de oposición) la una excluye a la otra, la una dice de la otra que es “irracional”, la otra contesta que la una “no tiene la comprensión del ayni”. El análisis conceptual occidental (de Sahlins, Mauss, Temple,  etc.)  intenta extraer de las manifestaciones de los eventos innumerables del ayni, el concepto de reciprocidad, como el biólogo aísla la fibra muscular de los músculos, que encuentra en varias partes del cuerpo, para entender su funcionamiento propio, independientemente de las condiciones en las cuales está sumergido y, a veces, escondido, cuando aquí Simón Yampara construye una intuición global que es cuanto más segura y completa que reúne en uno solo “Todo” una serie más amplia de eventos, hechos, acontecimientos en los cuales se despliega la reciprocidad y que todos se llaman ayni, una intuición que él llama noúmeno, lo que es raro, puesto que el noúmeno es definido por Kant como una intuición intelectual y no sensible. Sin embargo, podemos imaginar que las afectividades de las intuiciones sensibles, resultando de las experiencias concretas llamadas ayni, se neutralizan todas, las unas con las otras, un poco como el arco iris se desvanece en la luz, y resulta una intuición que podrá decirse suprasensible y neutra, por el hecho que no podrá caracterizarse por una sensación particular. Esta intuición será sin afectividad particular tanto como la luz sin color particular. Aquella aprehensión  suprasensible intuitiva que Simón Yampara califica de holista, él la llama noúmeno, mientras que Kant estima problemática la posibilidad del noúmeno, Simón Yampara afirma su realidad (ver la posición de Kant en la edición francesa de la Critica de la Razon Pura, Ed. Flammarion, a la pagina 326 : « siendo el hecho que no podemos aplicarle ninguno de los conceptos de nuestro entendimiento, esta representación (el noúmeno) se queda en todo caso para nosotros vacía y sirve de nada, o sólo a significar los límites de nuestro conocimiento sensible y por dejar disponible un espacio que no podemos llenar sea por una experiencia sensible, sea por el entendimiento puro). 

 

Las dos aprehensiones aquí son opuestas, una puede decir de la otra que es irracional, la otra puede decir «que no entiende». ¿No tendríamos que reconocer, entonces, que cada una tiene un poder diferente y poner fin a la doble ceguera o al doble analfabetismo denunciado por Simón Yampara? Sin embargo sería, quizás, mejor todavía reconocer que ciertos eventos requieren en prioridad del análisis conceptual, mientras otros del análisis holista, como dice Simón, sobre todo, cuando tratar a éstos con una metodología  inadecuada conduce a callejones sin salida o juicios de valor despreciativos que no son más que pruebas de impotencia. Y si para una comprensión total tendría que ser añadida la una a la otra, ¿no sería ese el método para asegurar la convivencia de sistemas opuestos? En este caso tendríamos que decir que cuando la armonía se representa por la unidad de la totalidad es la coherencia formal bajo la cual las categorías de la Palabra de unión permiten de aprehender todas las cosas. Pero la armonía primordial, ella misma, procede del equilibrio de la diferencia y de la identidad, de lo que es en sí mismo contradictorio, es decir, ni solamente de la identidad que las cosas pueden compartir por su participación a la unidad de una totalidad y que se representa por una intuición holista, ni de la distinción de cada cosa de las demás por un análisis puramente instrumental, sino que queda más allá, y por hacer.

 

Si se refiere solo a la una o la otra se tiene que decir (incluso en la paradoja confuciana) que no es legítimo oponer lo contradictorio  a lo no contradictorio, porque en esas lógicas el contradictorio por sí mismo no existe: está excluido.

 

Para  poder enfocar una  relación  del contradictorio y del no-contradictorio se tiene que recurir a la lógica dinamica del contradictorio.  En este caso, se tiene que, primero, reconocer que lo contradictorio implica el otro como contradictorio, en tanto y como  son cada uno la sede del contradictorio que resulta de la reciprocidad de ellos: es la estructura que se puede decir primordial.  Tenemos, luego, que averiguar que es solamente la actualisación de esta implicación mutua que puede ser no-contradictoria y puede ser una implicación positiva, sea una implicación negativa, sea una implicación contradictoria, es decir, una palabra holista (aymara), una palabra analítica (occidental) y la tercera implicación es convivencia (que es comprensión mutua de las dos Palabras). En los dos primeros casos tenemos una relación del contradictorio con el  no-contradictorio. Esta relación se desarrolla, entonces, por lo que se puede llamar dos niveles ; el primer  nivel, donde se produce el contradictorio en cada uno por la reciprocidad y, el segundo nivel, donde se produce la implicación del uno y del otro por la Palabra. Existen, entonces, dos Palabras, cada una con su dinámica propia no-contradictoria. Se excluyen porque son dinamizadas por vectores lógicos opuestos.  Pero... Intentamos decir, aquí, que la tercera implicación es la que produce la convivialidad propuesta por Simón Yampara y, por lo tanto, la comprensión mutua de la realidad del otro ;  lo que puede poner  fin al doble analfabetismo y permite caminar con un pié en el terreno del otro y otro pié en el suyo, lo que se practica ya bastante en América del Sur, pero que sería mejor si se  lo practicara con los  ojos abiertos.

 

 

   
   

Parte I.

 

Capítulo I

 

Primera entrevista: Qhathu  y Mercado[1] 

 

Orden y desorden

 

   
     

D. T. En tu ensayo hablas de cosas que no conozco. En particular dices que en el mercado observas lo que los occidentales interpretan como un desorden y tú como un orden distinto. Eso me hace recuerdo a lo que plantea Verónica Cereceda en su trabajo sobre los tejidos jalqa y tarabuco, pues habla del orden y del desorden como de dos cosas que son construidas. El desorden mismo es construido. No es la ausencia de orden, es una práctica. También cuando su hija, Rosalía Martínez, hizo su trabajo sobre la música de bandas en los Andes, mostró que hay dos tipos de música: unas bandas utilizan ciertas reglas para ordenar los cantos y los ritmos, mientras otras bandas utilizan, al contrario, la mezcla de las melodías de cada uno y los ritmos de cada uno en un conjunto que se puede considerar como caótico, pero que tiene sentido. Entonces quisiera hacerte una pregunta: en el mercado, el desorden que se ve ¿es un desorden, porque las relaciones de reciprocidad entre las familias, padrinos, compadres, etc., son organizadas en redes en las cuales cada uno no reconoce todas la ramificaciones de la reciprocidad generalizada, a pesar de estar bien ordenadas o, por el contrario, este desorden es consciente, buscado, deseado, consecuencia de una voluntad de crear un mundo en el cual todas las cosas pueden transformarse las unas en las otras, para generar nuevas entidades que no existían todavía? ¿Es un desorden no deseado o un desorden deseado?

 

 S. Y. ¡Mira! Creo que aquí hay que entender el manejo de dos lógicas y dos cosmovisiones sobre la vida. Por un lado, si se mira el qhathu/feria con la lógica occidental, va a parecer un total desorden, como se afirma. Dicen que hay mucho desorden, un desorden absoluto y, además, le dan el adjetivo de que son cosas de indios. Así afirman. Por eso no es reconocido, ni es parte de las políticas oficiales. Sin embargo, si bien hacen referencia al desorden, los no-indios, paradójicamente hasta  ellos van  a la feria, sin mayores problemas. Ahora bien, desde la cosmovisión andina, me recuerdas a Verónica Cereceda y su trabajo sobre los tejidos Jalqa. Otro  ejemplo ilustrativo puede ser la organización del espacio de una vivienda rural. Vas a ver su corral de ganado, su lugar de cocina, el silo de cebada, el silo de papa, de chuño  y, en la casa misma, tienen su carona / tendido para los animales de carga y eso sirve, a su vez, de tendido, de colchón para dormir, aquí el doble uso. Entonces, eso, para el extraño, es un desorden. Ahora, en este momento, te  puedo mostrar una maleta que hemos traído con todos los elementos de la farmacopea kallawaya. Para extraños, las medicinas están en desorden. Pero no; eso tiene su orden. Para don Ramón, el maestro kallawaya,  eso está ordenado: cada hierba está en su bolsa. Ramón, al trabajar con los sentidos, busca y encuentra. Los sentidos le dan la direccionalidad de su orden. Eso es la lógica del orden cosmovisionario del aymara y del qhichwa que no necesita clasificar las cosas, ponerlas en filas y con etiquetas. Las percibe en su conjunto y, eso, se parece a un comportamiento comunitario. Ahora bien, esta es la situación que aparece en el qhathu que, para la gente aymara y qhichwa, es orden y, para la gente citadina, es desorden. Así, pues, la gente, concordante con su cosmovisión y lógica de vida,  prefiere andar así; para la gente del campo eso es normal, pues es parte de su vida. Es más, históricamente, el tampu ha sido así. El silo grande  cumplía las funciones de depósito de productos, dormitorio, comedor, centro de acopio y centro de redistribución de los productos. Esta lógica sigue vigente en la Feria de la 16 de Julio. Es así como funciona la cosa. Yo pienso que la Feria es la re-creación de  Qulqa-qalqu-tampu, palabra aymara que hace referencia  al almacén de recursos naturales y espacio cultivador de riquezas que, a su vez, es un espacio de redistribución de los mismos.

Ahora bien, cada una de estas palabras tiene su significado: qulqa es almacén de recursos y riquezas; qalqu es donde se cifra, se contabiliza de acuerdo a la lógica aymara; y tampu es el espacio de acopio de recursos y bienes pero, a su vez, de distribución y alojamiento de la gente que acude a él.

 

En el qhathu 16 de julio, eso funciona bien hacia adentro. En ella hay mezcla, un surtido de cosas, tal es así que, en medio de puestos de venta de llantas, se vende comidas o fierros viejos; puedes tener un bar o un heladero o alguien que, en medio de ellos, se está vendiendo papas, chuños. No parece lógico. Si bien  al nivel macro hay un cierto orden, pero también hay cosas como esas. Eso te hace ver otra lógica, una energía de otro orden.

 

D. T. He pensado que el mercado era un sistema generalizado de relaciones de reciprocidad ordenadas, cada uno recibiendo de uno y dando a otro. Si uno recibe de ti y también te va a devolver, después de haber practicado lo mismo con otros, eso constituye una red que tiene su lógica. No había pensado en esta cosmovisión que da, por lo contrario, la oportunidad de romper estas relaciones ordenadas para hacer un lugar en el cual puede aparecer alguien que viene  a mezclar el orden previsto. En la Teoría de la Reciprocidad eso puede encontrar su base teórica con la Palabra de Unión. La Palabra de Oposición es la que se conoce bien con la expresión «por una parte y por otra parte» que utilizan mucho los aymara o también con la palabra Urin-Aran. A partir del trabajo de Verónica Cereceda he teorizado acerca de la Palabra de Unión que une a todo.  

 

S. Y. A esto le llamamos Taypi en aymara o Chawpi en qhichwa.

 

D. T. … el Taypi. Pero nunca había pensado que se podía tener una expresión al nivel del mercado. Tendremos que decirlo. 

 

S. Y. De acuerdo. El Qhathu cumple la función del Taypi en la economía del pueblo Qullana que practica un manejo simultáneo de elementos interaccionados entre lo material y lo espiritual. Pero, por la domesticación del sistema, le han acostumbrado a ver solamente una parte, la materialidad de ese proceso. Por ejemplo, podemos ver esto que está en la mesa, pero la sombra de estas cosas, por así decir, no estamos viendo. La sombra, es el espíritu de lo material. Pero ¿quién dirige espiritualmente la Feria?  En los Andes, esa función la cumplen los Yatiris, que manejan la energía diurna, y los Chamakanis, que manejan la energía nocturna. Ellos son parte de la vida de los pueblos andinos. En este caso del Qhathu, ellos dan la complementación y la sostenibilidad a la cosa material de la Feria. Sin su participación activa no funcionaría, pues ellos dan la seguridad al Qhathu, inclusive a la acción de los delincuentes y de la propia policía de seguridad, que debe dar la seguridad "occidental" a la ciudadanía;  ellos dependen también de la acción de estos maestros. Eso es para pensar y analizar. Esto te hace pensar que hay algo no tangible en la Feria. Claro, no es posible medir lo espiritual; sólo lo material. Si bien no se puede medir, está bien presente, dando complemento y energía a la materialidad de las cosas. Está encubierto. Eso, sólo se ve gracias a la acción de los maestros espirituales. Por tanto, lo inmaterial es parte de la vida de los pueblos andinos.

En el Qhathu están los productos y cuando se intercambian, aparece otra dinámica. En el contacto con el otro, además de venderle tus productos, le vendes una parte de tu espíritu, de tu energía a través de la yapa. Cuando dices yapame/aumento o iraqita/rebájame, estás mutando el sentimiento del producto con el corazón de los portadores. Luego ya transas: “Oye te doy tanto, listo”. Si no está conforme, le añades un par de refresco o un par de cerveza. De tal suerte que ambas partes ponemos el sacrificio y el esfuerzo de corazón a conciencia. Con un brindis miramos la conciencia de nuestro corazón para dar acuerdo y consentimiento armonioso de partes y ch’allamos ambos ese acuerdo, invocando a las energías de las deidades espirituales. Ahí terminamos. Este elemento, que está vivo ahí en el Qhathu, en el Supermercado no vas a encontrar. En el Qhathu es práctica normal. Ahora, como es espiritual y de corazón, no la vemos. No podemos abrir y mirar el corazón, tampoco medir ni cuantificar. Sin embargo, hay una especie de doble ganancia: una material y otra espiritual. Es como el prestigio del don. Es importante esto del acuerdo armonioso entre las partes. Lo que está llevando es un buen producto que le estoy entregando con su espíritu a restituir. Tú también tienes que restituir a otros. Esos son algunos de los elementos que encontramos. ¿Cómo lo administran los yatiris? No lo se todavía. Es algo que requiere de más investigación. 

 

D. T. Lo que pones en evidencia aquí es lo que llamo el Valor de Reciprocidad que es un valor ético y tú lo llamas Valor Espiritual. Me parece que es la misma cosa. Entonces, cuando se dice: primero hay el provecho que los capitalistas sacan del valor de cambio, eso es una cosa típicamente material. Pero nosotros, si sustituimos el Intercambio por la Reciprocidad, entonces aparece este Valor Espiritual. Eso es la prueba que el mercado no puede reducirse al Intercambio liberal y capitalista. Actualmente hay una apropiación de la noción del Mercado por los economistas occidentales. Tenemos que reivindicar el derecho de interpretar el Mercado con otra base teórica que no sea la del Intercambio y que será lo que llamas tú Dar y Recibir y que yo llamo Reciprocidad. Sin embargo, ¿cómo hacer la distinción entre la Reciprocidad y el Intercambio?  Únicamente por la parte ética o espiritual que llamas «conforme». Sin embargo, quisiera preguntarte al respecto ¿cómo se dice en aymara o quechua esta palabra de conformidad? ¿Cuál es la expresión para decir «ya estamos listos, estamos de acuerdo»? 

 

S. Y. ¡Taqi chuyma! En aymara quiere decir «con  todo el pulmón en interacción con el corazón hemos transado/acordado y nos vamos así»

 

D. T. Es la palabra Chuyma.

 

S. Y. Sí. Taqi chuyma, taqi chuyma.

 

D. T. ¡Ves!: es el corazón.  

S. Y. Si, con todo el sentimiento entrego y con todo el sentimiento tú también te llevas.  

 

D. T. Eso no lo has dicho…

 

S. Y. Ahí, sí. Faltaba eso.

 

D. T. Hablas de «conforme», palabra occidental. Pero uno podría decir: «conforme ¿para qué? Conforme ¿de qué? » En realidad, es la palabra, casi sagrada de Chuyma, la que aparece en pleno mercado, en el centro del mercado, para atestiguar que esa cuestión de la afectividad, de la consciencia afectiva o de la espiritualidad, es la principal puesta del Mercado.

 

 S. Y. ¡Claro! Ahora me haces recuerdo. Muy bien tu pregunta. Taqi chuymakiya jumaxa churita:  con todo tu pulmón y corazón me vas ha dar tu. Taqi chuymakiya  nayasa apasiraki: yo también me lo llevaré de la misma manera. Ahí viene la ceremonia ritual de compartir. Challt’asiwiyañani: Challaremos para que tu te vayas conforme oxigenando el pulmón con el corazón y yo también de la misma manera, con todo corazón”. 

 

D. T. Tengo otro problema. Evidentemente, como la gente está en el mercado hay una relación con los que tienen el papel de guardar la memoria de esta cultura y de transmitirla a las nuevas generaciones o a los aliados y que son los Yatiris. Pero ¿cómo se da el paso entre la gente, que está en el mercado y que se ofrecen una cerveza para que todo ande bien, y el Yatiri?  ¿Quizás está afuera del mercado? ¿Quizás adentro?  

 

S. Y. El Yatiri, físicamente, está afuera del Qhathu pero, espiritualmente, está dentro de él. Y no se por qué. No se si es por la cuestión de la Inquisición o por algo diferente que se ha vuelto una cosa privada, o simplemente por que trabajan con la dimensión intangible de la vida, ellos actúan también en ese espacio, porque los comerciantes no pueden hacer eso públicamente, salvo en casos excepcionales, como el mes de Agosto. Aunque ahora el Yatiri está ya saliendo. Generalmente lo hacen privadamente, como una consulta privada a la familia o al negocio. Entonces el Yatiri les atiende. No les atiende así nomás, sino mediante  la consulta a las hojas de Coca. La hoja de Coca es la base incluso para  mirar si la consulta es para él o si, de repente, es para otro maestro. Entonces el Yatiri tiene que guiarse por la lectura de la hoja de Coca. Digamos que eres atendido por él. Va a mirar las hojas de Coca en istalla: “si yo puedo atender: diagnostica  el mal que tienes; dice: vamos curarte de esta manera”. Pero, si la Coca le sale negativa, le va indicar: “este trabajo no es para mí; recurre a otro”. Entonces también hay otros que están en la predisposición de atender y, por eso, hay una diversidad jerarquizada de especialistas.

 

Entonces aquí hay que hacer esta diferencia: unos que manejan la energía diurna: el Yatiri, y otros que manejan la energía nocturna: el Chamakani. El Chamakani tiene que ver con las energías de la oscuridad y el otro, el Yatiri, trabaja con las energías de la claridad. Pero el rito, el más importante, puede hacer al medio día o a la media noche. No se por qué. Parece que hay mayor carga de energía espiritual y  mejor recepción, al medio día y a media noche. El Yatiri puede trabajar de la mañana hasta el medio día. No puede hacer por la tarde,  pues esta energía es del Chamakani que se encarga de la tarde hasta la medianoche; éste, a su vez, no puede hacer al amanecer. Entonces,  el Chamakani gestiona y armoniza las energías, de la tarde a la medianoche como máximo. El Yatiri, del amanecer hasta el mediodía. Estas son las cosas que vamos descubriendo. Esto hay que relacionar con el producto de lo que he dicho sobre la feria:  qulqa qalqu tampu. ¿Qué tipo de recursos requieren de la energía de la noche y qué tipo de recursos requieren de la energía del día? Según eso, va atender el Yatiri al comerciante, según su actividad va dedicando su energía y atendiendo a los comerciantes.  Eso es una cadena, tejida como textil, por la espiritualidad y la cosmovisión andina.  

 

D. T. ¿Una cadena? 

 

S. Y. Sí, una cadena tejida, que hay que estudiar y entender.  

 

D. T. ¿Es posible que la cadena llegue a ser lo que parece hoy, por el hecho de haber sido marginada por la colonización o piensas que, en el tiempo antiguo, era también una cosa privada? Pregunto eso porque, en los mercados africanos, están en el centro del mercado.

 

S. Y. Es posible que esté en un estado mezclado indistintamente como en el ayllu que también se presenta así. Así como hay linajes sociales,  también hay linajes de sabios. No todos los comuneros pueden ser sabios. Hay linajes que tienen alguna señal natural. Por ejemplo, el maestro don Ramón siempre se reclama de que es Kallawayu. Hay dos comunidades que tienen tradiciones kallawaya: Chajaya y Curva. Siempre dicen que vienen de las familias de tradición kallawaya. De la misma manera, hay quienes vienen de familias yatiri. Pero, a su vez, hay también quienes nacen con señales naturales: algunos tienen seis dedos en la mano o en los pies; otros tienen orejitas sobre las orejas; otros tienen la lengua redonda; otros tienen dobles terminaciones del cuero cabelludo: doble sunaqi o, finalmente, hay a quienes les ha caído el rayo, Illapa: ellos son buenos yatiris. Los otros son simuladores de yatiris nomás. Entonces resulta que esto siempre hay en la comunidad. Y esos atienden. Ellos saben donde están. Normalmente están en la humildad, pero son portadores de la sabiduría andina. También es gente en una edad avanzada. Hay jóvenes yatiris, pero aun no pueden atender. Pasada una cierta edad avanzada, ya son yatiris. Este está presente hoy. 

 

Pero en la Feria de la 16 de Julio hay otra particularidad que aún no se entiende bien. Tengo un mapa que hemos construido para ver el funcionamiento del espacio-territorial, eso que Carlos Milla llama la Ruta de Viracocha y Javier Lajo Qhapaq Ñan, espacio por donde han entrado los Pizarro y Almagro, cuando pasó lo que tu llamas quiproquo histórico, cuyo eje territorial viene de Cajamarca a Potosí, pasando por Cuzco, el lago Titicaca, Tiwanaku, Paria y Potosí.  En ese eje territorial, hay una faja que, en nuestro criterio, concentra la mayor carga de energía espiritual.  Ahí están los consagradores de los yatiris, porque  ellos, los yatiris, se consagran en ese espacio, justamente. Este espacio, la gente de los andes lo considera como el de mayor carga de energía espiritual. ¡Eso no es así nomás!.

 

Resulta, pues,  que allí está, puntual y espacialmente, ubicado el Qhathu de la  16 de Julio y también los yatiri están allí: todo el entorno –la ribera- de la Ceja está poblado de las casetas/consultorios de los yatiris. Eso es otro de los elementos que hemos encontrado en la Feria de la 16 de julio.

 

Todo esto, por la inquisición religiosa, los cristianos lo encubren con una proliferación de templos cristianos: católicos y protestantes. A los maestros yatiris los designan con la categoría despectiva de brujos. Pero, dentro la lógica de la cosmovisión andina, no son brujos, son administradores/gestores/emuladores/suministradores de las energías espirituales que insuflan hacia la materialidad de las cosas. Para el cristianismo, los ritualistas andinos son considerados como diabólicos, paganos, idólatras, pero, para nosotros, son los maestros sabios que saben administrar y armonizar las energías de la vida. Por eso digo que, espacialmente, están ubicados allí, en La Ceja, al lado de todo el expendio de la materialidad del Qhathu. Desde allí controlan y suministran la energía espiritual. Allí la gente va a consultar y complementar la energía espiritual. Es mas, eso de la gestión de las energías espirituales  es complementado con otro acto que es el pijchar las hojas de Coca. Los martes y viernes, días de mayor carga de energía espiritual, todos los aymaras y los qhichwas pijchan, esos días por las tardes y las noches, sobre todo los viernes, se reúnen, conversan  pijchando la Coca, intercambian ideas, pensamientos,  conversan sobre la experiencia y los proyectos de vida, haciendo simultáneamente alguna actividad productiva. 

 

D. T. ¿En el mercado o afuera?

 

S. Y. Pueden venir al mercado o a su casa. Se reúnen y  pijchan porque saben que son días de mayor carga de energía espiritual. Los cristianos dicen que son energías malas; que estos días, martes y viernes, son diabólicos, por tanto días malignos. El Qhathu se realiza dos veces a la semana: los días jueves y los domingos. Los domingos es más concurrido; el jueves relativamente menos, pero también es concurrido. Lo interesante es que toda la gente va y viene, hasta de la zona sur de La Paz van a comprar ropa y otros enseres.

 

Pero, lo más importante es que hemos hecho seminarios, por ejemplo, con la asociación de comerciantes de auto repuestos y ramas anexas. Primero nos observaban con duda y escepticismo: ¡habían ya visto tantas otras entrevistas y conversaciones! Pero cuando hablamos con afectividad y de corazón,  ¡phuuucha! Se desató una celebración por los alcances del evento. Hasta horas avanzadas no nos querían soltar. Se han sentido identificados con los temas  que hemos tocado. Hemos llegado al corazón mismo de los actores de la asociación. Es decir, han recibido taqi chuyma. Allí la gente hasta ahora no quisieran soltarnos, quieren compartir. ¿Qué ha sido nuestro aporte?: las ideas y una wiphala.  Hemos hecho bordar un estandarte de wiphala con el nombre de la asociación, que hemos entregado en la conclusión del evento. ¡Hoooo! ¡Eran felices! Ellos, en el desfile de Agosto, han marchado con eso. Mientras otros tenían banderas bolivianas, ellos han preferido manejar esto. Y ¿la celebración de eso? Nos hemos invitado con cajas de cerveza, una después de la otra. ¡Hoooo! ¡La celebración! ¡Hasta decir basta! Entonces eso me hace dar cuenta sobre la extensión de las acciones del Qhathu. Allí preguntamos si todos bailan. La respuesta fue “todos somos parte de la asociación y como tales  bailamos en 16 de Julio”. Claro que bailan otros también, pero principalmente sobre la base de ellos. Entonces eso sigue siendo parte de la Feria y del circuito económico.

 

Todo esto es parte de un trabajo mayor donde estamos muy motivados con Jacqueline Michaux y Javier Medina para estudiar y entender el Gran Poder. ¿Por qué se llama gran poder? El Gran Poder es la celebración de los comerciantes aymaras, de la zona circundante a la iglesia de Jesús del Gran Poder que está en la hoyada. Ellos también celebran el trabajo del qhathu en esa zona. Ahora en el 16 de Julio hay también Entrada parecida al Gran Poder. La Entrada se realiza cada 16 de Julio de cada año. Ese día hacen la Entrada. Todo ello está relacionado al Qhathu.

 

Ahí encuentras  la interacción de estos tres elementos: producción, feria y celebración. Son cosas que funcionan interrelacionadas. No se puede separar y mirar sólo la Fiesta, sólo la Feria, ni solo la Producción. Los talleres todos están relacionados con la Feria y la Fiesta de celebración, en este caso la Entrada del 16 de julio. 

 

El método Uta y la Palabra de Unión  

 

D. T. En tu método UTA hay algo que no me está claro. ¿Cómo entiendes el trabajo del entorno y del contorno? Me parece que has inventado un método de investigación nuevo. ¿Puedes explicarme cómo es?  

 

S. Y. Mira, Uta en aymara, tiene dos sentidos. Uno, es casa, la morada humana, pero también se entiende como casa cosmológica, todo el conjunto; el planeta tierra puede ser nuestra casa, por ejemplo. Pero nosotros la utilizamos como una sigla que evoca el juego interaccionado de dos parcialidades armonizadas en el taypi, que es parte y práctica de la organización del ayllu y de la marka. La U, de UTA, se refiere a Unrinsaya; espacio de la saliente del sol; la A se refiere a Aransaya, espacio de la entante del sol. Entre urinsaya y aransaya buscan el taypi, la T de UTA, el chawpi en qhichwa. En la investigación del Qhathu hemos aplicado eso de la siguiente manera. La opinión o reflexión de los investigadores la consideramos como una parcialidad, digamos: urin-saya del conocimiento del qhathu y la opinión de los comerciantes como la otra parcialidad de aran-saya, para encontrar la razón del conocimiento en la interacción de ambas, en lo que llamamos taypi. El taypi como el conocimiento armonizado, profundo y renovado.  

 

D. T. Al respecto de esto, lo que me pregunto es lo siguiente. ¿Podemos concebir el taypi como la parte mediana entre dos opuestos? Tengo la impresión que el taypi es más bien la expresión unitaria que compite con la visión de oposición urin / aran. Es decir, que el hombre tendría la habilidad de hablar en términos de la Palabra de Oposición, mientras que la mujer tendría la responsabilidad de expresarse con la Palabra de Unión, al que se refiere el taypi. También en las organizaciones sociales veo que los ayllus son opuestos …

 

S. Y. … sí, pero complementarios reciprocamente, eso es claro  

 

D. T. … son opuestos  por dos, cuatro, etcétera,  mientras que la marka es la unidad de todos. Son dos expresiones y no se puede decir que la marka es la parte mediana  entre dos o cuatro  ayllus.

 

S. Y. La marka, ma-arka, en aymara, es el camino a seguir de los antepasados por los hijos y el ayllu, jatha qulqa, que significa semillero cultivador de los recursos y las riquezas de un pueblo. Entonces, pues, se trata de instituciones semilleros que cultivan los recursos naturales y las riquezas, pero en la ruta y camino de los antepasados. Ahora bien, el encuentro de los ayllus se realiza justamente en la marka, es decir, donde se encuentra la ruta de las energías armonizadas orientadas hacia el bienestar y la armonía de todos sin exclusión.

 D. T. …no es la parte mediana…  

 

S. Y. …puede estar, incluso, a un lado de la marka, la sede de todo eso; pero lo interesante es que allí se hace t’inkhu para la armonía y la unidad de las energías ... 

D. T. … un lado, pero como el conjunto de los ayllus…  

 

S. Y. … el conjunto de todos los ayllus. La marka quiere decir también que esté ahí el Contorno y el Entorno, puesto que los ayllus en la marka tienen sus partes correspondientes con quienes hacen el t’inqhu.

 

D. T. ¿Has dicho el Contorno? Entonces no se cuándo hablas del taypi. No entiendo si el método parte del Contorno de la totalidad o de la Parte mediana entre los opuestos. 

Muyta-muyt’a: contorno-entorno

 

S. Y. ¡A ver! Déjame explicar. ¡Mira! ¿Qué pasa en este momento?  Estamos conversando. Tú tienes algunas dudas respecto a mis escritos. El investigador, en este caso yo, también tenía algunas dudas con los otros del equipo, para conversar con los concurrentes en la Feria. Entonces yo transmito a los concurrentes algunos elementos hipotéticos acerca de la Feria y los concurrentes, a su vez,  también emiten otros elementos. Entonces  yo aporto con una “parcialidad de conocimientos” y los otros concurrentes también aportan con otra “parcialidad de conocimientos”. Entonces, ni yo tengo la razón al cien por ciento, ni los otros tampoco tienen la razón al cien por ciento. Por decir, unos aportan con el 50% y los otros con el otro 50%, así construimos la unidad y la totalidad del conocimiento de la realidad de la Feria. Entonces, la razón la encontraremos en el juego de interacción de ambas visiones: la visión mía con la visión de los concurrentes a la Feria. Esto es lo que considero una UTA. Aquí, el rol del taypi es una especie de energía que hace la unidad, la totalidad en armonía. Un conocimiento renovado profundo. Pero como eso tiene que ver con los productos agropecuarios, que son productos de la pacha mama; también hay productos que no son agropecuarios que tienen, a su vez, sus asociaciones; eso lo consideramos como Contorno inmediato del qhathu y lo que le sigue es el Entorno. Ahora esto es otra dimensión del método de investigación y tiene relación con la ciclicidad del proceso. La exposición de la materialidad de los productos en el qhathu como muyta/contorno y la espiritualidad como acción de los yatiri que esta fuera o en las riberas del qhathu, eso lo consideramos muyt’a/entorno

 

Ahora bien, tengo cierta dificultad en clarificar entre Contorno y Entorno, no así en aymara. Vayamos al idioma. En  aymara muyta  es Contorno  y muyt'a es el Entorno. Un ejemplo. Cuando en el ayllu se siembra la papa hay muyta de las familias del ayllu; es decir, muyta significa su participación física. En cambio muyt'a significa recoger las energías no físicas del entorno del ayllu; muyt´a es entonces una especie de vacío, algo no material, intangible, pero que es parte de la vida del ayllu. Con el método UTA se logra la unidad de lo material y de lo espiritual: el manejo de las energías físicas y de las energías sutiles. Ahora bien, en el qhathu, la muyt´a es lo que producen los yatiris como maestros espirituales. Sin ellos, el qhathu no estaría completo. Así, pues, la muyta es el Contorno tangible y la muyt'a es el Entorno intangible. Esos dos dinámicas son importantes para entender el proceso del qhathu: el procesamiento de las energías materiales y espirituales. 

 

Llamayu y tallma: la cosecha y el rebusque 

Apliquemos el método UTA a la cosecha. La cosecha de papas, o de cualquier otro producto, se llama llamayu. Todos sabemos que al cosechar no se cosecha todo al cien por ciento. Siempre quedan algunas papas que no se cosechan; quedan ocultadas o tapadas. Entonces viene el rebusque. Eso en aymara decimos tallma. Este concepto también lo hemos aplicado en la investigación de la Feria. Con las primeras visitas hemos ido a cosechar -llamayu- información de los comerciantes. Luego, una vez procesada esa información, algunas cosas seguíamos sin entender, entonces hemos ido al rebusque -tallma- a las fiestas y otras celebraciones donde se manifiesta su otro yo. Entonces, en el rebusque, hemos encontrado información muy valiosa.

 

En esto consiste básicamente el método. Por un lado, pues, el UTA como proceso de interacción de parcialidades que hacen la unidad y la armonía de las energías, en nuestro caso: conocimiento. Por otro lado, la interacción cíclica de el muyta y la muyt'a, que sirve para mirar el Contorno tangible y el Entorno intangible del proceso, es decir, la gestión de energías materiales y espirituales. A ello se suma el recojo de la información como cosecha, llamayu, y como rebusque, tallma. Con todo eso construimos yampas, una suerte de maquetas de ideas, como parte del procesamiento y vaciado de la información. Más o menos, con eso empezamos a procesar el documento del trabajo. No hemos podido filmar, pero tenemos grabaciones y fotos.

 

 D. T. Todo lo que has dicho me parece jugar con la unión, con la reunión, con el conjunto. Tú vas a buscar, cada vez, una esfera más amplia. Primero lo local, luego, más lejos y buscas siempre para hacer un conjunto de todas las cosas y todo viene al centro y lo que llamas “parcialidades” es solamente, en este caso, «tú frente a todos», pero no eres una “parcialidad” porque eres el centro. Todas estas informaciones vienen a ti, vienen al centro. Tu eres la palabra del todo, la palabra que va a dar sentido al todo incluido el Contorno y el Rebusque. Y eso, me parece más la Palabra de Unión que la Palabra de Oposición, porque es una falsa oposición decir que el centro es una “parcialidad” frente al conjunto.

 

S. Y. No es oposición; es más bien una complementariedad; una especie de armonía. Tal vez, no es unión sino, más bien, una armonización, una sintonización de las energías materiales y espirituales por medio del taypi.  

 

D. T. De acuerdo. Para mí, la palabra de “parcialidad”, en esta parte de tu trabajo, no me parece bien ubicada porque hace pensar en el trabajo clásico de los etnólogos que siempre ven las cosas de manera dualista, por la Palabra de Oposición, cuando estamos dentro de otra perspectiva que es, tal vez, monista. La totalidad prima sobre las divisiones; es más fuerte que las divisiones. No quiero decir que no existen las divisiones. Al contrario, existen, pero se unen; existen pero se reúnen. Si estoy diciendo eso es que este método UTA me parece nuevo. Es una invención, tal vez, tan fuerte como la de la triada de la primera entrevista.

 

Hay, actualmente, sólo análisis por divisiones del todo en partes, y oposiciones de unas partes con las otras, como se dice que, en un organismo, el corazón tiene tal función, el hígado tal función, etc., pero es por dicotomías que trabajan los analistas cuando, por el contrario, tu no  trabajas por dicotomías sino que buscas que cada cosa pueda participar, participe…

 

S. Y. Es más por integralidad armonizada, de fuerzas y energías complementarias que dan sentido a la vida …

 

D. T. …para la integralidad del todo.

 

S. Y. Uso parcialidades como complementarias de una unidad complementaria y armonizada  

 

D. T. ¡Claro! Cosas complementarias son cosas, sin embargo, bien distintas que guardan su individualidad y que se articulan como las ruedas del coche …

 

S. Y. …con el eje. Hay que diferenciar las dinámicas complementarias de la mecánica, el problema también es manejo o gestión de lógicas y paradigmas de vida…

 

D. T. …son cosas muy distintas que se articulan, cuando, aquí, hay más, a mi parecer, por lo que he entendido, hay mas…

 

S. Y. Sí, sí, tienes razón. Tal vez utilizamos una cosa muy mecánicamente. Pero la idea es categorizar elementos de funcionamiento del ayllu-marka, de la cosmovisión y organización del ayllu-marka en su propia dinámica de funcionamiento. No nos estamos trayendo conceptos o palabras de otro lado, sino de allí, a partir del pensamiento del ayllu, y, a partir de eso, el taypi nos ha inspirado este método; porque tanto la uta, la muyta como la muyt'a son practicados por gente de los ayllus; también, la práctica del llamayu/ la cosecha y el tallma/rebusque son prácticas cotidianas de los comunarios en la actividad agropecuaria…

 

D. T. Hay que dar toda su  importancia al taypi y no reducirlo a la Palabra de Oposición, porque es otra palabra. La Palabra de Oposición, los Aymara, los hombres particularmente, la manejan perfectamente. La cuestión es que se ha dejado de lado otra competencia, otra potencia intelectual que es de hablar por el taypi, por el todo, por el conjunto, por la cosmovisión…

 

 S. Y. …por el holismo. El taypi es como totalidades de factores interaccionados y armonizados, para conocer más profundamente. 

 

La participación feminina 

 

D. T. Una última pregunta. En el mercado y en el trabajo que tu haces ¿cuál es la parte femenina? ¿qué dice la mujer de este método de trabajo? ¿hay un lugar para ella?  

 

S. Y. En la Feria misma, la presencia de la mujer es preponderante. Pero, no había sido sólo la mujer, sino el ser del jaqi/ pareja humana consagrada ritualmente, porque el rol de la familia es más preponderante aún, pues los puestos se atienden por red familiar. Algunos ahí mismo tienen instaladas su red, negocios instalados en diversos lugares, hasta en otros departamentos, atendidos por la red familiar. ¿Qué hacen? Se da una especie de roles y competencias redistribuidos dentro de la familia. Entonces vas a ver que si la mujer está atendiendo, el hombre está buscando productos, viendo cómo proveer de tal manera que la mujer no se preocupe de las mercaderías, que tenga siempre que vender. Por otro lado, a veces, el hombre está en el puesto y la mujer se preocupa de ser complementaria, que no falten cosas, buscando contactos  o cosas así. Hay eso, pero también hay casos que vas a ver solamente hombres o solamente mujeres, que son viudas, solteros, solteronas, pero son muy pocas.

 

Como decía en la parte introductiva del documento, sobre el inicio de la venta en la Feria: ¿Cómo empieza la venta del día?. Si el hombre inicia la compra, está bien: Si me compra una mujer, eso es un poco regular. Si vienen los dos a iniciar, eso es mucho mejor porque es harmónico de ambas energías y le va mejor. Esto nos explica el rol complementario de la pareja que, a su vez, muestra la armonía de las energías masculina-femenina, por un lado, y, por otra lo material y espiritual interaccionados en una unidad. 

 

D. T. Entiendo, pero si es un hombre que vende y viene a comprar otro hombre ¿es mejor o regular?  

 

S. Y. ¡No he hecho esta distinción! Buena pregunta. Tengo que averiguar. También se dice: “Si nuestra vida está bien, si nuestra pareja camina bien, si no hemos hecho ningún traspié, el negocio también nos va ir bien”. El bien tiene que ver con la armonización de ambas energías. Aquí viene eso de taqi chuyma. Pero si la pareja está peleando, el negocio también va ir mal. Esto nos dice que el negocio depende de la gestión y armonía de las energías de la pareja.

 

Aquí tienes, otra vez,  la complementariedad del hombre y de la mujer; la armonía de las energías de ambos, como base de la confianza recíproca. Cuando están hombre y mujer en las actividades, se frenan mutuamente, se controlan emocionalmente y esta situación, me parece, produce una suerte de espiritualidad que es difícil, para mí, separar y decir, en el negocio, esta es la parte del hombre y esta otra es la parte de la mujer, pero si el negocio es del jaqi de la familia. Ahora esto del jaqi así como la pacha es el semillero de la paridad interaccionada de la estructura del pensamiento y la lógica andina.   

 

D. T. Lo que he preguntado también era ¿Cuál es la parte de participación de la mujer en el quipo de investigación?

 

S. Y. El PIEB nos ha obligado a dos hombres y una mujer. La mujer es agrónoma. Hace más trabajo de campo, contactos. No se ha metido mucho en el trabajo de sistematización, no agarra muy bien eso, pero los contactos y el trabajo de campo ha realizado muy bien.

 

Mi esposa, sin ser parte del equipo de investigación, me ha acompañado para las entrevistas. Ha logrado los contactos para las entrevistas con mayor rapidez que yo. Yo no puedo entrar fácilmente en las famillas, pero ella entra con facilidad. Aquí es importante destacar el idioma, pues la lengua facilita mucho, así como los elementos culturales. El rol de la mujer es importantísimo, pero no aislado de la institucionalidad de la familia.   

 


[1] E-1, Pezennes les Mines, Francia, 24 /09/06.